Éxodo 19:1-34:30
La Palabra (Hispanoamérica)
III.— LOS ACONTECIMIENTOS DEL SINAÍ (19—40)
La Alianza del Sinaí (19,1—20,21)
El Señor propone una alianza
19 Justo tres meses después de haber salido de Egipto, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí. 2 Habían partido de Refidín, y al llegar al desierto de Sinaí, acamparon allí, frente al monte. 3 Moisés subió a encontrarse con Dios y el Señor lo llamó desde el monte diciéndole:
— Anuncia esto a los descendientes de Jacob; dáselo a conocer a los israelitas: 4 Ustedes han sido testigos de lo que hice con los egipcios y de cómo a ustedes los he guiado hasta mí, trayéndolos como en alas de águila; 5 por tanto, si a partir de ahora me obedecen y guardan mi alianza, ustedes serán mi pueblo predilecto entre todos los pueblos, pues toda la tierra me pertenece; 6 serán para mí un reino de sacerdotes, una nación consagrada. Esto es lo que has de decir a los israelitas.
7 Moisés regresó, convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el Señor le había ordenado. 8 El pueblo contestó unánimemente:
— Haremos todo lo que el Señor ha ordenado.
Moisés comunicó al Señor la respuesta del pueblo, 9 y el Señor le dijo:
— Yo me acercaré a ti en una nube espesa para que el pueblo pueda escucharme cuando hable contigo; de esta manera no volverán a dudar de ti.
Moisés transmitió al Señor la respuesta del pueblo. 10 Y el Señor le dijo:
— Vuelve con el pueblo, purifícalos hoy y mañana; que laven sus ropas 11 y estén preparados para pasado mañana porque, de aquí a tres días, el Señor descenderá sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo. 12 Señala un límite al pueblo alrededor del monte y adviérteles que no deben subir al monte ni acercarse a su ladera, porque el que ponga los pies en el monte morirá sin remedio. 13 Nadie lo tocará; quien lo haga será lapidado o asaeteado. Da igual que sea persona o animal; no quedará con vida. Únicamente podrán subir al monte cuando suene el cuerno.
14 Descendió Moisés del monte y purificó al pueblo; ellos, por su parte, lavaron sus ropas. 15 Después les dijo:
— Estén preparados para pasado mañana y absténganse de tener relaciones sexuales.
16 El tercer día amaneció con relámpagos y truenos; una densa nube cubrió el monte, se oyó un clamoroso sonido de trompeta, y el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar. 17 Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí estaba envuelto en humo porque el Señor descendió sobre él en medio del fuego. El monte se estremecía violentamente y subía de él una humareda como la humareda de un horno. 19 El resonar de las trompetas fue haciéndose cada vez más atronador. Moisés hablaba y Dios le respondía con la voz del trueno.
20 El Señor descendió sobre el monte Sinaí y pidió a Moisés que subiera a la cima del monte. Moisés subió, 21 y el Señor le dijo:
— Baja y advierte al pueblo que no traspasen los límites en su afán de verme; si lo hacen, serán muchos los que perderán la vida. 22 Incluso a los sacerdotes que se han de acercar a mí, purifícalos, para que yo, el Señor, no los fulmine.
23 Moisés contestó al Señor:
— El pueblo no puede subir al monte Sinaí porque has sido tú quien nos mandó ponerle un límite alrededor, declarándolo sagrado.
24 El Señor le dijo:
— Ahora desciende y regresa después acompañado de Aarón; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para venir adonde yo estoy, no sea que los haga morir.
25 Entonces Moisés descendió y advirtió de esto al pueblo.
Los Diez Mandamientos (Dt 5,1-21)
20 Dios pronunció todas estas palabras:
2 — Yo soy el Señor, tu Dios, el que te libró de la esclavitud de Egipto.
3 No tendrás otros dioses aparte de mí.
4 No te harás escultura alguna o imagen de nada de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra.
5 No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso que castiga en sus hijos, nietos y biznietos la maldad de los padres que me aborrecen; 6 pero con los que me aman y guardan mis mandamientos, soy misericordioso por mil generaciones.
7 No pronunciarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no dejará sin castigo al que tal haga.
8 Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. 9 Durante seis días trabajarás y harás en ellos todas tus tareas; 10 pero el séptimo es día de descanso consagrado al Señor, tu Dios. En ese día no realizarás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el inmigrante que viva en tus ciudades. 11 Porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso mismo bendijo el Señor el sábado y lo declaró día sagrado.
12 Honra a tu padre y a tu madre para que vivas muchos años en la tierra que el Señor tu Dios te da.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No robarás.
16 No darás testimonio falso en perjuicio de tu prójimo.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo suyo.
Los israelitas sienten temor de Dios
18 El pueblo entero fue testigo de los truenos y relámpagos, del estruendo como de trompeta y del monte envuelto en humo; los israelitas estaban aterrorizados y se mantenían a distancia. 19 Entonces dijeron a Moisés:
— Háblanos tú y te escucharemos; pero que no nos hable Dios, porque moriremos.
20 Moisés les respondió:
— No teman. Dios ha venido para ponerlos a prueba, para que le tengan respeto y no pequen.
21 Y mientras Moisés se aproximaba a la nube oscura en la que estaba Dios, el pueblo se mantuvo a distancia.
El Código de la Alianza (20,22—23,33)
Ley del Altar
22 El Señor dijo a Moisés:
— Di a los israelitas: Ustedes han visto que les he hablado desde el cielo. 23 No se fabriquen, pues, dioses de oro o plata, ni los pongan junto a mí. 24 Hazme un altar de tierra en el que me ofrecerás tus ovejas y vacas, como holocaustos y sacrificios de comunión. Vendré y te bendeciré en cualquier lugar donde yo quiera que se recuerde mi nombre. 25 Y si me construyes un altar de piedras, estas no deben estar labradas, porque si las tocas con tus herramientas, las profanarás. 26 Tampoco subirás a mi altar por escalones, para que no se te vean tus partes cuando estés arriba.
Leyes acerca de la esclavitud
21 Estas son las normas que darás a los israelitas:
2 Si compras un esclavo hebreo, trabajará para ti durante seis años, y al séptimo quedará en libertad, sin pagar nada. 3 Si llegó solo, marchará solo; si llegó casado, su mujer marchará con él; 4 si fue su amo quien le proporcionó esposa, de la que ha tenido hijos e hijas, la esposa y los hijos serán para el amo, y sólo el esclavo quedará en libertad. 5 Pero si el esclavo renuncia formalmente a quedar libre, porque ama a su mujer y a sus hijos y a su amo, 6 el amo lo llevará ante los jueces y, acercándolo a la puerta o a la jamba, le perforará el lóbulo de la oreja con un punzón, con lo que se convertirá en su esclavo para siempre.
7 Si uno vende a su hija como esclava, esta no quedará en libertad como los esclavos varones. 8 Si el amo, al que había sido destinada, decide no tomarla por esposa porque le desagrada la muchacha, permitirá que paguen su rescate; pero no podrá rechazarla vendiéndola a ningún extranjero. 9 Si la destina para su hijo, tendrá que tratarla como a una hija. 10 Quien toma otra esposa, no privará a la primera de comida, ropa y relaciones conyugales; 11 y si no cumple con alguna de estas tres cosas, ella podrá marcharse sin tener que pagar su rescate.
Legislación criminal
12 El que hiere a alguien y le causa la muerte, deberá morir también él. 13 Pero si fue por accidente y Dios lo permitió, yo te indicaré un lugar en donde puede encontrar refugio.
14 Si alguien está reñido con su prójimo y lo asesina con premeditación, hasta de mi altar lo arrancarás y harás que muera.
15 El que pegue a su padre o a su madre, deberá morir.
16 El que secuestre a una persona, tanto si la vende como si la retiene, deberá morir.
17 El que maldiga a su padre o a su madre, deberá morir.
Casuística criminal
18 Puede suceder que en el transcurso de una pelea, un hombre hiera a otro a puñetazos o a pedradas, sin causarle la muerte, pero obligándole a guardar cama; 19 si el herido puede levantarse y salir a la calle con ayuda de un bastón, se absolverá al que lo hirió, pero tendrá que pagarle los gastos de la cura y de la convalecencia.
20 Si alguien apalea a su esclavo o a su esclava y alguno de ellos muere en el acto, el muerto deberá ser vengado; 21 pero si sobreviven un día o más, ya no serán vengados, porque eran propiedad del amo.
22 Si en el transcurso de una pelea entre dos hombres, uno lastima a una mujer embarazada, haciéndola abortar, pero sin causarle ningún otro daño, el agresor deberá pagar la multa que el marido de la mujer solicite y los jueces ratifiquen. 23 Pero si hay otras lesiones, entonces se exigirá vida por vida, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.
26 Si uno deja tuerto de un golpe a su esclavo o a su esclava, les dará la libertad en compensación por el ojo. 27 Si le rompe un diente, también le concederá la libertad en compensación por su diente.
28 Si un toro acornea y mata a un hombre o a una mujer, se matará a pedradas al toro y no se comerá su carne; su dueño quedará libre de culpa. 29 Puede suceder que el toro ya había embestido en otras ocasiones y el dueño del animal, estando avisado, no tomó precauciones; en tal supuesto, si el toro mata a un hombre o una mujer, al toro se le matará a pedradas y el dueño deberá morir. 30 Si se le permite rescatar su vida a cambio de una multa, pagará la cantidad impuesta. 31 Se aplicará esta misma ley en el caso de que el acorneado sea un muchacho o una muchacha. 32 Si el toro acornea a un esclavo o a una esclava, el dueño del toro pagará treinta monedas de plata al amo del esclavo o de la esclava, y el animal morirá apedreado.
33 Si alguien tiene un pozo abierto, o abre una fosa y no la tapa, y un toro o un asno caen dentro, 34 el dueño del pozo tendrá que indemnizar por los daños: pagará el precio del animal a su dueño y él se quedará con el animal muerto.
35 Si el toro de uno acornea al toro de otro y lo mata, venderán el toro vivo y se repartirán el importe; también se repartirán la carne del toro muerto. 36 Pero si el toro ya había embestido en otras ocasiones y el dueño del animal, estando ya avisado, no tomó precauciones, entonces pagará al dueño del animal muerto un toro vivo, y él se quedará con el toro muerto.
Leyes acerca de la propiedad
37 Si alguien roba un toro o una oveja y los mata o los vende, restituirá cinco toros por cada toro y cuatro ovejas por cada oveja.
22 Si un ladrón es sorprendido en el momento del robo y lo hieren de muerte, no se considerará un homicidio; 2 pero si esto sucede a la luz del día, sí se considerará un homicidio. El ladrón tendrá que restituir lo robado y, si no dispone de medios, él mismo será vendido para pagar lo que robó; 3 pero si se encuentran en su poder vivos aún el buey, el asno o la oveja que robó, pagará el doble.
4 Si alguien permite que su ganado paste en el campo o en el viñedo ajeno causando algún daño, resarcirá el daño con los mejores frutos de su propio campo o viñedo.
5 Si alguien prende fuego y este se propaga por los matorrales quemando las gavillas o las mieses sin segar, o incluso el campo entero, el causante del incendio pagará los daños.
6 Si alguien le confía a otra persona su dinero u objetos de valor, y a esa persona se los roban de su propia casa, si se encuentra al ladrón, este restituirá el doble. 7 Pero si no se logra descubrir al ladrón, el dueño de la casa será llevado ante los jueces para atestiguar que no se ha apropiado de los bienes del otro.
8 En caso de duda sobre la propiedad, cuando dos reclaman como suyo un buey, un asno, una oveja, un vestido o cualquier otro objeto perdido, la causa de ambos será presentada ante los jueces; y aquel a quien los jueces condenen, pagará al otro el doble.
9 Si alguien le confía a otra persona un asno, un toro, una oveja u otro animal cualquiera, y se le muere, o se lastima o se lo roban en ausencia de testigos, 10 el pleito se decidirá jurando ante el Señor que no se apropió de los bienes a él confiados. El dueño del animal aceptará el juramento, y el otro no tendrá que pagar nada. 11 Pero si el animal fue robado estando él presente, tendrá que pagárselo al dueño. 12 Si el animal hubiera sido despedazado por alguna alimaña, presentará los despojos como prueba y no tendrá que pagar.
13 Si alguien pide prestado un animal a otro y, sin estar presente su dueño, el animal muere o se lastima, el que lo pidió prestado deberá pagarlo. 14 Pero si el dueño está presente, no tendrá que pagarlo. Si era un animal alquilado, deberá pagar el alquiler.
Leyes morales y religiosas
15 Si uno seduce a una muchacha soltera y se acuesta con ella, pagará su dote y se casará con ella. 16 Pero si el padre de ella no quiere dársela, deberá pagar la dote que suele darse por las vírgenes.
17 No dejarás con vida a ninguna hechicera.
18 Quien tenga trato sexual con un animal, deberá morir.
19 El que ofrezca sacrificios a otros dioses distintos del Señor, será exterminado.
20 No maltrates al inmigrante ni abuses de él, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto.
21 No hagas daño al huérfano ni a la viuda 22 porque, si se lo haces, ellos clamarán a mí y yo los atenderé. 23 Mi ira se encenderá contra ustedes y haré que mueran a espada. Entonces serán sus mujeres y sus hijos quienes se quedarán viudas y huérfanos.
24 Si prestas dinero a alguien de mi pueblo, al necesitado que vive contigo, no te comportes con él como un usurero; no le exijas intereses. 25 Si te da su manto como garantía del préstamo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, 26 porque es lo único que tiene para cubrirse. ¿Con qué si no se tapará para dormir? Yo soy compasivo y, si clama a mí, lo escucharé.
27 No injuries a los jueces ni maldigas al jefe de tu pueblo.
28 No te retrases en presentarme las primicias de tus mieses y de tu vendimia. Me darás el primogénito de tus hijos 29 y lo mismo harás con las primeras crías de tus vacas y ovejas: durante siete días dejarás a la cría con su madre, y al octavo me la entregarás.
30 Ustedes serán un pueblo consagrado a mí. No coman carne de animal despedazado en el campo; échensela a los perros.
Legislación judicial
23 No divulgues rumores falsos, ni apoyes al malvado dando un falso testimonio.
2 Tampoco te inclines a hacer el mal, aunque la mayoría lo haga; ni declares en un juicio del lado de la mayoría, si con ello cometes injusticia. 3 Tampoco favorezcas indebidamente al pobre en sus pleitos.
4 Si encuentras perdido el buey o el asno de tu enemigo, llévaselo. 5 Si ves caído bajo el peso de su carga el burro de alguien que te odia, no te desentiendas y ayúdale a levantarlo.
6 No conculques el derecho de tu compatriota indigente cuando esté involucrado en un juicio.
7 No intervengas en causas fraudulentas. No condenes a muerte al inocente ni al justo, porque yo no absolveré al culpable.
8 No te dejes sobornar con regalos, porque el regalo ciega incluso al honesto y corrompe las causas de los justos.
9 No te aproveches del inmigrante: ustedes también fueron inmigrantes en Egipto y saben lo que es vivir en un país extraño.
Descanso obligatorio
10 Durante seis años sembrarás tu tierra y recogerás su cosecha. 11 Pero el séptimo la dejarás en barbecho, sin cultivar, para que encuentren allí comida los pobres de tu pueblo, y lo restante lo coman las bestias del campo. Esto mismo harás con tus viñas y tus olivares.
12 Durante seis días trabajarás y el séptimo descansarás, a fin de que descansen tu buey y tu asno, y recobren sus fuerzas el hijo de tu esclava y el inmigrante.
13 Presten atención a todo lo que les he dicho. No invoquen el nombre de otros dioses; que nadie lo oiga de sus labios.
Prescripciones cúlticas
14 Tres veces al año celebrarás fiesta en mi honor. 15 Celebrarás la fiesta de los Panes sin levadura. Durante siete días comerás panes sin levadura, como te lo mandé, en el tiempo señalado del mes de Abib, porque en ese mes saliste de Egipto. Nadie se presentará ante mí con las manos vacías. 16 Celebrarás la fiesta de la Siega, o sea, de las primicias de tus labores, de todo lo que hayas sembrado en el campo. Y celebrarás también la fiesta de la Recolección, a finales del año, cuando recojas de los campos el producto de tu trabajo. 17 Todos los varones se presentarán ante el Señor, tu Dios, tres veces al año.
18 Cuando me sacrifiques un animal, no acompañarás con pan fermentado su sangre, ni dejarás para el día siguiente la grasa de la víctima ofrecida en sacrificio. 19 Llevarás a la casa del Señor, tu Dios, las primicias de los frutos de tu tierra. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
El ángel del Señor
20 Yo enviaré un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino, y te introduzca en el lugar que te he preparado. 21 Hazle caso y escucha su voz; no te rebeles contra él, porque mi autoridad reside en él, y no perdonará sus actos de rebeldía. 22 Si le haces caso y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios, 23 porque mi ángel irá delante de ti y te conducirá a la tierra de los amorreos, hititas, fereceos, cananeos, jeveos y jebuseos, y yo los aniquilaré.
24 No te postrarás ante sus dioses ni les rendirás culto; no imitarás las costumbres de esos pueblos, sino que derribarás y harás trizas sus piedras votivas. 25 Darán culto al Señor su, y él bendecirá tu alimento y tu bebida. Yo mantendré alejadas de ti las enfermedades, 26 y en tu país ninguna mujer abortará o será estéril; te concederé vivir largos años.
27 Haré que a tu llegada se extienda el pánico y que huyan los pueblos que encuentres a tu paso. 28 Haré que el pánico cunda delante de ti, poniendo en fuga ante ti a jeveos, cananeos e hititas. 29 Pero no los expulsaré en un solo año, no sea que el país se convierta en un desierto y las fieras salvajes se multipliquen en perjuicio tuyo. 30 Los iré expulsando poco a poco, a medida que vayas haciéndote más numeroso y adueñándote del país.
31 Fijaré tus fronteras desde el mar de las Cañas hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río Éufrates. Yo he puesto en tus manos a los habitantes del país para que puedas expulsarlos. 32 Guárdate de hacer alianzas con ellos o con sus dioses. 33 Tampoco les permitas vivir en el país, para que no te inciten a pecar contra mí, dando culto a sus dioses; eso sería tu perdición.
Confirmación de la alianza (24)
24 Dios dijo a Moisés:
— Sube a encontrarte conmigo acompañado de Aarón, Nadab y Abihú y de setenta ancianos de Israel. Cuando estén a una cierta distancia se postrarán. 2 Sólo tú podrás aproximarte a mí; los demás no deberán acercarse, ni el pueblo subirá contigo.
3 Moisés comunicó al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y ordenado, y el pueblo unánimemente contestó:
— ¡Haremos todo lo que ha dicho el Señor!
4 Entonces Moisés puso por escrito todas las cosas dichas por el Señor. Al día siguiente se levantó muy temprano, construyó un altar al pie del monte y colocó doce piedras en representación de las doce tribus de Israel. 5 Después mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer holocaustos e inmolar los novillos como sacrificios de comunión en honor del Señor. 6 Moisés recogió la mitad de la sangre en una vasija, y con la otra mitad roció el altar. 7 Seguidamente, tomó el libro de la alianza y lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:
— Nosotros obedeceremos al Señor y seguiremos sus órdenes.
8 Entonces Moisés tomó el resto de la sangre y roció con ella al pueblo diciendo:
— Esta es la sangre que confirma la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, de acuerdo con todas las cláusulas leídas.
9 Moisés, en compañía de Aarón, Nadab, Abihú y los setenta ancianos de Israel, subió al monte, 10 y allí vieron al Dios de Israel: bajo sus pies tenía una especie de escabel de zafiro, tan resplandeciente como el mismo cielo. 11 Y aunque contemplaron a Dios, él no hizo perecer a aquellos privilegiados de Israel. Después comieron y bebieron.
Moisés en el monte Sinaí
12 El Señor dijo a Moisés:
— Sube a encontrarte conmigo en la montaña y quédate allí, pues te daré unas losas de piedra con la ley y los mandatos que he escrito para instruir a los israelitas.
13 Moisés, junto con su ayudante Josué, subió al monte de Dios, 14 después de decir a los ancianos:
— Esperen aquí, hasta que regresemos. Si surge algún problema, acudan a Aarón y Jur, ellos se quedan aquí.
15 Cuando Moisés subió al monte, una nube lo envolvió: 16 era la gloria del Señor que descansaba sobre el monte Sinaí. Durante seis días lo envolvió la nube. Al séptimo día el Señor llamó a Moisés desde la nube. 17 La gloria del Señor era a los ojos de los israelitas como un fuego voraz sobre la cumbre del monte. 18 Moisés se adentró en la nube, subió al monte, y permaneció allí cuarenta días y cuarenta noches.
Instrucciones sobre el santuario y el culto (25,1—31,17)
La ofrenda para el santuario (Ex 35,4-9)
25 El Señor dijo a Moisés:
2 — Di a los israelitas que destinen un tributo para mí. Únicamente aceptaréis el tributo de aquellos que lo ofrezcan de corazón. 3 Y estas son las cosas que aceptarás como tributo: oro, plata, cobre, 4 púrpura violeta, escarlata y carmesí, lino fino y pelo de cabra, 5 pieles de carnero curtidas, pieles de marsopa, madera de acacia, 6 aceite para la lámpara, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, 7 piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral. 8 Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos. 9 El santuario y todos sus utensilios los realizaréis según el modelo que yo te mostraré.
El Arca del testimonio (Ex 37,1-9)
10 Harás un Arca de madera de acacia, de ciento veinticinco centímetros de largo, por setenta y cinco de ancho y setenta y cinco de alto. 11 La recubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y le pondrás alrededor una moldura también de oro. 12 Fundirás oro para hacer cuatro argollas que colocarás en las cuatro esquinas del Arca; dos a cada lado. 13 Harás también unos varales de madera de acacia, los recubrirás de oro 14 y los meterás por las argollas laterales del Arca, para poder transportarla. 15 Los varales permanecerán metidos dentro de las argollas del Arca y no se sacarán. 16 En el interior del Arca depositarás las losas del testimonio que yo te entregaré.
La cubierta del Arca
17 Harás una cubierta de oro puro de ciento veinticinco centímetros de largo, por setenta y cinco de ancho. 18 También harás dos querubines cincelados en oro, para colocarlos en los extremos de la cubierta. 19 Pondrás un querubín en cada extremo, y ambos querubines formarán una sola pieza con ella; 20 los querubines la cubrirán con sus alas extendidas hacia arriba y estarán situados uno frente al otro, mirando al centro de la cubierta. 21 Cerrarás el Arca con la cubierta, no sin antes depositar en su interior las losas del testimonio que yo te entregaré. 22 Allí, sobre la cubierta, entre los dos querubines que están sobre el Arca del testimonio, me manifestaré a ti y te iré dando normas de conducta para los israelitas.
La mesa de los panes de la ofrenda (Ex 37,10-16)
23 Harás una mesa de madera de acacia, de un metro de largo, medio de ancho, y setenta y cinco centímetros de alto. 24 La recubrirás de oro puro y le pondrás alrededor una moldura también de oro. 25 Pondrás alrededor de ella un reborde, como de un palmo de ancho, y en torno a él colocarás una moldura de oro. 26 Después harás cuatro argollas de oro, y se las colocarás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro patas. 27 Las argollas estarán sujetas a la moldura, y por ellas se pasarán los varales para transportar la mesa. 28 Los varales los harás de madera de acacia, los recubrirás de oro y con ellos transportarás la mesa. 29 Harás también platos, copas, jarras y tazones para la libación: todo ello de oro puro. 30 Sobre esta mesa pondrás los panes de la ofrenda, de modo que siempre estén delante de mí.
El candelabro (Ex 37,17-24)
31 Harás, asimismo, un candelabro de oro puro; todo labrado a cincel. Tanto su basa y fuste, como los cubiletes en forma de flor de almendro, con sus cálices y sus corolas formarán una sola pieza. 32 De sus lados arrancarán seis brazos, tres a cada lado. 33 Cada brazo tendrá tres cubiletes en forma de flor de almendro con cáliz y corola. Así han de ser cada uno de los seis brazos que salen del candelabro; 34 y el fuste del candelabro tendrá también cuatro cubiletes en forma de flor de almendro, cada uno con su cáliz y su corola. 35 Debajo de cada pareja de brazos que salen del candelabro habrá un cáliz. Así quedarán cada uno de los tres pares de brazos que salen del candelabro. 36 Sus cálices y sus brazos formarán una sola pieza, toda ella cincelada en oro puro. 37 Después harás siete lámparas y las pondrás en lo alto del candelabro, dispuestas de manera que alumbren hacia delante. 38 De oro puro serán también sus despabiladeras y sus platillos. 39 Para hacer el candelabro y todos sus accesorios emplea treinta y tres kilos de oro. 40 Hazlo todo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.
La Morada (Ex 36,8-38)
26 Harás la Morada con diez cortinas de lino trenzado con púrpura violeta, escarlata y carmesí, y con querubines esmeradamente bordados. 2 Cada cortina medirá catorce metros de largo por dos de ancho; todas las cortinas tendrán las mismas medidas. 3 Cinco cortinas estarán unidas una con otra, y las otras cinco irán empalmadas de igual modo. 4 En cada uno de los bordes de las dos series de cortinas harás unas presillas de púrpura violeta; igualmente harás en el borde de la última cortina del otro grupo. 5 Pon cincuenta presillas en la primera cortina, y otras cincuenta en la última del segundo grupo. Las presillas se corresponderán entre sí. 6 Enlaza un cuerpo de cortinas con el otro mediante cincuenta corchetes de oro, de modo que la Morada forme un todo.
7 Después tejerás con pelo de cabra once cortinas que sirvan de cubierta para la Morada. 8 Todas las cortinas deben medir lo mismo: quince metros de largo por dos de ancho. 9 Empalma cinco cortinas por una parte y las seis restantes por la otra; une la sexta cortina de tal manera que pueda plegarse delante de la entrada de la Morada. 10 Remata los bordes de cada serie de cortinas con cincuenta presillas. 11 Y luego harás cincuenta pasadores de bronce, los meterás por las presillas y así cerrarás la Tienda, formando un todo. 12 Como de las cortinas de la Tienda sobra una parte, la mitad de lo que sobra colgará por la parte posterior de la Morada; 13 y el medio metro de cortina que sobra a ambos lados de la Tienda colgará sobre los costados de la Morada, cubriéndola. 14 También harás para la Tienda una cubierta de pieles de carnero curtidas, y una sobrecubierta de pieles de marsopa.
Las vigas de madera
15 Harás unos tableros de madera de acacia, y los colocarás verticalmente para formar la Morada. 16 Cada tablero tendrá cinco metros de largo, por setenta y cinco centímetros de ancho; 17 y tendrán dos espigas, para ensamblarlos uno con otro. Así deberás hacer con todos los tableros de la Morada. 18 Para el lado de la Morada que mira al sur, harás veinte tableros, 19 y debajo de ellos, colocarás cuarenta basas de plata, dos por cada tablero, para sus dos espigas. 20 Para el otro lado de la Morada, el que mira al norte, prepararás otros veinte tableros 21 con sus cuarenta basas, dos por cada tablero. 22 Y para la parte de la Morada que mira a poniente harás seis tableros, 23 más otros dos tableros para las esquinas posteriores de la Morada. 24 Estarán unidos de abajo a arriba hasta la primera argolla. Así quedarán conformadas las dos esquinas de la Morada.
25 En total habrá ocho tableros con sus correspondientes dieciséis basas de plata, dos por tablero.
26 Prepararás también cinco travesaños de madera de acacia para los tableros de un lado de la Morada, 27 y cinco para los del otro lado y cinco más para los tableros de la parte posterior, la que mira al poniente. 28 El travesaño central pasará por entre los tableros, de una punta a otra. 29 Revestirás de oro los tableros; forjarás, también de oro, las argollas para pasar por ellas los travesaños, que estarán igualmente revestidos de oro.
30 Construye la Morada conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.
Velos de separación
31 Harás, asimismo, un velo de lino trenzado y púrpura violeta, escarlata y carmesí; todo ello esmeradamente realizado, y bordarás en él querubines. 32 Después colgarás el velo sujetándolo con ganchos de oro sobre cuatro columnas de madera de acacia, revestidas de oro, sostenidas por cuatro basas de plata. 33 Colgarás el velo en los ganchos, y allí, detrás del velo, colocarás el Arca del testimonio. El velo les servirá de separación entre el lugar santo y el lugar santísimo. 34 Y colocarás la cubierta sobre el Arca del testimonio en el lugar santísimo. 35 Fuera del velo, situarás la mesa, en el lado norte de la Morada, y el candelabro en el lado sur, frente a la mesa.
36 Para la entrada de la Tienda harás una cortina de lino fino trenzado y púrpura violeta, escarlata y carmesí; esmeradamente recamada. 37 Y para colgar esta cortina prepararás cinco columnas de madera de acacia revestidas de oro lo mismo que sus ganchos, y fundirás en bronce cinco basas para las columnas.
El altar de los holocaustos (Ex 38,1-7)
27 Harás el altar de madera de acacia; será cuadrado y medirá dos metros y medio por cada lado, y metro y medio de alto. 2 En sus esquinas y formando una sola pieza con él, colocarás cuatro salientes en forma de cuernos que recubrirás de bronce. 3 De este metal también harás todos los utensilios del altar: recipientes para la ceniza, badiles, acetres, garfios y braseros. 4 Le harás un enrejado de bronce, en forma de red, que tendrá en cada esquina una argolla, igualmente de bronce. 5 Luego colocarás el enrejado debajo del friso inferior, de manera que la red baje hasta la mitad del altar. 6 Harás también para el altar unos varales de madera de acacia, que revestirás de bronce. 7 Y cuando haya que transportar el altar, los varales se pasarán por las argollas que tiene a ambos lados. 8 El altar lo harás con tablas y será hueco, conforme al que viste en el monte.
El atrio del santuario (Ex 38,9-20)
9 Harás de este modo el atrio de la Morada: por el lado sur, el que mira al Négueb, el atrio tendrá cortinas de lino trenzado que medirán cincuenta metros de longitud. 10 Las veinte columnas con sus correspondientes basas serán de bronce, y de plata los ganchos y las molduras de las columnas. 11 Por el lado norte harás lo mismo: las cortinas tendrán una longitud de cincuenta metros, las veinte columnas con sus basas serán de bronce, y de plata los ganchos y las molduras de las columnas. 12 A lo ancho del atrio, por el lado occidental, tendrá cortinas de veinticinco metros de longitud, con diez columnas y diez basas. 13 Por el lado que mira al oriente, el ancho del atrio será de veinticinco metros. 14 A un lado de la entrada habrá tres columnas con sus basas y cortinas de siete metros y medio de longitud. 15 Al otro lado, asimismo, habrá tres columnas con sus correspondientes basas y las cortinas medirán también siete metros y medio. 16 Una cortina de diez metros de longitud, hecha de lino trenzado con púrpura violeta, escarlata y carmesí, recamada artísticamente, hará las veces de puerta del atrio. Esta cortina colgará de cuatro columnas apoyadas sobre sus correspondientes basas. 17 Todas las columnas que rodean el atrio estarán adornadas con basas de bronce, y molduras y ganchos de plata. 18 El atrio tendrá cincuenta metros de longitud, por veinticinco de ancho y dos y medio de alto. Todas sus cortinas serán de lino trenzado y sus basas de bronce. 19 Todos los utensilios del servicio de la Morada, todos sus clavos, y todas las columnas del atrio, serán de bronce.
Aceite de las lámparas (Lv 24,1-4)
20 Mandarás a los israelitas que te traigan aceite de oliva puro y refinado para mantener la lámpara continuamente encendida. 21 Aarón y sus hijos se encargarán de su mantenimiento; lo harán dentro de la Tienda del encuentro, al otro lado del velo que oculta el Arca del testimonio. La lámpara debe arder ante el Señor desde la tarde hasta el amanecer. Esta es una norma perpetua para todas las generaciones de israelitas.
Ornamentos sacerdotales (Ex 39,1-31)
28 De entre todos los israelitas, elige a tu hermano Aarón y a sus hijos Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar para que sean mis sacerdotes. 2 Harás vestiduras sagradas para Aarón, tu hermano, que muestren el honor y la dignidad de su función sacerdotal. 3 Recurre a los artesanos más competentes, a los que yo he dotado de especial habilidad, para que confeccionen las vestiduras que Aarón llevará cuando sea consagrado como sacerdote mío. 4 Confeccionarán las siguientes vestiduras: un pectoral, un efod, un manto, una túnica bordada, un turbante y una faja. Estas vestiduras sagradas se confeccionarán para cuando tu hermano Aarón y sus hijos oficien como sacerdotes míos; 5 para elaborarlas usarán oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino trenzado.
El efod
6 El efod será realizado por manos expertas que usarán oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino trenzado. 7 Llevará dos tirantes, quedando unido por sus dos extremos. 8 El fajín para ajustar el efod formará una sola pieza con él y estará confeccionado de la misma forma y con los mismos materiales: oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino trenzado.
9 Sobre dos piedras de ónice grabarás los nombres de las tribus israelitas, 10 en el orden en que nacieron: seis nombres en una piedra y los seis restantes en la otra. 11 El grabado de los nombres de las tribus israelitas sobre las dos piedras se hará como se graban los sellos. Después las engastarás en oro. 12 Y las pondrás sobre los tirantes del efod, como piedras que recuerden a los israelitas. Así, cada vez que Aarón se presente ante el Señor, llevará sus nombres sobre los tirantes como un recordatorio. 13 Harás, asimismo, unos engarces de oro 14 y también dos cadenas de oro puro, trenzadas como cordones, y las sujetarás a los engarces.
El pectoral (Ex 39,8-21)
15 El pectoral del dictamen será también realizado por manos expertas; será confeccionado con los mismos materiales que el efod: oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino trenzado. 16 Será cuadrado y de paño doble, de veintidós centímetros por cada lado. 17 Le engastarás una guarnición de piedras dispuestas en cuatro hileras: en la primera fila colocarás un rubí, un topacio y una esmeralda; 18 en la segunda, una turquesa, un zafiro y un diamante; 19 en la tercera, un jacinto, una ágata y una amatista; 20 y en la cuarta, un crisólito, un ónice y un jaspe. Las piedras irán engastadas en oro; 21 en total serán doce, como el número de las tribus israelitas. En cada piedra se grabará, a la manera en que se hace en un sello, el nombre de una de las doce tribus.
22 Harás también para el pectoral unas cadenas de oro puro, trenzadas como cordones, 23 y dos argollas de oro que sujetarás en sus dos extremos. 24 Pasarás los extremos de los dos cordones de oro por las dos argollas superiores del pectoral, 25 y los otros dos extremos de los cordones los engancharás en los dos engarces que fijarás en la parte delantera de los tirantes del efod. 26 Harás, asimismo, dos argollas de oro y las sujetarás en los dos extremos inferiores del pectoral, sobre el borde interior, el que queda junto al efod. 27 Y harás otras dos argollas de oro, que fijarás en los tirantes del efod, por la parte inferior y delantera, o sea, cerca de la costura y encima del fajín del efod. 28 Así el pectoral se podrá sujetar haciendo pasar, entre sus argollas y las argollas del efod, un cordón de púrpura violeta para que el pectoral quede fijo sobre el fajín del efod y no se desprenda de él. 29 Cada vez que Aarón entre en el santuario, llevará sobre su pecho, en el pectoral del dictamen, los nombres de las tribus israelitas para mantener siempre vivo su recuerdo en presencia del Señor. 30 En el pectoral del dictamen pondrás también los Urín y los Tumín, para que estén sobre el pecho de Aarón cuando se presente delante del Señor. Así Aarón llevará constantemente sobre su pecho, en presencia del Señor, el dictamen de Dios acerca de los israelitas.
El manto (Ex 39,22-26)
31 Tejerás el manto del efod todo de púrpura violeta. 32 En el centro tendrá una abertura, como el cuello de un coselete, para que pueda pasar la cabeza; y alrededor de esa abertura tendrá un dobladillo para que no se rasgue. 33 El borde inferior del manto irá adornado con granadas de púrpura violeta, escarlata y carmesí, y alternando con ellas, cascabeles de oro: 34 un cascabel de oro y una granada; otro cascabel de oro y otra granada; así todo el borde inferior del manto. 35 Aarón vestirá el manto cuando oficie como sacerdote, y el tintineo de los cascabeles se escuchará cuando entre en el santuario ante el Señor, y cuando salga; de no llevarlo, moriría.
El turbante (Ex 39,30-31)
36 Además harás una placa de oro puro y, como se hace en los sellos, grabarás en ella las palabras: “Consagrado al Señor”. 37 La sujetarás con un cordón de púrpura violeta a la parte delantera del turbante. 38 Así estará sobre la frente de Aarón, y este se responsabilizará de cualquier falta que cometan los israelitas contra las cosas santas, al presentar sus ofrendas sagradas. La placa estará siempre sobre su frente para que sus ofrendas sean aceptadas por el Señor. 39 La túnica y el turbante serán tejidos de lino fino, y la faja estará artísticamente bordada.
El resto de las vestiduras (Ex 29,27)
40 Harás a los hijos de Aarón túnicas, fajas y turbantes que muestren el honor y la dignidad de su función sacerdotal.
41 Una vez revestidos, ungirás a tu hermano Aarón y a sus hijos, les conferirás autoridad y los consagrarás para que ejerzan mi sacerdocio. 42 Les harás también unos calzones de lino que los cubran de la cintura a los muslos, tapando así sus partes. 43 Aarón y sus hijos deberán usarlos cuando entren en la Tienda del encuentro o se acerquen al altar para oficiar como sacerdotes en el santuario. De no hacerlo incurrirán en culpa y morirán. Esta es una norma perpetua para Aarón y sus descendientes.
Consagración de Aarón y sus hijos
29 Este es el ritual que seguirás con ellos para consagrarlos a mí como sacerdotes: tomarás un novillo y dos carneros sin defecto, 2 panes sin levadura, tortas sin levadura amasadas con aceite y obleas sin levadura untadas en aceite, elaboradas con harina de excelente calidad. 3 Colocarás todo ello en un canastillo y lo presentarás junto con un novillo y dos carneros. 4 Después conducirás a Aarón y a sus hijos a la entrada de la Tienda del encuentro y los lavarás con agua. 5 Seguidamente tomarás las vestiduras y le pondrás a Aarón la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y lo ceñirás con el fajín del efod; 6 colocarás sobre su cabeza el turbante y sobre este pondrás la diadema de la consagración. 7 A continuación, lo ungirás derramando sobre su cabeza el aceite de la unción. 8 Después harás que se acerquen sus hijos: les pondrás las túnicas, 9 ajustarás los turbantes sobre la cabeza de Aarón y sus hijos y les ceñirás los fajines. A ellos les corresponderá el sacerdocio por derecho perpetuo. Así es como consagrarás a Aarón y a sus hijos.
Las ofrendas
10 Traerás el novillo hasta la Tienda del encuentro; Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del animal, 11 y allí, a la entrada de la Tienda del encuentro, en presencia del Señor, lo degollarás. 12 Con el dedo tomarás un poco de la sangre del novillo y untarás con ella los salientes del altar; con el resto de la sangre rociarás la base del altar. 13 Tomarás la grasa que recubre las vísceras, el lóbulo del hígado, los dos riñones con su grasa y lo quemarás en el altar; 14 sin embargo, la carne del novillo, su piel y sus intestinos, los quemarás fuera del campamento, pues es un sacrificio por el pecado.
15 Después tomarás uno de los carneros sobre cuya cabeza pondrán sus manos Aarón y sus hijos. 16 Lo degollarás y derramarás su sangre alrededor del altar. 17 Luego lo descuartizarás, lavarás sus vísceras y patas, colocándolas sobre los trozos de carne y sobre la cabeza, 18 y dejarás que todo se queme completamente sobre el altar. Este es un holocausto para el Señor, una ofrenda quemada cuyo olor le agrada.
19 Tomarás seguidamente el segundo carnero sobre cuya cabeza pondrán sus manos Aarón y sus hijos. 20 Tú lo degollarás y, tomando un poco de la sangre, untarás el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y de sus hijos y los pulgares de sus manos y pies derechos; el resto de la sangre lo derramarás alrededor del altar. 21 Tomarás un poco de la sangre que está sobre el altar y del aceite de la unción, y con ellos rociarás a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y sus vestiduras. De este modo quedarán consagrados Aarón, sus hijos y las vestiduras de todos ellos.
22 A este carnero sacrificado en el rito de consagración del sacerdote le quitarás el rabo y las partes adiposas: la grasa que cubre las vísceras, el lóbulo del hígado, los dos riñones, la grasa que los recubre y también la pata derecha; 23 y del cestillo de los panes sin levadura presentados al Señor tomarás una rosca de pan, una torta amasada con aceite y una oblea; 24 depositarás todo esto en las manos de Aarón y de sus hijos y lo ofrecerás delante del Señor haciendo el gesto ritual de presentación. 25 Después, volverás a tomarlo de sus manos y lo quemarás en el altar, sobre los restos del anterior holocausto, como fragancia apaciguadora delante del Señor. Es una ofrenda que se quema en honor del Señor.
26 Tomarás también el pecho del carnero que se utilizó para la consagración de Aarón y realizarás con él el ritual de presentación delante del Señor. Es la porción que te corresponde. 27 Apartarás el pecho presentado ritualmente y la pata de la ofrenda, es decir, las partes reservadas y ofrecidas del carnero que sirvieron para el gesto ritual de presentación de Aarón y sus hijos. 28 Es la parte que Aarón y sus hijos recibirán de los israelitas, según un decreto perpetuo. Será una ofrenda que los israelitas deberán seguir aportando en sus sacrificios de comunión, algo reservado como ofrenda en honor del Señor.
29 Las vestiduras sagradas de Aarón las heredarán sus descendientes al ser ungidos y consagrados con ellas. 30 El hijo de Aarón que le suceda en el sacerdocio, las vestirá durante siete días, cada vez que entre en la Tienda del encuentro para oficiar en el santuario.
El banquete sagrado
31 En cuanto al carnero sacrificado en el rito de consagración, cuece su carne en lugar sagrado; 32 Aarón y sus hijos la comerán con el pan del cestillo, a la entrada de la Tienda del encuentro. 33 De este modo comerán todo aquello que sirvió para su expiación cuando fueron investidos como sacerdotes y consagrados a mí. Ningún extraño deberá comer de estas cosas, porque son ofrendas sagradas. 34 Si sobra algo para el día siguiente del pan o de la carne del rito de consagración, quémalo; que nadie lo coma, porque es parte de la ofrenda sagrada.
35 Esto es lo que harás con Aarón y sus hijos, de acuerdo con todas mis instrucciones. La ceremonia de su consagración durará siete días. 36 Cada uno de esos días ofrecerás un novillo como sacrificio de expiación por el pecado; purificarás el altar ofreciendo sobre él un sacrificio por el pecado, y lo consagrarás derramando aceite sobre él. 37 Durante siete días harás expiación por el altar y lo consagrarás. Así el altar quedará tan santificado que todo lo que entre en contacto con él quedará consagrado.
Las ofrendas diarias
38 Esta es la ofrenda que cada día, perpetuamente, ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año. 39 Ofrecerás uno de ellos al despuntar el día, y el otro al caer la tarde. 40 Con el primer cordero ofrecerás dos kilos de harina de excelente calidad amasada con un litro de aceite y, como libación, un litro de vino. 41 A la caída de la tarde ofrecerás el otro cordero, con una ofrenda y una libación iguales a las de la mañana, como una ofrenda quemada cuyo olor le agrada al Señor. 42 Las generaciones futuras deberán ofrecer perpetuamente este holocausto, que tendrá lugar a la entrada de la Tienda del encuentro, porque es allí donde yo me encontraré contigo para hablarte. 43 Allí me encontraré con los israelitas, y el lugar quedará consagrado por mi gloriosa presencia. 44 Consagraré la Tienda del encuentro y el altar; a Aarón y a sus hijos los consagraré como sacerdotes a mi servicio. 45 Yo habitaré en medio de los israelitas y seré su Dios. 46 Así reconocerán que yo soy el Señor su Dios, el que los sacó de Egipto para vivir entre ellos. Yo soy el Señor su Dios.
El altar del incienso (Ex 37,25-28)
30 Harás con madera de acacia un altar para quemar incienso. 2 Su forma será cuadrada y medirá medio metro de largo, por medio metro de ancho, y un metro de alto. Sus salientes en forma de cuernos formarán una pieza con él. 3 Recubrirás de oro puro su parte superior, todos sus lados y sus salientes en forma de cuernos, y le pondrás una moldura de oro alrededor. 4 Fijarás unas argollas de oro debajo de la moldura, dos en un lado y dos en el otro; por ellas pasarás los dos varales que servirán para transportarlo. 5 Los varales los harás de madera de acacia y los recubrirás de oro. 6 Colocarás el altar delante del velo que oculta el Arca del testimonio, frente a la cubierta que lo recubre, allí donde yo me encontraré contigo. 7 Cada mañana, al preparar las lámparas, Aarón quemará incienso aromático sobre él; 8 y a la caída de la tarde, cuando Aarón vuelva a preparar las lámparas, quemará incienso de nuevo. Las generaciones venideras deberán ofrecer perpetuamente esta ofrenda perfumada delante del Señor. 9 Sobre este altar no se debe quemar otro incienso, ni holocaustos, ni ofrendas, ni derramar libación alguna. 10 Una vez al año, Aarón realizará el ritual de la expiación. Lo hará derramando sobre los salientes en forma de cuernos del altar la sangre del sacrificio expiatorio. Este rito será repetido cada año, generación tras generación. El altar será considerado santísimo, porque está consagrado al Señor.
El impuesto para la Tienda del encuentro (Ex 38,25-26)
11 El Señor dijo a Moisés:
12 — Cuando hagas el recuento de los israelitas, con el fin de censarlos, cada uno deberá dar una contribución al Señor a modo de rescate de su vida; así no recaerá sobre ellos ninguna calamidad al ser empadronados. 13 Cada uno de los censados dará como contribución al Señor seis gramos de plata, según la tasación oficial del santuario: la ofrenda al Señor será de seis gramos de plata. 14 Todos los censados, siempre que tengan veinte años o más, entregarán esta contribución al Señor. 15 Al entregar cada uno al Señor su contribución para rescatar su vida, ni el rico dará más de seis gramos de plata, ni el pobre menos de seis. 16 Tú recibirás el dinero del rescate de los israelitas y lo destinarás al servicio de la Tienda del encuentro. Así el Señor tendrá siempre presente que los israelitas han pagado por el rescate de sus vidas.
La pila de bronce (Ex 38,8)
17 El Señor dijo a Moisés:
18 — Harás una pila de bronce, con su base del mismo metal, para realizar las purificaciones. La colocarás entre la Tienda del encuentro y el altar, y la llenarás de agua 19 para que en ella se laven las manos y los pies Aarón y sus hijos. 20 Si no quieren morir, se lavarán con esta agua antes de entrar en la Tienda del encuentro y también antes de acercarse al altar para oficiar y presentar la ofrenda que se quema para el Señor. 21 Se lavarán las manos y los pies; de no hacerlo así, morirán. Esta es una norma que Aarón y sus descendientes deberán observar perpetuamente.
El aceite de la unción (Ex 37,29; 40,9-15)
22 El Señor dijo a Moisés:
23 — Provéete de las plantas aromáticas más preciadas: seis kilos de mirra en grano, la mitad, o sea tres kilos, de cinamomo oloroso, tres kilos de caña aromática, 24 seis kilos de casia —pesados según el peso oficial del santuario— y siete litros de aceite de oliva. 25 Estos son los ingredientes para elaborar el aceite sagrado de la unción. Usando el arte de los perfumistas prepararás con ellos el ungüento aromático, 26 con el cual ungirás la Tienda del encuentro, el Arca del testimonio, 27 la mesa con todos sus utensilios, el candelabro con sus accesorios, el altar del incienso, 28 el altar de los holocaustos con todos sus utensilios y la pila con su base. 29 Así los consagrarás y quedarán tan santificados que, todo cuanto entre en contacto con ellos, quedará consagrado. 30 También ungirás a Aarón y a sus hijos y los consagrarás como sacerdotes a mi servicio. 31 A los israelitas dirás: “Este es el aceite que deben usar para la unción sagrada de ahora en adelante”. 32 Pero que nadie lo use para perfumarse, ni imite su receta. Es un aceite sagrado, y como tal deben considerarlo. 33 Si alguien prepara un ungüento semejante o lo usa con una persona no adecuada, será expulsado de la comunidad.
34 El Señor dijo a Moisés:
— Toma en cantidades iguales las siguientes especias olorosas: resina, uña aromática, incienso puro y gálbano aromático; 35 con el arte de los perfumistas, elabora un incienso aromático y añádele sal para que sea puro y santo. 36 Una parte del incienso muélelo muy fino y espolvoréalo ante el Arca del testimonio, en la Tienda del encuentro, es decir, en el lugar donde yo me encontraré contigo. Consideren este incienso como una cosa santísima; 37 por tanto, que nadie imite la receta para uso personal. Considérenlo como algo sagrado y exclusivo del Señor. 38 Si alguno prepara una mezcla semejante para disfrutar de su fragancia, será expulsado de la comunidad.
31 El Señor dijo a Moisés:
2 — Mira, he elegido a Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, 3 y lo he dotado de habilidades extraordinarias, de destreza, talento y pericia en toda clase de trabajos; 4 podrá así idear proyectos y realizarlos en oro, plata y bronce, 5 tallar y engastar piedras preciosas, trabajar la madera y realizar cualquier otra labor. 6 Le he asignado como ayudante a Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan. También he dotado de una habilidad especial a todos los artesanos competentes para que puedan realizar todo lo que he mandado construir, 7 a saber, la Tienda del encuentro, el Arca del testimonio, la cubierta que va sobre el Arca y todos los utensilios de la Tienda: 8 la mesa y sus utensilios, el candelabro de oro puro y todos sus accesorios, el altar del incienso, 9 el altar de los holocaustos y todos sus utensilios, la pila de bronce con su base; 10 las vestiduras de ceremonia, tanto las vestiduras sagradas del sacerdote Aarón como las de sus hijos para cuando oficien como sacerdotes; 11 el aceite de la unción y el incienso aromático para el santuario. Todo lo harán según las instrucciones que te he dado.
Descanso sabático
12 El Señor dijo a Moisés:
13 — Di a los israelitas: Pero sobre todo, observarán mis sábados, pues esta es la señal de la alianza sellada entre ustedes y yo durante todas sus generaciones. Así se conocerá que he sido yo, el Señor, quien los ha consagrado. 14 El sábado será para ustedes un día sagrado; obsérvenlo. Quien lo profane, morirá sin remedio. Todo aquel que realice cualquier trabajo en ese día será expulsado de su pueblo. 15 Durante seis días pueden trabajar, pero el séptimo día es sábado, día de descanso solemne consagrado a mí. Si alguien trabaja, morirá sin remedio. 16 Los israelitas y sus descendientes observarán el sábado como señal de alianza eterna. 17 Para siempre este día será una señal de la alianza sellada entre los israelitas y yo, porque el Señor hizo el cielo y la tierra en seis días y el séptimo dejó de trabajar y descansó.
Ruptura y renovación de la Alianza (31,18—34,35)
El becerro de oro
18 Cuando el Señor terminó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos losas del testimonio: losas de piedra escritas por el dedo de Dios.
32 Viendo el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, se presentaron en masa ante Aarón y le dijeron:
— Anda, haznos un dios que nos guíe pues no sabemos qué le habrá pasado a ese Moisés, el hombre que nos sacó de Egipto.
2 Aarón les respondió:
— Quítenles los pendientes de oro que llevan en las orejas sus mujeres, hijos e hijas, y tráiganmelos.
3 Todos se quitaron los pendientes de oro de las orejas y se los llevaron a Aarón; 4 este los recibió de sus manos e hizo con el oro fundido un becerro modelado a cincel. Entonces ellos exclamaron:
— ¡Israel, este es tu dios, el que te sacó de Egipto!
5 Cuando Aarón vio esto, construyó un altar delante del becerro y proclamó:
— Mañana será un día de fiesta en honor del Señor.
6 Al día siguiente madrugaron y ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión. Después se sentaron a comer y beber y, al finalizar, se levantaron a divertirse. 7 El Señor dijo a Moisés:
— Desciende del monte, porque tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha pervertido. 8 Muy pronto se han apartado del camino que yo les había indicado. Se han fabricado un becerro de metal al que adoran y ofrecen sacrificios al tiempo que proclaman: “¡Israel, este es tu dios, el que te sacó de Egipto!”.
9 El Señor continuó diciendo:
— Me estoy dando cuenta de que este pueblo es muy testarudo. 10 Déjame, pues, que descargue mi ira contra ellos y los aniquile. Y tú serás el que dé origen a una gran nación.
11 Entonces Moisés intentó aplacar el furor del Señor, su Dios, diciendo:
— Señor, ¿por qué vas a descargar tu ira contra tu pueblo, el mismo en favor del que hiciste uso de tu gran fuerza y poder para sacarlo de Egipto? 12 ¿Acaso vas a permitir que los egipcios digan: “Con malos fines los sacó Dios; lo hizo para matarlos en las montañas y borrarlos de la faz de la tierra”? No te dejes llevar por la ira y renuncia al castigo que pensabas para tu pueblo. 13 Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac e Israel, a quienes hiciste solemne promesa diciendo: “Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y daré a sus descendientes como herencia perpetua la tierra de la que les he hablado”.
14 Entonces el Señor renunció a aplicar el castigo con que había amenazado a su pueblo.
15 Moisés se volvió y descendió del monte trayendo en sus manos las dos losas del testimonio. Estaban escritas por ambos lados, por delante y por detrás. 16 Las losas y la escritura que había grabada en ellas eran obra de Dios.
17 Cuando Josué escuchó el griterío del pueblo, dijo a Moisés:
— Se escuchan gritos de guerra en el campamento.
18 Y Moisés respondió:
— No son gritos de victoria ni de derrota; lo que estoy oyendo son cantos festivos.
19 Cuando llegó Moisés al campamento y vio el becerro y las danzas, se enfureció y arrojó al pie del monte las losas que llevaba en sus manos, haciéndolas añicos. 20 Agarró el becerro que habían fabricado, lo arrojó al fuego y, una vez convertido en ceniza, lo disolvió en agua y obligó a los israelitas a que bebieran esa agua.
21 Y dijo a Aarón:
— ¿Se puede saber qué te hizo este pueblo para que le indujeras a cometer un acto tan aberrante?
22 Aarón respondió:
— Señor mío, no te enfades contra mí; tú sabes que este pueblo es proclive al mal. 23 Me dijeron: “Haznos un dios que nos guíe, pues no sabemos qué le habrá pasado a ese Moisés, el hombre que nos sacó de Egipto”. 24 Yo les contesté: “El que tenga oro, que se desprenda de él”. Ellos me lo entregaron, yo lo eché al fuego ¡y salió este becerro!
25 Se percató Moisés de que el pueblo estaba descontrolado, pues Aarón no le había puesto freno, y ahora el pueblo estaba expuesto a las burlas de sus enemigos. 26 Entonces Moisés se plantó en la puerta del campamento y gritó:
— ¡Que se pongan a mi lado los que están de parte del Señor!
Y todos los levitas se le unieron.
27 Él les dijo:
— Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: Que cada uno se ciña su espada al muslo, recorra el campamento y vaya de puerta en puerta matando a los culpables sin tener en cuenta si es su hermano, su amigo o su vecino.
28 Los levitas cumplieron la orden de Moisés y aquel día murieron unos tres mil hombres del pueblo. 29 Moisés les dijo:
— Hoy el Señor los bendice y los constituye sus sacerdotes, pues lo han preferido a sus propios hijos y hermanos.
Intercesión de Moisés
30 Al día siguiente Moisés dijo al pueblo:
— Han cometido un pecado gravísimo; no obstante voy a subir adonde está el Señor, a ver si logro que los perdone.
31 Volvió Moisés adonde estaba el Señor, y le dijo:
— Sin duda que este pueblo ha cometido un gran pecado al hacerse un dios de oro. 32 Pero te ruego que les perdones su pecado; si no lo haces, bórrame del libro donde nos tienes inscritos.
33 Pero el Señor le contestó:
— Al que haya pecado contra mí, lo borraré del libro. 34 Tú lleva al pueblo al lugar que te dije. Mi ángel te irá guiando. Y llegado el momento les pediré cuentas por su pecado.
35 Y el Señor castigó al pueblo por haber adorado al becerro de oro fabricado por Aarón.
El Señor en el camino
33 El Señor dijo a Moisés:
— Anda, ponte en camino con el pueblo que sacaste de Egipto hacia la tierra que juré dar a los descendientes de Abrahán, Isaac y Jacob. 2 Un ángel, que yo enviaré delante de ti, expulsará a los cananeos, amorreos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos, 3 para que puedas entrar en la tierra que mana leche y miel. Pero yo no iré contigo, porque son un pueblo testarudo y puede que los aniquile en el camino.
4 Al oír el pueblo estas palabras tan duras, guardó luto y nadie se puso sus joyas. 5 Dijo entonces el Señor a Moisés:
— Di a los israelitas: “Ustedes son un pueblo muy testarudo y, aunque solo estuviera con ustedes un momento, acabaría por aniquilarlos. Despréndanse, pues, de las joyas que llevan encima, y veré qué hago con ustedes”.
6 Y por eso, a partir del monte Horeb, los israelitas dejaron de usar sus joyas.
En la Tienda del encuentro
7 Moisés trasladó la Tienda y la plantó fuera del campamento a cierta distancia, y la llamó “Tienda del encuentro”. Si alguien quería consultar al Señor, salía del campamento e iba a la Tienda del encuentro. 8 Cuando Moisés se dirigía a la Tienda del encuentro, todo el pueblo se levantaba y permanecía en pie a la entrada de su propia tienda, siguiendo con la mirada a Moisés hasta que entraba en ella. 9 En cuanto él entraba en la Tienda del encuentro, la columna de nube descendía y se situaba en la puerta mientras el Señor hablaba con Moisés. 10 Y cada uno del pueblo se postraba a la puerta de su propia tienda cuando veían la columna de nube detenida a la entrada de la Tienda.
11 El Señor hablaba cara a cara con Moisés, como lo hace uno con un amigo. Cuando Moisés regresaba al campamento, allí se quedaba Josué, su joven ayudante, que no se movía del interior de la Tienda.
Moisés suplica al Señor
12 Moisés dijo al Señor:
— Mira, tú mismo me has encomendado que guíe a este pueblo, pero no me has indicado a quién enviarás para ayudarme. Dices que me he ganado tu confianza y gozo de tu favor; 13 pues si realmente es así, dame a conocer tus intenciones para que sepa que confías en mí. Recuerda que esta gente es tu pueblo.
El Señor respondió:
14 — Yo mismo te acompañaré y te conduciré al lugar de tu descanso.
15 A lo que Moisés replicó:
— Si tú no nos vas a acompañar, no nos hagas salir de aquí; 16 porque ¿cómo voy a estar seguro de que tu pueblo y yo gozamos de tu favor, si tú no nos acompañas? Precisamente en esto nos diferenciamos tu pueblo y yo del resto de los pueblos que habitan la tierra.
Respondió el Señor:
17 — También te concedo esta petición que acabas de hacerme porque gozas de mi favor y te has ganado mi confianza.
La gloria del Señor
Moisés suplicó:
18 — ¡Déjame ver tu gloria!
19 Y el Señor le respondió:
— Haré pasar delante de ti todo mi esplendor. Delante de ti proclamaré mi nombre: “El Señor”. Tendré misericordia de quien quiera y seré compasivo con quien me plazca; 20 pero no podrás ver mi rostro, porque nadie puede verlo y quedar con vida.
21 Y añadió:
— Aquí, junto a mí, hay un lugar. Ponte sobre la roca, 22 y cuando pase mi gloria, te meteré en una hendidura de la roca y te esconderé en el hueco de mi mano hasta que yo haya pasado. 23 Después, cuando retire mi mano, podrás ver mi espalda, pero no mi rostro.
Las segundas losas del testimonio
34 El Señor dijo a Moisés:
— Talla dos losas de piedra iguales a las primeras: Yo escribiré en ellas lo mismo que había en las otras, las que tú hiciste añicos. 2 Prepárate para mañana, pues al amanecer subirás al monte Sinaí, y allí, en la cima del monte, me esperarás. 3 Que nadie suba contigo. No dejes que nadie esté por los alrededores del monte; ni siquiera ovejas o vacas pastando por las cercanías.
4 Moisés talló dos losas de piedra iguales a las primeras. Se levantó muy temprano y subió al monte Sinaí portando las dos losas de piedra, tal como el Señor se lo había ordenado. 5 Entonces el Señor descendió en una nube, y se quedó allí, al lado de Moisés, el cual pronunció el nombre del Señor.
6 El Señor pasó delante de él proclamando:
— ¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios compasivo y benévolo, lento en airarse y rico en amor y fidelidad, 7 que mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la desobediencia, la rebeldía y los pecados, aunque no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, en los biznietos y en los tataranietos!
8 Inmediatamente Moisés se postró en el suelo y lo adoró 9 diciendo:
— Señor, si de verdad gozo de tu favor, ven con nosotros, aunque seamos un pueblo testarudo. Perdónanos nuestras desobediencias y pecados, y acéptanos como propiedad tuya.
Alianza renovada
10 El Señor le respondió:
— Mira, voy a sellar una alianza. A la vista de todo el pueblo realizaré maravillas como no se han hecho en ningún país ni en ninguna nación. El pueblo que está contigo verá la obra del Señor, porque yo haré cosas impresionantes contigo.
11 Cumple lo que te ordeno hoy y expulsaré de tu presencia a amorreos, cananeos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos. 12 Guárdate mucho de pactar con los habitantes del país donde vas a entrar porque serían una trampa para ti. 13 Al contrario, derriben sus altares, destruyan sus piedras votivas y talen sus árboles sagrados.
14 No adores a dioses extranjeros porque yo, el Señor, llevo el nombre de “Celoso” y soy un Dios celoso.
15 No hagas ninguna alianza con los habitantes de aquel país, no sea que cuando ellos rindan culto a sus dioses y les ofrezcan sacrificios, te inviten también a ti y tengas que comer de las víctimas sacrificadas. 16 No tomes a sus hijas como esposas para tus hijos, pues puede que cuando ellas rindan culto a sus dioses, induzcan también a los hijos de ustedes a rendir culto a esos mismos dioses.
17 No te fabriques dioses de metal fundido.
Las fiestas anuales
18 Observa la fiesta de los Panes sin levadura: durante siete días y según te mandé, comerás panes sin levadura en la fecha señalada del mes de Abib, porque en ese mes saliste de Egipto.
19 Todos los primogénitos me pertenecen, incluidas las primeras crías de tu ganado tanto vacuno como ovino, siempre que sean machos. 20 Puedes rescatar a la primera cría del asno sustituyéndola por un cordero, pero si no la rescatas, tendrás que desnucarla. A tus hijos primogénitos los rescatarás. Nadie se presentará ante mí con las manos vacías.
21 Durante seis días trabajarás y el séptimo descansarás, incluso en tiempo de siembra o siega.
22 Celebra la fiesta de las Semanas, al comienzo de la siega del trigo; y también la fiesta de la Recolección, al final del año agrícola.
23 Tres veces al año se presentarán todos los varones ante el Señor, Dios de Israel. 24 Cuando yo haya alejado de ti a las demás naciones y haya ampliado tus fronteras, nadie intentará invadir tu territorio aprovechando que subes tres veces al año a presentarte ante el Señor tu Dios.
25 No ofrezcas nada fermentado junto con la sangre de la víctima sacrificada en mi honor, ni conserves para el día siguiente lo que sobre del animal sacrificado en la Pascua.
26 Lleva a la casa del Señor tu Dios las primicias de los frutos de tu tierra. No cuezas el cabrito en la leche de su madre.
27 Después el Señor ordenó a Moisés:
— Pon por escrito todos estos mandatos, porque ellos son las cláusulas de la alianza que yo sello contigo y con los israelitas.
28 Y allí permaneció Moisés con el Señor durante cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las losas las cláusulas de la alianza, es decir, las Diez Palabras.
El rostro radiante de Moisés
29 Al bajar Moisés del monte Sinaí, traía consigo las dos losas del testimonio y no se dio cuenta de que su rostro irradiaba luminosidad porque había hablado con el Señor. 30 Aarón y los israelitas, al ver el rostro radiante de Moisés, temieron acercarse a él.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España