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57 Si un israelita era sorprendido con algún libro de la ley de Dios, o si éste la obedecía, se le condenaba a muerte, pues así lo había ordenado el rey. 58 Los extranjeros que no creían en Dios, aprovechándose de su poder, perseguían constantemente a los israelitas.

59 El día veinticinco de cada mes se presentaban ofrendas en el altar dedicado al dios Zeus, que se había construido sobre el altar de las ofrendas quemadas en el templo de Jerusalén.

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