Lucas 15
Almeida Revista e Corrigida 2009
As parábolas da ovelha e da dracma perdidas
15 E chegavam-se a ele todos os publicanos e pecadores para o ouvir. 2 E os fariseus e os escribas murmuravam, dizendo: Este recebe pecadores e come com eles.
3 E ele lhes propôs esta parábola, dizendo: 4 Que homem dentre vós, tendo cem ovelhas e perdendo uma delas, não deixa no deserto as noventa e nove e não vai após a perdida até que venha a achá-la? 5 E, achando-a, a põe sobre seus ombros, cheio de júbilo; 6 e, chegando à sua casa, convoca os amigos e vizinhos, dizendo-lhes: Alegrai-vos comigo, porque já achei a minha ovelha perdida. 7 Digo-vos que assim haverá alegria no céu por um pecador que se arrepende, mais do que por noventa e nove justos que não necessitam de arrependimento.
8 Ou qual a mulher que, tendo dez dracmas, se perder uma dracma, não acende a candeia, e varre a casa, e busca com diligência até a achar? 9 E, achando-a, convoca as amigas e vizinhas, dizendo: Alegrai-vos comigo, porque já achei a dracma perdida. 10 Assim vos digo que há alegria diante dos anjos de Deus por um pecador que se arrepende.
A parábola do filho pródigo
11 E disse: Um certo homem tinha dois filhos. 12 E o mais moço deles disse ao pai: Pai, dá-me a parte da fazenda que me pertence. E ele repartiu por eles a fazenda. 13 E, poucos dias depois, o filho mais novo, ajuntando tudo, partiu para uma terra longínqua e ali desperdiçou a sua fazenda, vivendo dissolutamente. 14 E, havendo ele gastado tudo, houve naquela terra uma grande fome, e começou a padecer necessidades. 15 E foi e chegou-se a um dos cidadãos daquela terra, o qual o mandou para os seus campos a apascentar porcos. 16 E desejava encher o seu estômago com as bolotas que os porcos comiam, e ninguém lhe dava nada. 17 E, caindo em si, disse: Quantos trabalhadores de meu pai têm abundância de pão, e eu aqui pereço de fome! 18 Levantar-me-ei, e irei ter com meu pai, e dir-lhe-ei: Pai, pequei contra o céu e perante ti. 19 Já não sou digno de ser chamado teu filho; faze-me como um dos teus trabalhadores. 20 E, levantando-se, foi para seu pai; e, quando ainda estava longe, viu-o seu pai, e se moveu de íntima compaixão, e, correndo, lançou-se-lhe ao pescoço, e o beijou. 21 E o filho lhe disse: Pai, pequei contra o céu e perante ti e já não sou digno de ser chamado teu filho. 22 Mas o pai disse aos seus servos: Trazei depressa a melhor roupa, e vesti-lho, e ponde-lhe um anel na mão e sandálias nos pés, 23 e trazei o bezerro cevado, e matai-o; e comamos e alegremo-nos, 24 porque este meu filho estava morto e reviveu; tinha-se perdido e foi achado. E começaram a alegrar-se.
25 E o seu filho mais velho estava no campo; e, quando veio e chegou perto de casa, ouviu a música e as danças. 26 E, chamando um dos servos, perguntou-lhe que era aquilo. 27 E ele lhe disse: Veio teu irmão; e teu pai matou o bezerro cevado, porque o recebeu são e salvo. 28 Mas ele se indignou e não queria entrar. E, saindo o pai, instava com ele. 29 Mas, respondendo ele, disse ao pai: Eis que te sirvo há tantos anos, sem nunca transgredir o teu mandamento, e nunca me deste um cabrito para alegrar-me com os meus amigos. 30 Vindo, porém, este teu filho, que desperdiçou a tua fazenda com as meretrizes, mataste-lhe o bezerro cevado. 31 E ele lhe disse: Filho, tu sempre estás comigo, e todas as minhas coisas são tuas. 32 Mas era justo alegrarmo-nos e regozijarmo-nos, porque este teu irmão estava morto e reviveu; tinha-se perdido e foi achado.
Lucas 15
La Biblia de las Américas
Parábola de la oveja perdida
15 Todos los recaudadores de impuestos[a](A) y los pecadores se acercaban a Jesús[b] para oírle; 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos(B).
3 Entonces Él les refirió esta parábola, diciendo: 4 ¿(C)Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo[c] y va tras la que está perdida hasta que la halla? 5 Al encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso; 6 y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: «Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido». 7 Os digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
Parábola de la moneda perdida
8 ¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata[d] y pierde una moneda, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta hallarla? 9 Cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas, diciendo: «Alegraos conmigo porque he hallado la moneda que había perdido». 10 De la misma manera, os digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente(D).
Parábola del hijo pródigo
11 Y Jesús dijo: Cierto hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos le dijo al padre: «Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde(E)». Y él les repartió sus bienes[e](F). 13 No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente. 14 Cuando lo había gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se acercó[f] a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. 16 Y deseaba llenarse el estómago[g] de[h] las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Entonces, volviendo en sí, dijo: «¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; 19 ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores”». 20 Y levantándose, fue a su padre. Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó[i](G). 21 Y el hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo[j]». 22 Pero el padre dijo a sus siervos: «Pronto; traed la mejor ropa y vestidlo(H), y poned un anillo en su mano(I) y sandalias en los pies; 23 y traed el becerro engordado, matadlo, y comamos y regocijémonos; 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado(J)». Y comenzaron a regocijarse. 25 Y su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas. 26 Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello. 27 Y él le dijo: «Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado porque lo ha recibido sano y salvo». 28 Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara. 29 Pero respondiendo él, le dijo al padre: «Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos; 30 pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes[k] con rameras(K), mataste para él el becerro engordado». 31 Y él le dijo: «Hijo mío, tú siempre has estado[l] conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32 Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado(L)».
Footnotes
- Lucas 15:1 O, publicanos; i.e., los que explotaban la recaudación de los impuestos romanos
- Lucas 15:1 Lit., El
- Lucas 15:4 Lit., desierto
- Lucas 15:8 Gr., dracmas; una dracma equivalía al salario de un día
- Lucas 15:12 Lit., los medios de vida
- Lucas 15:15 Lit., se unió
- Lucas 15:16 Lit., vientre
- Lucas 15:16 Muchos mss. antiguos dicen: deseaba saciarse de
- Lucas 15:20 Lit., lo besó una y otra vez
- Lucas 15:21 Algunos mss. antiguos agregan: Hazme como uno de tus trabajadores
- Lucas 15:30 Lit., tus medios de vida
- Lucas 15:31 Lit., estás
Copyright 2009 Sociedade Bíblica do Brasil. Todos os direitos reservados / All rights reserved.
