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¿Por qué permitir que digan las naciones: «¿Dónde está su Dios?».

Porque él está en los cielos, y hace lo que quiere. Pero los ídolos de ellos son imágenes de oro y plata hechas por manos de hombres. No pueden hablar ni ver, aunque tengan ojos y boca. No pueden oír con sus oídos, ni pueden oler con su nariz, ni palpar con sus manos y tienen pies pero no pueden caminar. Ni pueden permitir un solo sonido con su garganta.

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