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25 Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa(A)lo han llamado Beelzebú(B), ¡cuánto más a los de su casa!

26 »(C) Así que no les tengan miedo, porque nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse(D) . 27 Lo que les digo en la oscuridad, háblenlo en la luz(E); y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas(F).

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