Add parallel Print Page Options

David le dijo:

— ¿Qué ha sucedido? Cuéntamelo.

Y él respondió:

— La tropa ha huido de la batalla y ha habido muchas bajas y muchos muertos entre la gente. También han muerto Saúl y su hijo Jonatán.

David preguntó al muchacho que le informaba:

— ¿Cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto?

El muchacho le contestó:

— Yo me encontraba casualmente en el monte Guilboa, cuando vi a Saúl apoyado sobre su lanza y acosado por los carros y los jinetes. Entonces se volvió y, al verme, me llamó; y yo me puse a sus órdenes. Luego me preguntó quién era y yo le respondí que era un amalecita. Después me dijo: “Por favor, acércate y remátame, porque estoy agonizando y no acabo de morir”. 10 Así que me acerqué y lo rematé, pues comprendí que no sobreviviría a su caída. Luego tomé la corona de su cabeza y el brazalete de su brazo y se los traigo aquí a mi señor.

11 Entonces David rasgó sus vestiduras, al igual que sus hombres. 12 Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, pues habían caído a espada.

Read full chapter