Hechos 9:26-36
Nueva Biblia de las Américas
Saulo en Jerusalén
26 Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le temían, no creyendo que era discípulo(A). 27 Pero Bernabé(B) lo tomó y lo presentó a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino, y que Él le había hablado(C), y cómo en Damasco(D) había hablado con valor en el nombre de Jesús(E).
28 Y estaba con ellos moviéndose libremente[a] en Jerusalén, hablando con valor en el nombre del Señor(F). 29 También hablaba y discutía con los judíos helenistas(G); pero estos intentaban matarlo. 30 Pero cuando los hermanos(H) lo supieron, lo llevaron a Cesarea(I), y de allí lo enviaron(J) a Tarso(K).
31 Entretanto la iglesia(L) gozaba de paz por toda Judea, Galilea y Samaria, y era edificada; y andando en el temor del Señor y en la fortaleza del Espíritu Santo, seguía creciendo.
Curación de Eneas
32 Mientras Pedro viajaba por todas aquellas regiones, vino también a los santos(M) que vivían en Lida(N). 33 Allí encontró a un hombre llamado Eneas, que había estado postrado en cama por ocho años, porque estaba paralítico. 34 Y Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama». Y al instante se levantó. 35 Todos los que vivían en Lida(O) y en Sarón(P) lo vieron, y[b] se convirtieron al Señor(Q).
Resurrección de Dorcas
36 Había entonces en Jope(R) una discípula llamada Tabita, que traducido al griego es Dorcas[c]; esta mujer era rica[d] en obras buenas y de caridad que hacía continuamente.
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