Add parallel Print Page Options

Entonces es necesario que el obispo sea de conducta intachable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospitalario, apto para enseñar no dado al vino, no violento sino amable, no contencioso ni amante del dinero. Que gobierne bien su casa y tenga a sus hijos en sujeción con toda dignidad. Porque si alguien no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?

Read full chapter