Add parallel Print Page Options

En cierta ocasión los sirios, que habían salido a merodear, capturaron a una muchacha israelita y la hicieron criada de la esposa de Naamán. Un día la muchacha le dijo a su ama: «Ojalá el amo fuera a ver al profeta que hay en Samaria, porque él lo sanaría de su lepra».

Naamán fue a contarle al rey lo que la muchacha israelita había dicho. El rey de Siria le respondió:

―Bien, puedes ir; yo le mandaré una carta al rey de Israel.

Y así Naamán se fue, llevando treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro[a] y diez mudas de ropa. La carta que le llevó al rey de Israel decía: «Cuando te llegue esta carta, verás que el portador es Naamán, uno de mis oficiales. Te lo envío para que lo sanes de su lepra».

Read full chapter

Footnotes

  1. 5:5 treinta mil … oro. Lit. diez talentos de plata y seis mil [siclos] de oro.