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Sin embargo[a] en aquel tiempo algunos caldeos se presentaron(A) y acusaron a[b] los judíos(B). Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Oh rey, vive para siempre(C)! 10 Tú, oh rey, has proclamado un decreto de que todo hombre que oiga el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro(D), 11 y el que no se postre y adore, será echado en un horno de fuego ardiente. 12 Pero hay algunos judíos a quienes has puesto sobre la administración de la provincia de Babilonia, es decir, Sadrac, Mesac y Abed-nego(E), y estos hombres, oh rey, no te hacen caso; no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado.

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Footnotes

  1. Daniel 3:8 Lit., Por tanto
  2. Daniel 3:8 Lit., comieron los pedazos de

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