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25 ―No, hijo mío —le respondió el rey—. No debemos ir todos, pues te seríamos una carga.

Absalón insistió, pero el rey no quiso ir; sin embargo, le dio su bendición. 26 Entonces Absalón le dijo:

―Ya que mi señor el rey no viene, ¿por qué no permites que nos acompañe mi hermano Amnón?

―¿Y para qué va a ir contigo? —le preguntó el rey.

27 Pero tanto insistió Absalón que el rey dejó que Amnón y sus otros hijos fueran con Absalón.

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