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Él cuenta solamente con un poderoso brazo de carne, mientras que nosotros tenemos al Señor nuestro Dios, y será él quien pelee por nosotros».

Esto los alentó grandemente. Poco después, el rey Senaquerib, de Asiria, que estaba sitiando la ciudad de Laquis, envió embajadores con este mensaje al rey Ezequías y a los ciudadanos de Jerusalén:

10 «El rey Senaquerib, de Asiria, pregunta: “¿Piensan, acaso, que podrán sobrevivir al sitio de Jerusalén?

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