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en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Así llegó a ser superior a los ángeles en la misma medida en que el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos.

Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

«Tú eres mi hijo;
    hoy mismo te he engendrado»;[a]

y en otro pasaje:

«Yo seré su padre,
    y él será mi hijo»?[b]

Además, al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice:

«Que lo adoren todos los ángeles de Dios».[c]

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Footnotes

  1. 1:5 Sal 2:7
  2. 1:5 2S 7:14; 1Cr 17:13
  3. 1:6 Dt 32:43 (según Qumrán y LXX).