Nahúm 1
Nueva Traducción Viviente
1 Este mensaje sobre Nínive vino como una visión a Nahúm, que vivía en Elcos.
La ira del Señor contra Nínive
2 El Señor es Dios celoso,
lleno de ira y venganza.
¡Él toma venganza de todos los que se le oponen
y persiste en su furia contra sus enemigos!
3 El Señor es lento para enojarse, pero su poder es grande
y nunca deja sin castigo al culpable.
Da muestras de su poder en el torbellino y la tormenta;
las nubes ondulantes son el polvo bajo sus pies.
4 Él da la orden y los océanos se secan
y los ríos desaparecen.
Los buenos pastizales de Basán y el Carmelo pierden su verdor,
y los frondosos bosques del Líbano se marchitan.
5 Ante la presencia de Dios las montañas se estremecen
y las colinas se derriten;
la tierra tiembla
y sus habitantes son destruidos.
6 ¿Quién podrá quedar en pie ante su ira feroz?
¿Quién podrá sobrevivir ante su furia abrasadora?
Su furor arde como el fuego,
y ante él las montañas se desmenuzan.
7 El Señor es bueno,
un refugio seguro cuando llegan dificultades.
Él está cerca de los que confían en él.
8 Pero arrasará a sus enemigos[a]
con una inundación arrolladora.
Él perseguirá a sus enemigos
en la oscuridad de la noche.
9 ¿Por qué traman contra el Señor?
¡Él los destruirá de un golpe;
no necesitará golpear dos veces!
10 Sus enemigos, enredados como espinos
y tambaleantes como borrachos,
serán quemados como hierba seca en el campo.
11 ¿Quién es este perverso consejero tuyo
que maquina el mal contra el Señor?
12 Esto es lo que dice el Señor:
«Aunque los asirios tienen muchos aliados,
serán destruidos y desaparecerán.
Oh pueblo mío, yo te castigué anteriormente,
pero no te volveré a castigar.
13 Ahora romperé el yugo de esclavitud de tu cuello
y te quitaré las cadenas de la opresión asiria».
14 Esto es lo que dice el Señor acerca de Nínive, la ciudad de los asirios:
«No tendrás más hijos para perpetuar tu nombre.
Destruiré todos los ídolos en los templos de tus dioses.
¡Estoy preparando una tumba para ti
porque eres despreciable!».
15 [b]¡Miren! ¡Viene un mensajero sobre las montañas con buenas noticias!
Trae un mensaje de paz.
Celebra tus festivales, oh pueblo de Judá,
y cumple todos tus votos,
porque tus enemigos perversos no volverán a invadir tu tierra.
¡Serán destruidos por completo!
Sofonías 3
Nueva Traducción Viviente
Rebelión y redención de Jerusalén
3 ¡Qué aflicción le espera a la rebelde y contaminada Jerusalén,
la ciudad de violencia y crimen!
2 Nadie puede decirle nada;
rechaza toda corrección.
No confía en el Señor
ni se acerca a su Dios.
3 Sus líderes son como leones rugientes
en cacería de sus víctimas.
Sus jueces son como lobos voraces al anochecer,
que para la mañana no han dejado rastro de su presa.
4 Sus profetas son mentirosos y arrogantes, en busca de su propia ganancia.
Sus sacerdotes profanan el templo al desobedecer las instrucciones de Dios.
5 Pero el Señor todavía está en la ciudad,
y él no hace nada malo.
Día tras día emite justicia;
él nunca falla.
Pero los perversos no conocen la vergüenza.
6 «Yo he aniquilado a muchas naciones
y he devastado las murallas y torres de sus fortalezas.
Las calles ahora están desiertas;
sus ciudades quedan en ruinas silenciosas.
No quedó nadie con vida,
ni siquiera uno.
7 Yo pensé: “¡Seguramente ahora me temerán!
Sin duda, escucharán mis advertencias.
Entonces no necesitaré intervenir otra vez
y destruir sus casas”.
¡Pero no es así! Se levantan temprano
para continuar con sus malas acciones.
8 Por lo tanto, tengan paciencia—dice el Señor—.
Pronto me levantaré y acusaré a esas naciones malvadas.
Pues he decidido reunir a los reinos de la tierra
y descargar mi más feroz ira y furia sobre ellos.
Toda la tierra será consumida
por el fuego de mi celo.
9 »Entonces purificaré el lenguaje de todos los pueblos,
para que todos juntos puedan adorar al Señor.
10 Mi pueblo disperso que vive más allá de los ríos de Etiopía[a]
vendrá a presentar sus ofrendas.
11 En ese día ya no hará falta que sean avergonzados,
porque dejarán de rebelarse contra mí.
Quitaré al orgulloso y al arrogante de entre ustedes;
no habrá más altivez en mi monte santo.
12 Quedarán solo los sencillos y los humildes
porque son ellos quienes confían en el nombre del Señor.
13 Los del remanente de Israel no harán nada malo;
nunca mentirán ni se engañarán unos a otros.
Comerán y dormirán seguros,
sin que nadie los atemorice».
14 ¡Canta, oh hija de Sion;
grita fuerte, oh Israel!
¡Alégrate y gózate con todo tu corazón,
oh hija de Jerusalén!
15 Pues el Señor quitará su mano de juicio
y dispersará a los ejércitos de tus enemigos.
¡El Señor mismo, el Rey de Israel,
vivirá en medio de ti!
Por fin, se habrán terminado tus aflicciones
y nunca jamás temerás el desastre.
16 En ese día, la proclama en Jerusalén será:
«¡Ánimo, Sion! ¡No temas!
17 Pues el Señor tu Dios vive en medio de ti.
Él es un poderoso salvador.
Se deleitará en ti con alegría.
Con su amor calmará todos tus temores.[b]
Se gozará por ti con cantos de alegría».
18 «Reuniré a los que añoran los festivales establecidos;
nunca más serán avergonzados.[c]
19 Sin embargo, trataré con severidad
a quienes te oprimieron.
Salvaré al débil y al indefenso;
reuniré a los que fueron expulsados.
Daré gloria y renombre a los que fueron desterrados
dondequiera que hayan sido ridiculizados y avergonzados.
20 En ese día los reuniré
y los traeré de regreso a casa.
Les daré un buen nombre, un nombre distinguido
entre todas las naciones de la tierra,
cuando, ante sus propios ojos, restauraré tu bienestar.
¡Yo, el Señor, he hablado!».
Jeremías 1-5
Nueva Traducción Viviente
1 Estas son las palabras de Jeremías, hijo de Hilcías, uno de los sacerdotes de Anatot, ciudad de la tierra de Benjamín. 2 El Señor le dio mensajes a Jeremías por primera vez durante el año trece del reinado de Josías, hijo de Amón, rey de Judá.[a] 3 Los mensajes del Señor continuaron durante el reinado de Joacim, hijo de Josías, hasta el año once del reinado de Sedequías, otro de los hijos de Josías. En agosto[b] de ese año once, la gente de Jerusalén fue llevada cautiva.
El llamado de Jeremías y las primeras visiones
4 El Señor me dio el siguiente mensaje:
5 —Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre;
antes de que nacieras, te aparté
y te nombré mi profeta a las naciones.
6 —Oh Señor Soberano—respondí—. ¡No puedo hablar por ti! ¡Soy demasiado joven!
7 —No digas: “Soy demasiado joven”—me contestó el Señor—, porque debes ir dondequiera que te mande y decir todo lo que te diga. 8 No le tengas miedo a la gente, porque estaré contigo y te protegeré. ¡Yo, el Señor, he hablado!
9 Luego el Señor extendió su mano, tocó mi boca y dijo:
«¡Mira, he puesto mis palabras en tu boca!
10 Hoy te doy autoridad
para que hagas frente a naciones y reinos.
A algunos deberás desarraigar, derribar,
destruir y derrocar;
a otros deberás edificar
y plantar».
11 Después el Señor me dijo:
—¡Observa, Jeremías! ¿Qué es lo que ves?
—Veo una rama de almendro—contesté.
12 —Así es—dijo el Señor—, y eso significa que yo estoy vigilando[c] y ciertamente llevaré a cabo todos mis planes.
13 Después el Señor me habló nuevamente.
—¿Qué es lo que ves ahora?—me preguntó.
—Veo una olla de agua hirviendo que se derrama desde el norte—contesté.
14 —Sí—dijo el Señor—, porque el terror del norte hervirá y se derramará sobre la gente de esta tierra. 15 ¡Escucha! Estoy llamando a los ejércitos de los reinos del norte para que vengan a Jerusalén. ¡Yo, el Señor, he hablado!
»Establecerán sus tronos
a las puertas de la ciudad;
atacarán los muros de Jerusalén
y a todas las demás ciudades de Judá.
16 Pronunciaré juicio
contra mi pueblo a causa de toda su maldad,
por haberme abandonado y por quemar incienso a otros dioses.
¡Sí, ellos rinden culto a ídolos que hicieron con sus propias manos!
17 »Levántate y prepárate para entrar en acción.
Ve y diles todo lo que te ordene decir.
No les tengas miedo,
o haré que parezcas un necio delante de ellos.
18 Mira, hoy te he hecho fuerte,
como ciudad fortificada que no se puede conquistar,
como columna de hierro o pared de bronce.
Te enfrentarás a toda esta tierra:
a los reyes, a los funcionarios, a los sacerdotes y al pueblo de Judá.
19 Ellos pelearán contra ti, pero fracasarán,
porque yo estoy contigo y te protegeré.
¡Yo, el Señor, he hablado!
El Señor acusa a su pueblo
2 El Señor me dio otro mensaje y me dijo: 2 «Ve y anuncia a gritos este mensaje a Jerusalén. Esto dice el Señor:
»“Recuerdo qué ansiosa estabas por complacerme
cuando eras una joven recién casada,
cómo me amabas y me seguías
aun a través de lugares desolados.
3 En esos días Israel estaba consagrado al Señor;
era el primero de sus hijos.[d]
Todos los que lastimaron a su pueblo fueron declarados culpables,
y sobre ellos cayó la calamidad.
¡Yo, el Señor, he hablado!”».
4 ¡Escuchen la palabra del Señor, pueblo de Jacob, todas las familias de Israel! 5 Esto dice el Señor:
«¿Qué mal encontraron en mí sus antepasados
que los llevó a alejarse tanto de mi lado?
Rindieron culto a ídolos inútiles
y ellos mismos se volvieron inútiles.
6 No preguntaron: “¿Dónde está el Señor
que nos sacó a salvo de Egipto
y nos guio a través del árido desierto,
por una tierra desolada y llena de hoyos,
una tierra de sequía y muerte,
donde no vive ni viaja nadie?”.
7 »Cuando los traje a una tierra fértil
para que disfrutaran de sus bienes y de su abundancia,
contaminaron mi tierra
y corrompieron la posesión que les había prometido.
8 Los sacerdotes no preguntaron:
“¿Dónde está el Señor?”.
Aquellos que enseñaron mi palabra me ignoraron,
los gobernantes se volvieron en mi contra,
y los profetas hablaron en nombre de Baal,
perdiendo su tiempo con ídolos inútiles.
9 Por lo tanto, presentaré mi acusación en su contra
—dice el Señor—.
Aun presentaré cargos contra los hijos de sus hijos
en los años venideros.
10 »Vayan al occidente y miren en la tierra de Chipre;[e]
vayan al oriente y busquen en la tierra de Cedar.
¿Acaso alguien ha oído algo
tan extraño como esto?
11 ¿Alguna vez una nación ha cambiado sus dioses por otros,
aun cuando no son dioses en absoluto?
¡Sin embargo, mi pueblo ha cambiado a su glorioso Dios[f]
por ídolos inútiles!
12 Los cielos están espantados ante semejante cosa
y retroceden horrorizados y consternados
—dice el Señor—.
13 Pues mi pueblo ha cometido dos maldades:
me ha abandonado a mí
—la fuente de agua viva—
y ha cavado para sí cisternas rotas
¡que jamás pueden retener el agua!
Los resultados del pecado de Israel
14 »¿Por qué Israel se ha convertido en esclavo?
¿Por qué se lo han llevado como botín?
15 Leones fuertes rugieron contra él,
y la tierra ha sido destruida.
Ahora las ciudades están en ruinas;
ya nadie vive en ellas.
16 Los egipcios, en pie de guerra, llegaron desde sus ciudades de Menfis[g] y Tafnes;
han destruido la gloria y el poder de Israel.
17 Tú mismo te has buscado esta desgracia
al rebelarte contra el Señor tu Dios,
¡aun cuando él te guiaba por el camino!
18 »¿Qué provecho has sacado de tus alianzas con Egipto
y de tus pactos con Asiria?
¿En qué te benefician las corrientes del Nilo[h]
o las aguas del río Éufrates[i]?
19 Tu perversidad traerá su propio castigo.
El haberte alejado de mí te avergonzará.
Verás qué malo y amargo es
abandonar al Señor tu Dios y no temerle.
¡Yo, el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!
20 »Hace tiempo rompí el yugo que te oprimía
y arranqué las cadenas de tu esclavitud,
pero aun así dijiste:
“No te serviré”.
Sobre cada colina y debajo de todo árbol frondoso
te has prostituido inclinándote ante ídolos.
21 Pero fui yo el que te planté,
escogiendo una vid del más puro origen, lo mejor de lo mejor.
¿Cómo te transformaste en esta vid corrupta y silvestre?
22 Por más jabón o lejía que te pongas, no puedes limpiarte.
Aún puedo ver la mancha de tu culpa.
¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!
Israel, una esposa infiel
23 »Tú dices: “¡Esto no es cierto!
¡No he rendido culto a las imágenes de Baal!”.
¿Pero cómo puedes decir semejante cosa?
¡Ve y mira lo que hay en cualquier valle de la tierra!
Reconoce los espantosos pecados que has cometido.
Eres como una camella inquieta,
buscando un macho con desesperación.
24 Eres como una burra salvaje,
olfateando el viento en época de apareamiento.
¿Quién puede contenerla de su celo?
¡Los que la desean no necesitan buscar demasiado,
porque es ella quien corre hacia ellos!
25 ¿Cuándo dejarás de correr?
¿Cuándo desistirás de jadear tras otros dioses?
Pero tú dices: “Ahórrate tus palabras.
¡Estoy enamorada de estos dioses ajenos,
y no puedo dejar de amarlos!”.
26 »Israel es como un ladrón
que solo se avergüenza cuando lo descubren,
al igual que sus reyes, funcionarios, sacerdotes y profetas.
27 A una imagen tallada en un trozo de madera le dicen:
“Tú eres mi padre”.
A un ídolo esculpido en un bloque de piedra le dicen:
“Tú eres mi madre”.
Me dan la espalda,
pero durante tiempos difíciles me suplican:
“¡Ven y sálvanos!”.
28 Pero ¿por qué no invocas a esos dioses que has fabricado?
Cuando lleguen los problemas, ¡que ellos te salven si pueden!
Pues tú tienes tantos dioses
como ciudades hay en Judá.
29 ¿Por qué me acusas de hacer el mal?
Ustedes son los que se han rebelado
—dice el Señor—.
30 He castigado a tus hijos,
pero no respondieron a mi disciplina.
Tú mismo mataste a tus profetas
como un león mata a su presa.
31 »¡Oh pueblo mío, presta atención a las palabras del Señor!
¿Acaso he sido como un desierto para Israel?
¿Acaso le he sido una tierra de tinieblas?
Entonces díganme por qué mi pueblo declara: “¡Por fin nos hemos librado de Dios!
¡No lo necesitamos más!”.
32 ¿Se olvida una joven de sus joyas,
o una recién casada de su vestido de bodas?
Sin embargo, año tras año,
mi pueblo se ha olvidado de mí.
33 »¡Cómo maquinas y tramas para ganarte a tus amantes!
¡Hasta una prostituta veterana podría aprender de ti!
34 Tus vestidos están manchados con la sangre de los inocentes y de los pobres,
¡aunque no los sorprendiste robando tu casa!
35 Aun así dices:
“No he hecho nada malo.
¡Seguro que Dios no está enojado conmigo!”;
pero ahora te castigaré severamente
porque afirmas no haber pecado.
36 Primero acá, después allá,
saltas de un aliado a otro pidiendo ayuda.
Pero tus nuevos amigos de Egipto te fallarán,
tal como Asiria lo hizo antes.
37 Desesperado, serás llevado al destierro
con las manos en la cabeza,
porque el Señor ha rechazado a las naciones en las cuales confías.
Ellas no te ayudarán en absoluto.
3 »Si un hombre se divorcia de su esposa,
y ella se casa con otro,
él nunca la recibirá de nuevo,
porque eso sin duda corrompería la tierra.
Pero tú te has prostituido con muchos amantes,
entonces, ¿por qué tratas de volver a mí?
—dice el Señor—.
2 Fíjate en los santuarios que hay en cada cumbre.
¿Hay algún lugar que no haya sido profanado
por tu adulterio con otros dioses?
Te sientas junto al camino como una prostituta en espera de un cliente.
Te sientas sola, como un nómada en el desierto.
Contaminaste la tierra con tu prostitución
y tu perversidad.
3 Por eso incluso han faltado las lluvias de primavera.
Pues eres una prostituta descarada y totalmente desvergonzada.
4 Aun así me dices:
“Padre, tú has sido mi guía desde mi juventud.
5 ¡Seguro que no estarás enojado para siempre!
¡Sin duda puedes olvidar lo que he hecho!”.
Hablas de esta manera,
pero sigues haciendo todo el mal posible».
Judá sigue el ejemplo de Israel
6 Durante el reinado de Josías, el Señor me dijo: «¿Te has dado cuenta de lo que ha hecho la caprichosa Israel? Como una esposa que comete adulterio, Israel ha rendido culto a otros dioses en cada colina y debajo de todo árbol frondoso. 7 Yo pensaba: “Después de haber hecho todo esto regresará a mí”; pero no lo hizo, y su desleal hermana Judá lo observó. 8 Vio[j] que me divorcié de la infiel Israel debido a su adulterio; pero Judá, esa hermana traicionera, no tuvo temor, y ahora ella también me ha dejado y se ha entregado a la prostitución. 9 Israel no lo tomó en serio y no le parece nada fuera de lo común cometer adulterio al rendir culto a ídolos hechos de madera y de piedra. Así que ahora la tierra se ha corrompido. 10 Sin embargo, a pesar de esto, su infiel hermana Judá nunca ha vuelto a mí de corazón, solo fingió estar apenada. ¡Yo, el Señor, he hablado!».
Esperanza para la rebelde Israel
11 Luego el Señor me dijo: «¡Hasta la infiel Israel es menos culpable que la traidora Judá! 12 Por lo tanto, ve y dale este mensaje a Israel.[k] Esto dice el Señor:
»“Oh Israel, mi pueblo infiel,
regresa otra vez a mí,
porque yo soy misericordioso.
No estaré enojado contigo para siempre.
13 Solo reconoce tu culpa;
admite que te has rebelado contra el Señor tu Dios
y que cometiste adulterio contra él
al rendir culto a ídolos debajo de todo árbol frondoso.
Confiesa que rehusaste oír mi voz.
¡Yo, el Señor, he hablado!
14 »”Regresen a casa, ustedes, hijos descarriados
—dice el Señor—,
porque yo soy su amo.
Los traeré de regreso a la tierra de Israel,[l]
uno de esta ciudad y dos de aquella familia,
de todo lugar donde estén esparcidos.
15 Y les daré pastores conforme a mi propio corazón,
que los guiarán con conocimiento y entendimiento.
16 »”Cuando una vez más la tierra se llene de gente—dice el Señor—, ya no desearán más ‘los viejos tiempos’ cuando poseían el arca del pacto del Señor. No extrañarán aquellos días, ni siquiera los recordarán y no habrá necesidad de reconstruir el arca. 17 En aquel día, Jerusalén será conocida como ‘el Trono del Señor’. Todas las naciones acudirán a Jerusalén para honrar al Señor. Ya no seguirán tercamente sus propios malos deseos. 18 En aquellos días la gente de Judá y la gente de Israel volverán juntas del destierro del norte. Regresarán a la tierra que les di a los antepasados de ustedes como herencia perpetua.
19 »”Me dije a mí mismo:
‘¡Cómo quisiera tratarlos como a mis propios hijos!’.
Solo quería darles esta hermosa tierra,
la posesión más maravillosa del mundo.
Esperaba con anhelo que me llamaran ‘Padre’,
y quise que nunca se alejaran de mí.
20 Sin embargo, me fuiste infiel, ¡pueblo de Israel!
Has sido como una esposa infiel que deja a su marido.
Yo, el Señor, he hablado”».
21 Se escuchan voces en las alturas de las montañas desoladas,
el llanto y las súplicas del pueblo de Israel.
Pues han escogido caminos torcidos
y se han olvidado del Señor su Dios.
22 «Vuelvan a mí, hijos descarriados—dice el Señor—,
y les sanaré el corazón extraviado».
«Sí, ya vamos—responde el pueblo—,
porque tú eres el Señor nuestro Dios.
23 Nuestro culto a ídolos en las colinas
y nuestras orgías religiosas en las montañas
son una falsa ilusión.
Solo en el Señor nuestro Dios
encontrará Israel salvación.
24 Desde la niñez hemos visto
cómo todo aquello por lo que trabajaron nuestros antepasados
—sus ganados y rebaños, sus hijos e hijas—
se despilfarraba en una falsa ilusión.
25 Echémonos al suelo llenos de vergüenza
y cubiertos de deshonra,
porque tanto nosotros como nuestros antepasados hemos pecado
contra el Señor nuestro Dios.
Desde la niñez hasta el día de hoy
nunca lo hemos obedecido».
4 «¡Oh, Israel!—dice el Señor—,
si quisieras, podrías volver a mí.
Podrías desechar tus ídolos detestables
y no alejarte nunca más.
2 Después, cuando jures por mi nombre diciendo:
“Tan cierto como que el Señor vive”,
lo podrías hacer
con verdad, justicia y rectitud.
Entonces serías una bendición a las naciones del mundo,
y todos los pueblos vendrían y alabarían mi nombre».
Se acerca el juicio a Judá
3 Esto dice el Señor a la gente de Judá y de Jerusalén:
«¡Pasen el arado por el terreno endurecido de sus corazones!
No desperdicien la buena semilla entre los espinos.
4 Oh habitantes de Judá y de Jerusalén,
renuncien a su orgullo y a su poder.
Cambien la actitud del corazón ante el Señor,[m]
o mi enojo arderá como fuego insaciable
debido a todos sus pecados.
5 »¡Griten a la gente de Judá y proclamen a los de Jerusalén!
Díganles que toquen alarma en toda la tierra:
“¡Corran y salven sus vidas!
¡Huyan a las ciudades fortificadas!”.
6 Levanten una bandera de señales como una advertencia para Jerusalén:[n]
“¡Huyan de inmediato! ¡No se demoren!”.
Pues desde el norte traigo
una terrible destrucción sobre ustedes».
7 Desde su guarida un león acecha,
un destructor de naciones.
Ha salido de su guarida y se dirige hacia ustedes.
¡Arrasará su tierra!
Sus ciudades quedarán en ruinas,
y ya nadie vivirá en ellas.
8 Así que póngase ropa de luto
y lloren con el corazón destrozado,
porque la ira feroz del Señor
todavía está sobre nosotros.
9 «En aquel día—dice el Señor—,
el rey y los funcionarios temblarán de miedo.
Los sacerdotes quedarán paralizados de terror
y los profetas, horrorizados».
10 Entonces dije: «Oh Señor Soberano,
el pueblo ha sido engañado por lo que dijiste,
porque prometiste paz para Jerusalén.
¡Sin embargo, la espada está en su cuello!».
11 Se acerca la hora en que el Señor dirá
a la gente de Jerusalén:
«Mi querido pueblo, desde el desierto sopla un viento abrasador,
y no la brisa suave que se usa para separar la paja del grano.
12 ¡Es una ráfaga estrepitosa que yo envié!
¡Ahora pronuncio la destrucción contra ti!».
13 ¡Nuestro enemigo avanza hacia nosotros como nubarrones!
Sus carros de guerra son como torbellinos;
sus caballos son más veloces que las águilas.
¡Qué horrible será, pues estamos condenados!
14 Oh Jerusalén, limpia tu corazón
para que seas salvada.
¿Hasta cuándo guardarás
tus malos pensamientos?
15 Tu destrucción ya se anunció
desde Dan y la zona montañosa de Efraín.
16 «Adviertan a las naciones vecinas
y anuncien esto a Jerusalén:
“El enemigo viene desde una tierra lejana,
dando gritos de guerra contra las ciudades de Judá.
17 Rodean a Jerusalén como guardianes alrededor de un campo
porque mi pueblo se rebeló contra mí
—dice el Señor—.
18 Tus propios hechos han traído todo esto sobre ti.
Este castigo es amargo; ¡te penetra hasta el corazón!”».
Jeremías llora por su pueblo
19 ¡Mi corazón, mi corazón, me retuerzo de dolor!
¡Mi corazón retumba dentro de mí! No puedo quedarme quieto.
Pues he escuchado el sonar de las trompetas enemigas
y el bramido de sus gritos de guerra.
20 Olas de destrucción cubren la tierra,
hasta dejarla en completa desolación.
Súbitamente mis carpas son destruidas;
de repente mis refugios son demolidos.
21 ¿Hasta cuándo tendré que ver las banderas de combate
y oír el toque de trompetas de guerra?
22 «Mi pueblo es necio
y no me conoce—dice el Señor—.
Son hijos tontos,
sin entendimiento.
Son lo suficientemente listos para hacer lo malo,
¡pero no tienen ni idea de cómo hacer lo correcto!».
Visión de Jeremías del desastre venidero
23 Miré a la tierra y estaba vacía y no tenía forma;
miré a los cielos y no había luz.
24 Miré a las montañas y colinas
que temblaban y se agitaban.
25 Miré y toda la gente se había ido;
todos los pájaros del cielo se habían volado.
26 Miré y los terrenos fértiles se habían convertido en desiertos;
las ciudades estaban en ruinas,
destruidas por la ira feroz del Señor.
27 Esto dice el Señor:
«La tierra entera será arrasada,
pero no la destruiré por completo.
28 La tierra estará de luto
y los cielos serán tapizados de negro
a causa de la sentencia que pronuncié contra mi pueblo.
Lo he decidido y no lo cambiaré».
29 Al oír el ruido de los carros de guerra y los arqueros,
la gente huye aterrorizada.
Ellos se esconden en los matorrales
y corren a las montañas.
Todas las ciudades han sido abandonadas;
¡no queda nadie en ellas!
30 ¿Qué es lo que haces,
tú que has sido saqueado?
¿Por qué te vistes de ropas hermosas
y te pones joyas de oro?
¿Por qué te resaltas los ojos con rímel?
¡Arreglarte así de nada te servirá!
Los aliados que fueron tus amantes
te desprecian y buscan tu muerte.
31 Oigo gritos, como los de una mujer que está de parto,
los gemidos de una mujer dando a luz a su primer hijo.
Es la bella Jerusalén,[o]
que respira con dificultad y grita:
«¡Socorro! ¡Me están matando!».
Los pecados de Judá
5 «Corran por todas las calles de Jerusalén—dice el Señor—.
Busquen arriba y abajo; ¡busquen por toda la ciudad!
Si encuentran aunque sea a una sola persona justa y honrada,
no destruiré la ciudad.
2 Pero aun cuando están bajo juramento
diciendo: “Tan cierto como que el Señor vive”,
¡todos siguen mintiendo!».
3 Señor, tú estás buscando la honradez.
Golpeaste a tu pueblo,
pero no prestó atención.
Los has aplastado,
pero se negaron a ser corregidos.
Son tercos, de caras duras como piedra;
rehusaron arrepentirse.
4 Entonces dije: «¿Pero qué podemos esperar de los pobres?
Son unos ignorantes.
No conocen los caminos del Señor
ni entienden las leyes divinas.
5 Así que iré y hablaré a sus líderes.
Sin duda ellos conocen los caminos del Señor
y entienden las leyes de Dios».
Pero los líderes también, como un solo hombre,
se habían librado del yugo de Dios
y roto las cadenas.
6 Entonces ahora un león de la selva los atacará;
un lobo del desierto se les echará encima.
Un leopardo acechará cerca de sus ciudades,
y hará trizas a quien se atreva a salir.
Pues grande es la rebelión de ellos,
y muchos son sus pecados.
7 «¿Cómo puedo perdonarte?
Pues aun tus hijos se han alejado de mí.
¡Ellos juraron por dioses que no son dioses en absoluto!
Alimenté a mi pueblo hasta que estuvo satisfecho;
pero su manera de darme las gracias fue cometer adulterio
y hacer fila en los prostíbulos.
8 Son vigorosos sementales, bien alimentados,
cada uno relinchando por la mujer de su prójimo.
9 ¿No habría de castigarlos por esto?—dice el Señor—.
¿No habría de vengarme contra semejante nación?
10 »Vayan por las hileras de los viñedos y destruyan las vides,
pero dejen algunas con vida.
Arranquen los sarmientos de las vides,
porque esta gente no pertenece al Señor.
11 Los pueblos de Israel y Judá
están llenos de traición contra mí
—dice el Señor—.
12 Mintieron acerca del Señor y dijeron:
“¡Él no nos molestará!
Ningún desastre vendrá sobre nosotros;
no habrá guerra ni hambre.
13 Todos los profetas de Dios son pura palabrería;
en realidad no hablan de parte de él.
¡Que caigan sobre ellos mismos sus predicciones de desastre!”».
14 Por lo tanto, esto dice el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales:
«Debido a que mi pueblo habla de esta manera,
mis mensajes saldrán de tu boca como llamas de fuego
y quemarán al pueblo como si fuera leña.
15 Oh Israel, traeré una nación lejana contra ti
—dice el Señor—.
Es una nación poderosa,
una nación antigua,
un pueblo cuyo idioma desconoces,
cuya forma de hablar no entiendes.
16 Sus armas son mortíferas;
sus guerreros, poderosos.
17 Devorarán la comida de tu cosecha;
devorarán a tus hijos e hijas.
Devorarán tus rebaños y manadas;
devorarán tus uvas y tus higueras.
Y destruirán tus ciudades fortificadas
que consideras tan seguras.
18 »Sin embargo, aun en esos días, no te eliminaré por completo—dice el Señor—. 19 Y cuando tu pueblo pregunte: “¿Por qué el Señor nuestro Dios nos hizo todo esto?”, debes contestar: “Ustedes lo rechazaron y se entregaron a dioses extranjeros en su propia tierra. Ahora servirán a extranjeros en una tierra que a ustedes no les pertenece”.
Advertencia al pueblo de Dios
20 »Anuncien esto a Israel,[p]
y díganselo a Judá:
21 “Escucha, gente necia y sin sentido común,
que tiene ojos que no ven,
y oídos que no oyen.
22 ¿No me tienes respeto?
¿Por qué no tiemblas en mi presencia?
Yo, el Señor, con la arena defino el límite del océano
como frontera eterna que las aguas no pueden cruzar.
Las olas pueden agitarse y rugir,
pero nunca podrán pasar los límites que establecí.
23 Sin embargo, mi pueblo tiene el corazón terco y rebelde;
se alejó y me abandonó.
24 No dicen de corazón:
‘Vivamos con temor reverente ante el Señor nuestro Dios,
porque nos da la lluvia cada primavera y otoño,
asegurándonos una cosecha en el tiempo apropiado’.
25 Su maldad les ha privado de estas maravillosas bendiciones;
su pecado les ha robado todas estas cosas buenas.
26 »”Hay hombres perversos entre mi pueblo
que están al acecho de víctimas, como un cazador oculto en su escondite.
Continuamente ponen trampas
para atrapar a la gente.
27 Como una jaula llena de pájaros
sus casas están llenas de planes siniestros.
Ahora son poderosos y ricos.
28 Están gordos y con aspecto saludable,
y sus obras de maldad no tienen límite.
Rehúsan dar justicia al huérfano
y le niegan los derechos al pobre.
29 ¿No habría de castigarlos por esto?—dice el Señor—.
¿No habría de vengarme de semejante nación?
30 Algo terrible y espantoso
ha sucedido en este país:
31 los profetas dan profecías falsas,
y los sacerdotes gobiernan con mano de hierro.
Peor todavía, ¡a mi pueblo le encanta que sea así!
Ahora bien, ¿qué harán ustedes cuando todo esto llegue a su fin?
Footnotes
- 1:2 El año trece del reinado de Josías fue el 627 a. C.
- 1:3 En hebreo En el quinto mes, del antiguo calendario lunar hebreo. Varios sucesos del libro de Jeremías pueden corroborarse con las fechas que aparecen en los registros babilónicos que se han conservado y pueden relacionarse de manera precisa con nuestro calendario moderno. El quinto mes del año once del reinado de Sedequías cayó entre los meses de agosto y septiembre del 586 a. C. Ver también 52:12 y la nota al pie de página.
- 1:12 El término hebreo para «vigilando» (shoqued) suena como el término hebreo para «almendro» (shaqued) del versículo 11.
- 2:3 En hebreo las primicias de su cosecha.
- 2:10 En hebreo Quitim.
- 2:11 En hebreo su gloria.
- 2:16 En hebreo Nof.
- 2:18a En hebreo de Sihor, una rama del río Nilo.
- 2:18b En hebreo del río?
- 3:8 Así aparece en los Rollos del mar Muerto, en un manuscrito griego y en la versión siríaca; el texto masorético dice Vi.
- 3:12 En hebreo este mensaje hacia el norte.
- 3:14 En hebreo a Sion.
- 4:4 En hebreo Circuncídense para el Señor y quiten el prepucio del corazón.
- 4:6 En hebreo Sion.
- 4:31 En hebreo la hija de Sion.
- 5:20 En hebreo a la casa de Jacob. Los nombres «Jacob» e «Israel» a menudo son intercambiables en el Antiguo Testamento. Algunas veces hacen referencia al patriarca como individuo y otras veces a la nación.
Habacuc 1
Nueva Traducción Viviente
1 Este es el mensaje que el profeta Habacuc recibió en una visión.
Primera queja de Habacuc
2 ¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh Señor?
¡Pero tú no escuchas!
«¡Hay violencia por todas partes!», clamo,
pero tú no vienes a salvar.
3 ¿Tendré siempre que ver estas maldades?
¿Por qué debo mirar tanta miseria?
Dondequiera que mire,
veo destrucción y violencia.
Estoy rodeado de gente
que le encanta discutir y pelear.
4 La ley se ha estancado
y no hay justicia en los tribunales.
Los perversos suman más que los justos,
de manera que la justicia se ha corrompido.
Respuesta del Señor
5 El Señor respondió:
«Observen las naciones;
¡mírenlas y asómbrense![a]
Pues estoy haciendo algo en sus propios días,
algo que no creerían
aun si alguien les dijera.
6 Estoy levantando a los babilonios,[b]
un pueblo cruel y violento.
Marcharán por todo el mundo
y conquistarán otras tierras.
7 Son reconocidos por su crueldad
y hacen lo que se les antoja.
8 Sus caballos son más veloces que guepardos[c]
y más feroces que lobos al anochecer.
Sus jinetes arremeten desde lejos.
Como águilas, se lanzan en picada para devorar a sus presas.
9 »Vienen sin tregua, decididos a la violencia.
Sus multitudes avanzan como el viento del desierto,
barriendo cautivos a su paso como si fueran arena.
10 Se burlan de reyes y príncipes
y menosprecian todas sus fortalezas.
¡Simplemente hacen rampas de tierra
contra las murallas y las toman por asalto!
11 Arrasan como el viento
y desaparecen.
Pero son profundamente culpables,
porque hicieron de su propia fuerza un dios».
Segunda queja de Habacuc
12 Oh Señor mi Dios, Santo mío, tú que eres eterno,
¡no puede ser que estés planeando acabar con nosotros!
Oh Señor, nuestra Roca, tú has enviado a los babilonios para corregirnos
y castigarnos por nuestros muchos pecados.
13 Pero tú eres puro y no soportas ver la maldad.
¿Serás indiferente ante la traición de ellos?
¿Guardarás silencio mientras los perversos
se tragan a gente más justa que ellos?
14 ¿Somos tan solo peces para ser capturados y matados?
¿Somos simples criaturas del mar que no tienen quien las guíe?
15 ¿Tenemos que terminar ensartados en sus ganchos
y atrapados en sus redes, mientras ellos se alegran y celebran?
16 Entonces adorarán a sus redes
y quemarán incienso frente a ellas.
«¡Estas redes son los dioses
que nos han hecho ricos!», exclamarán.
17 ¿Permitirás que se salgan con la suya para siempre?
¿Tendrán siempre éxito en sus conquistas despiadadas?
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.
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