Deuteronomio 26:16-30:20
Reina Valera Revisada
16 Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma.
17 Has declarado solemnemente hoy que Jehová es tu Dios, y que andarás en sus caminos, y guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz.
18 Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos;
19 a fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para loor y fama y gloria, y para que seas un pueblo santo a Jehová tu Dios, como él ha dicho.
Orden de escribir la ley en piedras sobre el monte Ebal
27 Ordenó Moisés, con los ancianos de Israel, al pueblo, diciendo: Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy.
2 Y el día que pases el Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes, y las revocarás con cal;
3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho.
4 Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás con cal;
5 y edificarás allí un altar a Jehová tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro.
6 De piedras enteras edificarás el altar de Jehová tu Dios, y ofrecerás sobre él holocausto a Jehová tu Dios;
7 y sacrificarás ofrendas de comunión, y comerás allí, y te alegrarás delante de Jehová tu Dios.
8 Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.
9 Y Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel; hoy has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios.
10 Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy.
Las maldiciones en el monte Ebal
11 Y mandó Moisés al pueblo en aquel día, diciendo:
12 Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: (las tribus de) Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.
13 Y estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: (las tribus de) Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.
14 Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta voz:
15 Maldito el hombre que haga escultura o imagen de fundición, abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la ponga en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
16 Maldito el que deshonre a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.
17 Maldito el que reduzca el límite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo: Amén.
18 Maldito el que haga errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén.
19 Maldito el que pervierta el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén.
20 Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre. Y dirá todo el pueblo: Amén.
21 Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia. Y dirá todo el pueblo: Amén.
22 Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.
23 Maldito el que se acueste con su suegra. Y dirá todo el pueblo: Amén.
24 Maldito el que hiera a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén.
25 Maldito el que reciba soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén.
26 Maldito el que no confirme las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Bendiciones de la obediencia
28 Acontecerá que si oyes atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyes la voz de Jehová tu Dios.
3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.
4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.
5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.
6 Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.
7 Jehová derrotará a tus enemigos que se levanten contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.
8 Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pongas tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da.
9 Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Jehová tu Dios, y andas en sus caminos.
10 Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.
11 Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.
12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.
13 Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas,
14 y si no te apartas de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.
Consecuencias de la desobediencia
15 Pero acontecerá, si no oyes la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.
16 Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo.
17 Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar.
18 Maldito el fruto de tu vientre, el fruto tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas.
19 Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir.
20 Y Jehová enviará contra ti la maldición, el desastre y la amenaza en todo cuanto pongas tu mano para hacerlo, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado.
21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.
23 Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro.
24 Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.
25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás objeto de horror para todos los reinos de la tierra.
26 Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante.
27 Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de los que no podrás ser curado.
28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu;
29 y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.
30 Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás.
31 Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.
32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano.
33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo se lo comerá un pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días.
34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos.
35 Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.
36 Jehová te llevará a ti, y al rey que haya puesto sobre ti, a una nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allí servirás a dioses ajenos, de madera y de piedra.
37 Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová.
38 Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá.
39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá.
40 Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá.
41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio.
42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta.
43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará a costa tuya cada vez más alto, y tú caerás cada vez más bajo.
44 Él te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola.
45 Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó;
46 y serán por señal y por prodigio, sobre ti y sobre tu descendencia para siempre.
47 Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, cuando abundabas en todas las cosas,
48 servirás a tus enemigos que enviará Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.
49 Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entenderás;
50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño;
51 y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.
52 Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios te haya dado.
53 Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el asedio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo.
54 El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la esposa de su corazón, y al resto de sus hijos que le queden;
55 para no dar a ninguno de ellos de la carne de sus hijos, que él estará comiendo, por no haberle quedado nada, en el asedio y el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades,
56 La tierna y la delicada entre vosotros, que no osaría sentar sobre la tierra la planta de su pie, de pura delicadeza y ternura, mirará con malos ojos al esposo de su corazón, e incluso a su hijo y a su hija,
57 y aun al bebé que corretea entre sus pies, y a sus hijos que haya dado a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.
58 Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y terrible: JEHOVÁ TU DIOS,
59 entonces Jehová aumentará prodigiosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;
60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.
61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.
62 Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová tu Dios.
63 Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión de ella.
64 Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.
65 Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo: pues allí te dará Jehová corazón miedoso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;
66 y tendrás tu vida como pendiente de un hilo delante de ti, y estarás con miedo de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida.
67 Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde!; y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuese la mañana!, por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.
68 Y Jehová te hará volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volverás; y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá quien os compre.
Pacto de Jehová con Israel en Moab
29 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.
2 Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra,
3 las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas.
4 Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.
5 Y yo os he conducido cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha gastado sobre vuestro pie.
6 No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios.
7 Y llegasteis a este lugar, y salieron Sehón rey de Hesbón y Og rey de Basán delante de nosotros para pelear, y los derrotamos;
8 y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media tribu de Manasés.
9 Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hagáis.
10 Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel;
11 vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua;
12 a punto de entrar en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy contigo,
13 para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento,
15 sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.
16 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado;
17 y habéis visto sus monstruosas abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo.
18 No haya, pues, entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,
19 y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga a sí mismo en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, de suerte que con la embriaguez quite la sed.
20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces se encenderá la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo;
21 y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para su desgracia, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley.
22 Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vean las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de las que Jehová la habrá hecho enfermar
23 (azufre y sal, tierra quemada, eso es su tierra entera; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Admá y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira);
24 y aún, todas las naciones preguntarán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira?
25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto,
26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses a los que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado.
27 Por eso, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro;
28 y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los ha arrojado a otro país, donde hoy están.
29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Condiciones para la restauración
30 Sucederá que cuando hayan venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepientas en medio de todas las naciones adonde te haya arrojado Jehová tu Dios,
2 y te conviertas a Jehová tu Dios, y obedezcas a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te haya esparcido Jehová tu Dios.
4 Aun cuando tus desterrados estén en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;
5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.
6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
7 Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron.
8 Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.
9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tus entrañas, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,
10 si obedeces a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; si te conviertes a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.
12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?
13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?
14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;
16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
17 Mas si tu corazón se aparta y no oyes, y te dejas extraviar, y te inclinas a dioses ajenos y les sirves,
18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.
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