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Los filisteos se reunieron, vinieron y acamparon en Sunem. Saúl reunió a todo Israel, y ellos acamparon en Gilboa. Al ver Saúl el campamento de los filisteos, se atemorizó, y su corazón se estremeció en gran manera. Entonces Saúl consultó al SEÑOR, pero el SEÑOR no le respondió ni por sueños ni por Urim ni por los profetas.

Entonces Saúl dijo a sus servidores:

—Búsquenme una mujer que sepa evocar a los muertos, para que yo vaya a ella y consulte por medio de ella.

Sus servidores le respondieron:

—He aquí que en Endor hay una mujer que sabe evocar a los muertos.

Saúl se disfrazó poniéndose otra ropa, y fue con dos hombres. Llegaron de noche a la mujer, y él dijo:

—Por favor, evócame a los muertos y haz que suba quien yo te diga.

Pero la mujer le respondió:

—He aquí, tú sabes lo que ha hecho Saúl; cómo ha eliminado del país a los que evocan a los muertos y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones una trampa a mi vida para causarme la muerte?

10 Saúl le juró por el SEÑOR, diciendo:

—¡Vive el SEÑOR, que ningún mal te vendrá por esto!

11 Entonces la mujer preguntó:

—¿A quién haré que suba?

Él respondió:

—Haz que suba Samuel.

12 Al ver la mujer a Samuel, gritó fuertemente. Y la mujer habló a Saúl diciendo:

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