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los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos, y la escalinata por la cual él subía a[a] la casa del Señor, se quedó sin aliento[b]. Entonces le dijo al rey: «¡Era verdad lo que había oído en mi tierra acerca de sus palabras y de su sabiduría! Pero yo no podía creer lo que me decían, hasta que he venido y mis propios ojos lo han visto. No se me había contado ni la mitad. Usted supera en sabiduría y prosperidad la fama que había oído.

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Footnotes

  1. 10:5 O y su holocausto que ofrecía en.
  2. 10:5 Lit. no hubo más espíritu en ella.