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Pero Dios habló con Semaías, un hombre que amaba y respetaba a Dios, y le dijo: «Debes darle a Roboam, y a todos los de la tribu de Judá y de Benjamín, este mensaje: “Dios no quiere que haya guerra contra las demás tribus de Israel, pues ellos son sus parientes. Vuelvan a sus casas, pues es una orden de Dios”».

Al escuchar este mensaje, todos regresaron a sus casas y no atacaron a Jeroboam.

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