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Y viendo que esto agradaba a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura.

Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua.

Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía ferviente oración a Dios por él.

Pedro, librado de la cárcel

Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardias delante de la puerta custodiaban la cárcel.

Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la celda; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

Le dijo el ángel: Cíñete, y cálzate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme.

Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que le parecía que veía una visión.

10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, avanzaron por una calle, y de repente el ángel se ausentó de él.

11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora sé verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha arrebatado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.

12 Y habiendo reflexionado así, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.

13 Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode,

14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corrió adentro a anunciar que Pedro estaba a la puerta.

15 Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella insistía en que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel!

16 Mas Pedro continuaba llamando; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos.

17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.

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