Add parallel Print Page Options

La caída de Babilonia

47 ¡Oh Babilonia invicta, ven a sentarte en el polvo, porque tus días de gloria, pompa y honor llegaron a su fin! ¡Oh hija de Caldea, jamás volverás a ser aquella encantadora, tierna y delicada princesa! Toma la pesada piedra y ponte a moler el trigo; quítate el velo, desvístete y exhíbete en público. Desnuda serás puesta en vergüenza. De ti me vengaré y no me arrepentiré.

Así dice nuestro Redentor, el cual salvará a Israel del gran poder de Babilonia, el Señor Todopoderoso es su nombre, el Santo de Israel:

Siéntate callada y en tinieblas, oh Babilonia, jamás se te volverá a llamar «Reina de Reinos».

Read full chapter