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38 Y una vez más Jonatán le gritó al criado:

—¡Date prisa, corre, no te detengas!

El criado de Jonatán recogió las flechas y se las trajo a su amo, 39 pero no se dio cuenta de nada, porque sólo Jonatán y David conocían la contraseña. 40 Después Jonatán entregó sus armas a su criado, y le ordenó llevarlas de vuelta a la ciudad.

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