Deuteronomio 32:3-14
Nueva Versión Internacional
3 Proclamaré el nombre del Señor.
¡Alaben la grandeza de nuestro Dios!
4 Él es la Roca, sus obras son perfectas,
y todos sus caminos son justos.
Dios es fiel; no practica la injusticia.
Él es recto y justo.
5 Actuaron contra él de manera corrupta;
para vergüenza de ellos, ya no son sus hijos; ¡son una generación torcida y perversa!
6 ¿Y así pagas al Señor,
pueblo tonto y sin sabiduría?
¿Acaso no es tu Padre, tu Creador,
el que te hizo y te formó?
7 Recuerda los días de antaño;
considera las generaciones pasadas.
Pídele a tu padre que te lo diga,
y a los jefes que te lo expliquen.
8 Cuando el Altísimo dio su herencia a las naciones,
cuando dividió a toda la humanidad,
estableció límites a los pueblos
según el número de los hijos de Israel.
9 Porque la porción del Señor es su pueblo;
Jacob es su herencia asignada.
10 Lo halló en una tierra desolada,
en la rugiente soledad del yermo.
Lo protegió y lo cuidó;
lo guardó como a la niña de sus ojos;
11 como un águila que agita el nido
y revolotea sobre sus polluelos,
que despliega su plumaje
y los lleva sobre sus alas.
12 Solo el Señor lo guiaba;
ningún dios extraño iba con él.
13 Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra
y lo alimentó con el fruto de los campos.
Lo nutrió con miel de la peña,
y con aceite que hizo brotar de la más dura roca;
14 con mantequilla y leche de las vacas y ovejas,
y con cebados corderos y cabritos;
con toros selectos de Basán
y las mejores espigas del trigo.
Bebió la sangre espumosa de la uva.
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