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24 No comerás, pues, la sangre sino que debes derramarla en tierra como el agua. 25 Si lo haces así, serán dichosos tú y tus hijos después de ti, porque habrán actuado del modo que agrada al Señor. 26 Al lugar que el Señor haya escogido, llevarás sólo las cosas que hayas consagrado y las que ofrezcas como voto.

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