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Los perversos se enorgullecen de sus planes perversos,
    y los que tienen muchos deseos de ganar dinero rechazan al SEÑOR.
Los perversos dicen que no hay Dios.
    No le consultan nada, porque están llenos de soberbia.
    Dios no cabe dentro de sus planes.
Los malos siempre andan bien;
    las decisiones que tú tomas allá en el cielo, no les interesan.
    Se burlan y se ríen de sus enemigos.

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