2 Crónicas 3:1-9:22
Dios Habla Hoy
Salomón construye el templo(A)
3 Salomón comenzó la construcción del templo del Señor en Jerusalén, en el monte Moria, donde el Señor se apareció a David, su padre, en el sitio que David había preparado para ello, es decir, donde Ornán el jebuseo trillaba el trigo. 2 Comenzó la construcción el día dos del segundo mes del cuarto año de su reinado.
3 Los cimientos que puso Salomón para la construcción del templo tenían estas medidas: veintisiete metros de largo por nueve de ancho. 4 El vestíbulo que había en la parte delantera del templo medía nueve metros de largo, igual que la anchura del templo, y la altura era también de nueve metros. Salomón recubrió de oro puro el interior del vestíbulo, 5 y revistió el interior del edificio principal con tableros de pino, que recubrieron luego de oro fino, y pusieron relieves de palmeras y cadenas, 6 y lo adornó con incrustaciones de piedras preciosas. El oro que usaron era de la mejor calidad. 7 Revistió, pues, de oro todo el interior del edificio: las vigas, los umbrales, las paredes y las puertas, y grabó seres alados sobre las paredes.
8 Construyó además la sala del Lugar santísimo. Tenía nueve metros de largo, igual que la anchura del templo, y también nueve metros de ancho. Luego lo revistió de oro fino, para lo que emplearon cerca de veinte mil kilos. 9 Los clavos pesaban quinientos cincuenta gramos cada uno. También revistió de oro las salas del piso alto.
10 En el Lugar santísimo mandó esculpir dos seres alados, que fueron también recubiertos de oro. 11 La longitud total de las alas de los seres alados era de nueve metros; una de ellas, que medía dos metros y veinticinco centímetros, tocaba la pared de la sala, y la otra, de igual longitud, tocaba la punta del ala del otro ser alado. 12 De igual modo, un ala de este otro ser alado, de igual medida que las otras, tocaba la pared de la sala, y la otra, de igual longitud, tocaba la punta del ala del ser alado anterior. 13 Estos seres alados, cuyas alas medían en total nueve metros, estaban de pie, con las caras vueltas hacia la sala central. 14 Hizo también la cortina de tela morada, púrpura y de lino, e hizo bordar seres alados en ella.
Las dos columnas(B)
15 Salomón hizo dos columnas de casi dieciséis metros de altura para la fachada del templo. Sus capiteles medían dos metros veinticinco centímetros. 16 También hizo cadenas en forma de collar, y las puso en lo alto de las columnas; además modeló cien granadas, que puso en las cadenas. 17 Puso las columnas en la fachada del templo, una a la derecha y otra a la izquierda. A la columna de la derecha la llamó Jaquín, y a la de la izquierda la llamó Bóaz.
Mobiliario del templo(C)
4 Salomón hizo también un altar de bronce de nueve metros de largo por nueve de ancho y cuatro y medio de alto. 2 Hizo también una enorme pila de bronce, para el agua. Era redonda, y medía cuatro metros y medio de un borde al otro. Su altura era de dos metros y veinticinco centímetros, y su circunferencia, de trece metros y medio. 3 Debajo y alrededor de la pila, en dos hileras, había figuras como de toros, en número de diez por cada cuarenta y cinco centímetros, formando una sola pieza con la pila. 4 Ésta descansaba sobre doce toros de bronce, de los cuales tres miraban al norte, tres al sur, tres al este y tres al oeste. Sus patas traseras estaban hacia dentro, y la pila descansaba sobre ellos. 5 Las paredes de la pila tenían ocho centímetros de grueso; su borde imitaba el cáliz de un lirio, y cabían en ella sesenta y seis mil litros de agua.
6 Hizo también diez pilas de bronce para lavar, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda. En ellas lavaban todo lo que se usaba en el holocausto; pero la pila grande era para que se lavaran en ella los sacerdotes.
7 Hizo también diez candelabros de oro en la forma prescrita, y los colocó en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda. 8 Además hizo diez mesas, y las puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda. Hizo también cien tazones de oro.
9 Construyó además el atrio de los sacerdotes y el atrio principal, con sus puertas, las cuales recubrió de bronce. 10 Y puso la pila grande al lado derecho del templo, hacia el suroeste.
11 Hiram hizo además las ollas, las palas y los tazones, y así terminó el trabajo que hizo para Salomón en el templo de Dios. 12 Este trabajo consistió en las dos columnas, los capiteles redondos que estaban en la parte superior de las mismas, las dos rejillas para cubrir los capiteles, 13 las cuatrocientas granadas para las dos rejillas, en dos hileras para cada una de las rejillas, con que se cubrían los dos capiteles redondos que había en lo alto de las columnas; 14 las diez bases, las diez pilas que iban sobre ellas, 15 la pila grande para el agua, con los doce toros que tenía debajo, 16 además de las ollas, las palas y los tenedores.
Todos los utensilios que Hiram, el maestro, le hizo al rey Salomón para el templo del Señor, eran de bronce pulido. 17 Los fundió en moldes de arena, en la región del Jordán, entre Sucot y Saretán. 18 Salomón hizo tantos utensilios de bronce, que no se preocupó por hacer que los pesaran.
19 También mandó hacer Salomón todos los demás utensilios que había en el templo de Dios: el altar de oro, las mesas sobre las que se ponían los panes que se consagran al Señor, 20 los candelabros de oro puro con sus lámparas que había frente al Lugar santísimo, para encenderlos como estaba ordenado; 21 las figuras de flores, las lámparas y las tenazas, igualmente de oro puro; 22 las despabiladeras, los tazones, los cucharones y los incensarios, que eran todos de oro puro. También eran de oro, a la entrada del templo, las hojas de las puertas interiores, las del Lugar santísimo y las de las puertas del templo mismo.
5 Y cuando se acabaron todas las obras que Salomón mandó realizar en el templo del Señor, llevó Salomón los utensilios de oro y de plata que David, su padre, había dedicado al Señor, y los depositó en los tesoros del templo de Dios.
El arca de la alianza es llevada al templo(D)
2 Entonces Salomón reunió en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a las personas principales de las familias israelitas, para trasladar el arca de la alianza del Señor desde Sión, la Ciudad de David. 3 Y en el día de la fiesta solemne, en el séptimo mes del año, se reunieron con el rey Salomón todos los israelitas. 4 Llegaron todos los ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca 5 y la trasladaron junto con la tienda del encuentro con Dios y con todos los utensilios sagrados que había en ella, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas. 6 El rey Salomón y toda la comunidad israelita que se había reunido con él, estaban delante del arca ofreciendo en sacrificio ovejas y toros en cantidad tal que no se podían contar. 7 Después llevaron los sacerdotes el arca de la alianza del Señor al interior del templo, hasta el Lugar santísimo, bajo las alas de los seres alados, 8 los cuales tenían sus alas extendidas sobre el sitio donde estaba el arca, cubriendo por encima tanto el arca como sus travesaños. 9 Pero los travesaños eran tan largos que sus extremos se veían desde el Lugar santo, frente al Lugar santísimo, aunque no podían verse por fuera; y así han quedado hasta el día de hoy. 10 En el arca no había más que las dos tablas de piedra que Moisés había puesto allí en Horeb, las tablas de la alianza que el Señor hizo con los israelitas cuando salieron de Egipto.
11 Los sacerdotes salieron del Lugar santo. Todos los sacerdotes que estaban presentes se habían purificado sin atenerse a los turnos en que estaban repartidos. 12 Todos los levitas cantores, Asaf, Hemán y Jedutún, junto con sus hijos y demás parientes, estaban de pie, al este del altar, vestidos de lino. Tenían platillos, salterios y arpas. Con ellos había ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas.
13 Entonces todos unidos se pusieron a tocar las trompetas y a cantar a una voz para alabar y dar gracias al Señor, haciendo sonar las trompetas, los platillos y los otros instrumentos musicales mientras se cantaba: «Alaben al Señor, porque él es bueno, porque su amor es eterno.» En aquel momento, el templo del Señor se llenó de una nube, 14 y por causa de la nube los sacerdotes no pudieron quedarse para celebrar el culto, porque la gloria del Señor había llenado el templo.
Salomón dedica el templo(E)
6 Entonces Salomón dijo:
«Tú, Señor, has dicho
que vives en la oscuridad.
2 Pero yo te he construido
un templo para que lo habites,
un lugar donde vivas para siempre.»
3 Luego el rey se volvió, de frente a toda la comunidad israelita, que estaba de pie, y la bendijo 4 diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido lo que prometió a David, mi padre, cuando le dijo: 5 “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo, no había escogido yo ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel para que en ella se construyera un templo donde residiera mi nombre, ni había escogido a ningún hombre para que fuera el guía de mi pueblo Israel, 6 pero escogí a Jerusalén para que mi nombre resida allí, y escogí a David para que gobernara a mi pueblo Israel.” 7 Y David, mi padre, tuvo el deseo de construir un templo en honor del Señor, Dios de Israel. 8 Sin embargo, el Señor le dijo: “Haces bien en querer construirme un templo; 9 pero no serás tú quien lo construya, sino el hijo que tendrás. Él será quien me construya el templo.”
10 »Pues bien, el Señor ha cumplido su promesa. Tal como dijo, yo he tomado el lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel y he construido un templo al Señor, el Dios de Israel. 11 Además he puesto allí el arca donde está la alianza que el Señor hizo con los israelitas.»
12 Después se puso Salomón delante del altar del Señor, en presencia de toda la comunidad israelita, y extendió sus manos. 13 Estaba subido sobre una plataforma de bronce de dos metros veinticinco centímetros de largo, otro tanto de ancho y un metro treinta y cinco centímetros de alto, la cual había construido y colocado en medio del atrio. Luego se arrodilló delante de toda la comunidad israelita, y extendiendo sus manos al cielo, 14 exclamó: «Señor, Dios de Israel: ni en el cielo ni en la tierra hay un Dios como tú, que cumples tu alianza y muestras tu bondad para con los que te sirven de todo corazón; 15 que has cumplido lo que prometiste a David, mi padre, uniendo así la acción a la palabra en este día. 16 Por lo tanto, Señor, Dios de Israel, cumple también lo que prometiste a tu siervo David, mi padre: que no le faltaría un descendiente que, con tu favor, subiera al trono de Israel, con tal de que sus hijos cuidaran su conducta y cumplieran tu ley como él la cumplió. 17 Así pues, Señor, Dios de Israel, haz que se cumpla la promesa que hiciste a mi padre, tu servidor David.
18 »Pero ¿será verdad que Dios puede vivir con los hombres sobre la tierra? Si el cielo, en toda su inmensidad, no puede contenerte, ¡cuánto menos este templo que he construido para ti! 19 No obstante, Señor y Dios mío, atiende mi ruego y mi súplica; escucha el clamor y la oración que este siervo tuyo te dirige. 20 No dejes de mirar, ni de día ni de noche, este templo, lugar donde tú has dicho que estarás presente. Escucha la oración que aquí te dirige este siervo tuyo. 21 Escucha mis súplicas y las de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar. Escúchalas en el cielo, lugar donde vives, y concédenos tu perdón.
22 »Cuando alguien cometa una falta contra su prójimo, y le obliguen a jurar ante tu altar en este templo, 23 escucha tú desde el cielo, y actúa; haz justicia a tus siervos. Da su merecido al culpable, haciendo recaer sobre él el castigo por sus malas acciones, y haz justicia al inocente, según le corresponda.
24 »Cuando el enemigo derrote a tu pueblo Israel por haber pecado contra ti, si luego éste vuelve y alaba tu nombre, y en sus oraciones te suplica en este templo, 25 escúchalo tú desde el cielo, perdona su pecado, y hazlo volver al país que les diste a ellos y a sus antepasados.
26 »Cuando haya una sequía y no llueva porque el pueblo pecó contra ti, si luego ora hacia este lugar, y alaba tu nombre, y se arrepiente de su pecado a causa de tu castigo, 27 escúchalo tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel, y enséñales el buen camino que deben seguir. Envía entonces tu lluvia a esta tierra que diste en herencia a tu pueblo.
28 »Cuando en el país haya hambre, o peste, o las plantas se sequen por el calor, o vengan plagas de hongos, langostas o pulgón; cuando el enemigo rodee nuestras ciudades y las ataque, o venga cualquier otra desgracia o enfermedad, 29-30 escucha entonces toda oración o súplica hecha por cualquier persona, o por todo tu pueblo Israel, que al ver su desgracia y dolor extienda sus manos en oración hacia este templo. Escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concede tu perdón; da a cada uno según merezcan sus acciones, pues sólo tú conoces las intenciones y el corazón del hombre. 31 Así te honrarán y te obedecerán mientras vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.
32 »Aun si un extranjero, uno que no sea de tu pueblo, viene de tierras lejanas por causa de tu nombre grandioso y de tu gran despliegue de poder, y ora hacia este templo, 33 escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concédele todo lo que te pida, para que todas las naciones de la tierra te conozcan y te honren como lo hace tu pueblo Israel, y comprendan que tu nombre es invocado en este templo que yo te he construido.
34 »Cuando tu pueblo salga a luchar contra sus enemigos, dondequiera que tú lo envíes, si ora a ti en dirección de esta ciudad que tú escogiste y del templo que yo te he construido, 35 escucha tú desde el cielo su oración y su ruego, y defiende su causa.
36 »Y cuando pequen contra ti, pues no hay nadie que no peque, y tú te enfurezcas con ellos y los entregues al enemigo para que los haga cautivos y se los lleve a otro país, sea lejos o cerca, 37 si en el país adonde hayan sido desterrados se vuelven a ti y te suplican y reconocen que han pecado y hecho lo malo, 38 si se vuelven a ti con todo su corazón y toda su alma en el país adonde los hayan llevado cautivos, y oran en dirección de esta tierra que diste a sus antepasados, y de la ciudad que escogiste, y del templo que te he construido, 39 escucha tú sus oraciones y súplicas desde el cielo, desde el lugar donde habitas, defiende su causa y perdónale a tu pueblo sus pecados contra ti.
40 »Atiende, pues, Dios mío, y escucha las oraciones que se hagan en este lugar.
41 »Levántate, Dios y Señor, con tu arca poderosa,
y ven al lugar donde has de descansar.
Que tus sacerdotes, Dios y Señor, se revistan de la salvación,
que tus fieles gocen de prosperidad.
42 No desaires, Dios y Señor, al rey que has escogido.
Recuerda tu amor por David, tu siervo.»
7 Cuando Salomón terminó esta oración, cayó fuego del cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria del Señor llenó el templo, 2 de modo que por eso los sacerdotes no podían entrar en él. 3 Al ver todos los israelitas el fuego y la gloria del Señor que bajaban sobre el templo, se arrodillaron e inclinaron hasta tocar el suelo del enlosado con la frente, y adoraron y dieron gracias al Señor, repitiendo: «Porque él es bueno, porque su amor es eterno.»
4 Después de esto, el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios al Señor. 5 Y el rey Salomón ofreció en sacrificio veintidós mil toros y ciento veinte mil ovejas.
Así fue como el rey y todo Israel consagraron el templo de Dios.
6 Los sacerdotes se mantenían en sus puestos, y también los levitas, con los instrumentos de música sagrada que el rey había hecho para acompañar el canto que dice: «Porque su amor es eterno», cuando David cantaba con ellos. Y los sacerdotes tocaban frente a ellos las trompetas, mientras todo Israel estaba de pie.
7 Salomón consagró también el centro del atrio que está frente al templo del Señor, pues allí ofreció los holocaustos y la grasa de los sacrificios de reconciliación, porque en el altar de bronce que él había construido no cabían los holocaustos, las ofrendas de cereales y la grasa.
8 En dicha ocasión, Salomón y todo Israel, una gran muchedumbre que había venido desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto, celebraron la fiesta de las Enramadas. 9 Al día siguiente tuvieron una fiesta solemne, porque durante siete días habían celebrado la consagración del altar y durante otros siete días la fiesta de las Enramadas. 10 El día veintitrés del séptimo mes, el rey despidió al pueblo para que se fueran a sus casas alegres y satisfechos por el bien que el Señor había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel.
Dios hace una alianza con Salomón(F)
11 Cuando Salomón terminó con éxito el templo del Señor, el palacio real y todo lo que se propuso hacer en ellos, 12 se le apareció de noche el Señor y le dijo: «He escuchado tu oración, y he escogido este sitio como templo para los sacrificios. 13 Así que, si mando una sequía y hago que no llueva, u ordeno a las langostas que destruyan los campos, o envío una peste sobre mi pueblo, 14 y si mi pueblo, el pueblo que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca y deja su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y devolveré la prosperidad a su país. 15 De ahora en adelante escucharé con atención las oraciones que se hagan en este lugar, 16 porque he escogido y consagrado este templo como residencia perpetua de mi nombre. Siempre lo cuidaré y lo tendré presente. 17 Ahora bien, si tú te comportas en mi presencia como lo hizo David, tu padre, poniendo en práctica todo lo que te he ordenado y obedeciendo mis leyes y decretos, 18 yo confirmaré tu reinado según lo pactado con David, tu padre, cuando le dije que nunca faltaría un descendiente suyo que gobernara a Israel. 19 Pero si ustedes se apartan de mí, y no cumplen las leyes y los mandamientos que les he dado, sino que sirven y adoran a otros dioses, 20 los arrancaré a ustedes de la tierra que les he dado, arrojaré de mi presencia el templo que he consagrado y haré que sean motivo de burla constante entre todas las naciones. 21 Y este templo, que era tan glorioso, será convertido en un montón de ruinas, y todo el que pase junto a él se asombrará y preguntará por qué actuó el Señor así con este país y con este templo. 22 Y le responderán que fue porque abandonaron al Señor, el Dios de sus antepasados, que los sacó de Egipto, y porque se aferraron a adorar y servir a otros dioses; que por eso hizo venir sobre ellos tan grande mal.»
Otras actividades de Salomón(G)
8 Pasaron veinte años después de haber construido Salomón el templo del Señor y su propio palacio, 2 y entonces reconstruyó las ciudades que Hiram le había entregado e instaló a los israelitas en ellas.
3 Después marchó contra Hamat de Sobá, y se apoderó de ella. 4 También reconstruyó Tadmor, en el desierto, y todas las ciudades donde almacenaba los alimentos, las cuales había construido en Hamat. 5 Igualmente reconstruyó Bet-horón de arriba y Bet-horón de abajo, ciudades fortificadas, con murallas, puertas y barras, 6 y también a Baalat y demás ciudades donde almacenaba los alimentos, todos los cuarteles de los carros de combate, los cuarteles de la caballería y todo lo que quiso construir en Jerusalén, en el Líbano y en todo el territorio bajo su dominio. 7 En cuanto a los habitantes hititas, amorreos, heveos, ferezeos y jebuseos que quedaron, los cuales no eran israelitas, 8 es decir, a sus descendientes que quedaron después de ellos en el país y que los israelitas no exterminaron, Salomón los sometió a trabajos forzados, y así siguen hasta el día de hoy. 9 Pero no obligó a ningún israelita a servir como esclavo en sus obras, sino como soldados, jefes, capitanes y comandantes de los carros de combate y de la caballería. 10 En cuanto a los capataces que el rey Salomón tenía, eran doscientos cincuenta.
11 Salomón trasladó a la hija del faraón de la Ciudad de David al palacio que Salomón había edificado para ella, porque pensó que su esposa no debía vivir en el palacio de David, rey de Israel, ya que los lugares donde había entrado el arca del Señor eran sagrados.
12 Salomón ofrecía al Señor holocaustos sobre el altar del Señor que había construido frente al vestíbulo del templo, 13 en los días en que había que ofrecerlos según la ley de Moisés, es decir, los sábados, en las fiestas de luna nueva y en las tres fiestas que se celebran al año: la de los panes sin levadura, la de las semanas y la de las Enramadas.
14 También estableció los turnos, según lo había dispuesto David, su padre, para que los sacerdotes hicieran su servicio y los levitas se encargaran de alabar al Señor y de colaborar con los sacerdotes en lo que se necesitara cada día. Y también los turnos de los porteros en cada puerta, porque así lo había ordenado David, hombre de Dios. 15 Así pues, no se apartaron en ningún momento de las disposiciones del rey David en cuanto a los sacerdotes, los levitas y la tesorería. 16 Todo lo que Salomón tenía que realizar, se llevó a cabo, desde el día en que se pusieron los cimientos del templo hasta su terminación. El templo del Señor quedó perfectamente terminado.
17 Salomón fue, entonces, a Esión-guéber y a Elat, a orilla del mar, en el territorio de Edom. 18 Hiram, por medio de sus oficiales, le envió barcos y hombres a su servicio, conocedores del mar, que fueron junto con los oficiales de Salomón, y llegaron a Ofir, de donde tomaron casi quince mil kilos de oro y se los llevaron al rey Salomón.
La reina de Sabá visita a Salomón(H)
9 La reina de Sabá oyó hablar de la fama que Salomón había alcanzado, y fue a Jerusalén para ponerlo a prueba con preguntas difíciles. Llegó rodeada de gran esplendor, con camellos cargados de perfumes y con gran cantidad de oro y piedras preciosas. Cuando llegó ante Salomón, le preguntó todo lo que tenía pensado, 2 y Salomón respondió a todas sus preguntas. No hubo una sola pregunta de la cual no supiera la repuesta. 3 Al ver la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y el palacio que había construido, 4 los manjares de su mesa, los lugares que ocupaban sus oficiales, el porte y la ropa de sus criados, sus coperos y su ropa, y cómo subía al templo, se quedó tan asombrada 5 que dijo al rey: «Lo que escuché en mi país acerca de tus hechos y de tu sabiduría, es verdad; 6 pero sólo he podido creerlo ahora que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me habían contado ni la mitad de tu gran sabiduría, pues tú sobrepasas lo que yo había oído. 7 ¡Qué felices deben de ser tus esposas, y qué contentos han de sentirse esos servidores tuyos, que siempre están a tu lado escuchando tus sabias palabras! 8 ¡Bendito sea el Señor tu Dios, que te vio con agrado y te puso sobre su trono para que fueras su rey! ¡Por el amor que tu Dios tiene a Israel, y para consolidarlo para siempre, te ha hecho rey sobre ellos para que gobiernes con rectitud y justicia!»
9 Luego entregó ella al rey tres mil novecientos sesenta kilos de oro, y gran cantidad de perfumes y piedras preciosas. Nunca llegó a Israel tal cantidad de perfumes como la que regaló la reina de Sabá al rey Salomón.
10 Además, los hombres al servicio de Hiram y de Salomón que habían traído oro de Ofir, trajeron también de allá madera de sándalo y piedras preciosas. 11 Con la madera de sándalo hizo el rey barandas para el templo del Señor y para el palacio real, y también arpas y salterios para los músicos. Nunca se había visto nada semejante en la tierra de Judá. 12 Por su parte, el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso pedirle, además de lo que ya le había dado a cambio de lo que ella le había traído. Después la reina regresó a su país acompañada de la gente a su servicio.
Fama y riqueza de Salomón(I)
13 El oro que Salomón recibía cada año llegaba a unos veintidós mil kilos, 14 sin contar el tributo que le pagaban los comerciantes y viajeros. Además, todos los reyes de Arabia y los gobernadores del país le traían oro y plata a Salomón. 15 El rey Salomón mandó hacer doscientos escudos grandes de oro batido, empleando en cada uno seis kilos de oro. 16 Mandó hacer también trescientos escudos más pequeños, empleando en cada uno poco más de tres kilos de oro batido, y los puso en el palacio llamado «Bosque del Líbano». 17 Mandó hacer también un gran trono de marfil, y ordenó que lo recubrieran de oro puro. 18 El trono tenía sujetos a él seis escalones y un estrado de oro, y brazos a cada lado del asiento, junto a los cuales había dos leones de pie. 19 Había también doce leones de pie, uno a cada lado de los seis escalones. ¡Jamás se había construido en ningún otro reino nada semejante! 20 Además, todas las copas del rey eran de oro, lo mismo que toda la vajilla del palacio «Bosque del Líbano». No había nada de plata, porque en tiempos de Salomón ésta no era de mucho valor, 21 ya que los barcos del rey iban a Tarsis con los hombres al servicio de Hiram, y llegaban una vez cada tres años, trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
22 El rey Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría.
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