Cantares 7 - Isaías 1
La Palabra (Hispanoamérica)
Coro
7 Vuelve, vuelve, Sulamita;
vuelve, vuelve, que te veamos.
¿Qué ven en la Sulamita
cuando danza entre dos coros?
Amado
2 ¡Qué hermosos tus pies
en las sandalias, princesa!
Las curvas de tus caderas
son alhajas fabricadas
por manos de artesanos.
3 Tu ombligo es copa redonda
donde no falta el licor.
Tu vientre, montón de trigo
rodeado de azucenas.
4 Tus dos pechos son dos crías
mellizas de gacela.
5 Torre de marfil, tu cuello;
pozos de Jesbón, tus ojos,
junto a la puerta mayor;
tu nariz, torre del Líbano,
centinela de Damasco.
6 Tu cabeza se levanta
igual que el monte Carmelo,
tu cabello es como púrpura
que a un rey enreda en sus trenzas.
7 ¡Qué hermosa y que dulce eres,
amor mío, qué delicia!
8 Tu talle es una palmera
y tus pechos, los racimos.
9 Dije: “Subiré a la palmera
y recogeré sus dátiles”.
Tus pechos serán racimos de uvas
y tu aliento, aroma de manzanas.
10 Tu paladar es como vino bueno
que me baja suavemente,
remojando los labios y los dientes.
Amada
11 Yo pertenezco a mi amor
que siente pasión por mí.
12 Ven, amor mío, vayamos al campo
y pasemos la noche en las aldeas.
13 De madrugada iremos a las viñas
a ver si están en cierne las vides,
si despuntan los retoños,
si florecen los granados.
¡Y allí te daré mi amor!
14 Las mandrágoras esparcen sus aromas
y a la puerta están todos los frutos,
tanto nuevos como añejos,
que he guardado, amor mío, para ti.
8 ¡Quién te diera ser mi hermano,
criado a los pechos de mi madre!
Si te encontrara en la calle,
incluso podría besarte
sin temor a los reproches.
2 Te llevaría y te entraría
a la casa de mi madre,
donde tú me enseñarías
y yo te serviría el vino oloroso
y mi licor de granadas.
3 En su izquierda reposa mi cabeza,
con su derecha me abraza.
Amado
4 Júrenme, muchachas de Jerusalén
por las gacelas y ciervas del campo,
que no despertarán ni turbarán
al amor hasta que él quiera.
Conclusión
Coro
5 ¿Quién es esa que sube del desierto,
recostada en el hombro del amor?
Amado
Debajo del manzano te desperté,
allí donde te concibió tu madre,
allí donde te concibió y te dio a luz.
Amada
6 Grábame como un sello
sobre tu corazón,
como un sello en tu brazo;
porque el amor es más fuerte que la muerte,
la pasión, más implacable que el abismo.
Sus saetas son saetas de fuego,
llamarada divina.
7 No podrán los océanos
apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
Para el que quiera comprar el amor
con todas sus riquezas,
el más profundo desprecio.
Apéndices
Coro
8 A nuestra hermana pequeña
no le han crecido los pechos.
¿Qué vamos a hacer con ella
cuando vengan a pedirla?
9 Si es una muralla,
la coronaremos
de almenas de plata;
y si es una puerta,
la recubriremos
con tablas de cedro.
Amada
10 Soy una muralla
y mis pechos, torres;
mas seré para él
remanso de paz.
Coro
11 Salomón tenía una viña
en Baal Hamón.
Le dio la viña a los guardas
y cada cual le pagaba
por su cosecha
con mil monedas de plata.
Amada
12 Mi viña, mi propia viña
es sólo mía;
para ti, rey Salomón,
las mil monedas;
y da a los guardas doscientas
por custodiar la cosecha.
Amado
13 Señora de los jardines,
mis compañeros te escuchan,
¡déjame escuchar tu voz!
Amada
14 Amor mío, huye corriendo
como corzo o cervatillo
por las montañas de especias.
PRIMERA PARTE (1—39)
Marco histórico
1 Visión que tuvo Isaías, hijo de Amós, sobre Judá y Jerusalén, en tiempos de Ozías, Jotán, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá.
Oráculos sobre Judá e Israel (1—12)
Dios acusa a su pueblo de infidelidad
2 Oye, cielo; escucha, tierra,
porque va a hablar el Señor.
Hijos hermosos crié,
que se han vuelto contra mí.
3 El buey conoce a su dueño,
el asno, el pesebre del amo;
pero Israel no conoce,
mi pueblo no entiende.
4 ¡Ay del país pecador,
del pueblo abrumado por la culpa:
raza de canallas, prole degenerada!
Han abandonado al Señor,
despreciaron al Santo de Israel,
le han dado la espalda.
5 ¿Dónde seguir golpeándolos,
rebeldes recalcitrantes?
La cabeza es pura llaga,
todo enfermo el corazón;
6 de los pies a la cabeza
nada sano queda en él:
contusiones, cicatrices,
heridas sin restañar,
sin limpiar y sin vendar,
sin suavizar con aceite.
7 Su tierra devastada,
sus pueblos calcinados;
ven cómo de sus campos
se aprovechan extranjeros.
Desolación y desastre como en Sodoma.
8 La capital Sión ha quedado
como choza en una viña,
cual cabaña en melonar,
como una ciudad sitiada.
9 Si el Señor del universo
no nos hubiera dejado un resto,
seríamos como Sodoma,
parecidos a Gomorra.
Nueva acusación: falso culto
10 Escuchen la palabra del Señor,
gobernantes de Sodoma;
oigan la enseñanza de nuestro Dios,
pobladores de Gomorra.
11 ¿Qué utilidad me reportan
sus abundantes sacrificios?
—dice el Señor—.
Estoy harto de holocaustos de carneros,
de la enjundia de cebones;
no me agrada la sangre de novillos,
de corderos y machos cabríos.
12 Cuando entran en mi presencia
y penetran por mis atrios,
¿quién les exige esas cosas?
13 No traigan más ofrendas injustas,
el humo de su cremación
me resulta insoportable.
Novilunio, sábado, asamblea…
no soporto reuniones de malvados.
14 Odio novilunios y fiestas,
me resultan ya insoportables,
intento en vano aguantarlos.
15 Cuando levantan las manos suplicantes,
aparto mi vista de ustedes;
por más que aumenten las oraciones,
no pienso darles oído;
sus manos están llenas de sangre.
16 Lávense, purifíquense;
aparten de mi vista
todas sus fechorías;
dejen ya de hacer el mal.
17 Aprendan a hacer el bien,
tomen decisiones justas,
restablezcan al oprimido,
hagan justicia al huérfano,
defiendan la causa de la viuda.
18 Vengan y discutamos esto,
—dice el Señor—.
Aunque sean sus pecados
tan rojos como la grana,
blanquearán como la nieve;
aunque sean como la púrpura,
como lana quedarán.
19 Si están dispuestos a obedecer,
comerán lo mejor de la tierra;
20 si se niegan y se rebelan,
la espada los comerá.
Es el Señor quien ha hablado.
Jerusalén: Villa Infiel
21 ¡Vean convertida en ramera
a la que era Villa Fiel!
Rebosante de derecho,
albergue de la justicia,
¡ahora rebosa de criminales!
22 Tu plata es escoria,
tu vino está aguado:
23 tus jefes, revoltosos
compadres de ladrones,
amantes de sobornos,
en busca de regalos.
No hacen justicia al huérfano,
rehúyen la defensa de la viuda.
24 Por eso
— oráculo del Señor, Dios del universo,
del Poderoso de Israel —,
pediré cuentas a mis adversarios,
me vengaré de mis enemigos
25 y volveré mi mano contra ti;
te limpiaré de escoria en el crisol,
separaré de ti cuanto sea ganga;
26 haré que tus jueces sean como antes,
y tus consejeros como eran al principio.
Después de esto te llamarán
Ciudad Justa, Villa Fiel.
27 Rescataré a Sión haciendo justicia,
a sus repatriados, fiel a mi decisión.
Culto corrompido
28 Rebeldes y pecadores serán destruidos,
desaparecerán los que abandonan al Señor.
29 Ustedes se sentirán avergonzados
de las encinas que anhelaban,
se llenarán de rubor
los jardines que elegían.
30 Serán como encina
de hojas marchitas,
igual que un jardín
sin nada de agua.
31 El fuerte será la estopa
y sus acciones la chispa:
los dos arderán juntos
sin nadie que los apague.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España