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44-46 Enseguida corrió hacia el elefante. Pasó por en medio del ejército enemigo, matando a los soldados que encontraba a su paso. Cuando llegó, se puso debajo del elefante, le clavó la espada y lo mató. Pero al caer el elefante, aplastó a Eleazar, y lo mató. De esta manera, Eleazar se hizo famoso para siempre, entregando su vida para salvar a su gente.

47 A los israelitas no les quedó más remedio que retirarse de la batalla, pues el ejército del rey Antíoco Quinto era muy poderoso y atacaba con mucha fuerza.

48 El ejército de Antíoco persiguió a los israelitas hasta Jerusalén. Las tropas se colocaron en Judea y alrededor de Jerusalén.

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