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33 ―¡Arrójenla por la ventana! —les ordenó Jehú.

Ellos la arrojaron por la ventana, y su sangre salpicó la muralla y a los caballos que la pisotearon.

34 Entonces Jehú entró en el palacio para comer y beber. Después dijo:

―Que alguien vaya y sepulte a esta mujer maldita, porque es hija de un rey.

35 Pero cuando salieron para sepultarla, encontraron solamente la calavera, los pies y las manos.

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