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«Hijo de hombre, dile al príncipe de Tiro: “Así dice el Señor Dios:

‘Aun cuando tu corazón se ha enaltecido
Y has dicho: “Soy un dios,
Sentado estoy en el trono de los dioses,
En el corazón de los mares”,
No eres más que un hombre y no dios(A),
Aunque hayas puesto tu corazón como el corazón de un dios.
-’Tú eres más sabio que Daniel;
Ningún secreto te es oculto(B).
-’Con tu sabiduría y tu entendimiento
Has adquirido riquezas para ti,
Y has adquirido oro y plata para tus tesoros(C).
-’Con tu gran sabiduría, con tu comercio,
Has aumentado tus riquezas(D),
Y se ha enaltecido tu corazón a causa de tus riquezas(E).
-’Por lo cual, así dice el Señor Dios:
“Por cuanto has puesto tu corazón
Como el corazón de un dios(F),
Por tanto, voy a traer sobre ti extranjeros(G),
Los más crueles de entre las naciones.
Y ellos desenvainarán sus espadas(H)
Contra la hermosura de tu sabiduría
Y profanarán tu esplendor.
-”Te harán bajar al sepulcro,
Y morirás con la muerte de los que mueren
En el corazón de los mares(I).
-”¿Dirás aún: ‘Un dios soy’,
En presencia de tu verdugo,
Tú que eres un hombre y no Dios,
En manos de los que te hieren?
10 -”Con la muerte de los incircuncisos morirás
A manos de extraños,
Porque Yo he hablado”, declara el Señor Dios(J)’”».

11 Vino a mí de nuevo la palabra del Señor: 12 «Hijo de hombre, eleva una elegía sobre el rey de Tiro(K) y dile: “Así dice el Señor Dios:

‘Tú eras el sello de la perfección,
Lleno de sabiduría y perfecto en hermosura.

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