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51 »¡Tercos! ¡Infieles! ¿Hasta cuándo van a estar resistiendo al Espíritu Santo? Claro, ¡de tal palo tal astilla! 52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados, que hasta mataron a los que predijeron la venida del Justo, que ustedes acaban de traicionar y asesinar? 53 Sí, ustedes que quebrantan la ley que recibieron de mano de los ángeles».

Muerte de Esteban

54 Los jefes judíos, al escuchar la acusación de Esteban, crujían los dientes y rabiaban de furia contra él. 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, elevó los ojos al cielo y contempló la gloria de Dios y a Jesús a la derecha de Dios.

56 ―¡En este mismo instante —les dijo— veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!

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