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Cuando Jesucristo regrese como rey, juzgará a los vivos y a los muertos. Así que ante Dios y Jesucristo te ordeno que anuncies el mensaje e insistas en todo momento, oportuno o no. Muéstrales lo malo que han hecho, corrígelos cuando se equivoquen y anímalos; enseña siempre con mucha paciencia. Porque llegarán tiempos en que la gente no querrá escuchar la verdadera enseñanza que conduce a una vida recta y sólo buscarán rodearse de maestros que los complazcan diciendo lo que quieren escuchar. La gente dejará de escuchar la verdad y comenzará a dejarse guiar por historias falsas. Pero no pierdas la calma, soporta los sufrimientos y dedícate a contar la buena noticia y a cumplir los deberes de un siervo de Dios.

Se acerca el momento de mi muerte; mi vida ya se está ofreciendo como un sacrificio a Dios. Me fue bien en la competencia: he peleado bien, he terminado la carrera y no he perdido la fe. Ahora me espera una corona que recibiré como muestra de aprobación. El Señor, juez justo, me la dará ese día, y también a todos los que esperan con anhelo su llegada.

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