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Se irán cerrando las puertas de la calle,
    irá disminuyendo el ruido del molino,
las aves elevarán su canto,
    pero apagados se oirán sus trinos.
Sobrevendrá el temor por las alturas
    y por los peligros del camino.
Florecerá el almendro,
    la langosta resultará onerosa,
    y no servirá de nada la alcaparra,
pues el hombre se encamina al hogar eterno
    y rondan ya en la calle los que lloran su muerte.

Acuérdate de tu creador
    antes que se rompa el cordón de plata
    y se quiebre la vasija de oro,
y se estrelle el cántaro contra la fuente
    y se haga pedazos la polea del pozo.

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