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Aquel día el pueblo entró calladamente en la ciudad, como pueblo que humillado, entra a escondidas cuando huye de la batalla. Y el rey con su rostro cubierto, clamaba[a](A) en alta voz: «¡Oh hijo mío Absalón, oh Absalón, hijo mío, hijo mío(B)!».

Entonces Joab entró en la casa del rey, y dijo: «Hoy usted ha cubierto de vergüenza el rostro de todos sus siervos que han salvado hoy su vida, la vida de sus hijos e hijas, la vida de sus mujeres y la vida de sus concubinas,

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Footnotes

  1. 19:4 Lit. y el rey clamó.