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Después Esdras se levantó de delante de la casa de Dios(A) y entró a la cámara de Johanán, hijo de Eliasib. Aunque entró allí, no comió pan ni bebió agua, porque hacía duelo a causa de la infidelidad de los desterrados(B). Entonces hicieron una proclama en Judá y Jerusalén a todos los desterrados para que se reunieran en Jerusalén, y a cualquiera que no viniera dentro de tres días, conforme al consejo de los jefes y de los ancianos, le serían confiscadas todas sus posesiones y él mismo sería excluido de la asamblea de los desterrados.

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