Ezequiel 26:1-28:19
Nueva Versión Internacional (Castilian)
Profecía contra Tiro
26 El día primero del mes primero[a] del año undécimo, el Señor me habló diciendo: 2 «Tiro ha dicho de Jerusalén: “Las puertas de las naciones se han derrumbado. Sus puertas se me han abierto de par en par, y yo me estoy enriqueciendo mientras ellas yacen en ruinas”. 3 Por eso, así dice el Señor omnipotente: Tiro, yo estoy contra ti, y así como el mar levanta sus olas, voy a hacer que contra ti se levanten muchas naciones. 4 Destruirán los muros de Tiro, y derribarán sus torres. Hasta los escombros barreré de su lugar; ¡la dejaré como roca desnuda! 5 ¡Quedará en medio del mar como un tendedero de redes! Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. Tiro será despojo de las naciones, 6 y sus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Entonces sabrán que yo soy el Señor.
7 »Así dice el Señor omnipotente: Desde el norte voy a traer contra Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes. Vendrá con un gran ejército de caballos, y con carros de guerra y jinetes. 8 Tus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Y Nabucodonosor construirá contra ti muros de asedio, levantará rampas para atacarte y alzará sus escudos. 9 Atacará tus muros con arietes, y con sus armas destruirá tus torres. 10 Cuando el rey de Babilonia entre por tus puertas, como se entra en una ciudad conquistada, sus caballos serán tan numerosos que te cubrirán de polvo, y tus muros temblarán por el estruendo de su caballería y sus carros. 11 Con los cascos de sus caballos pisoteará todas tus calles; matará a tu pueblo a filo de espada, y tus sólidas columnas caerán por tierra. 12 Además, saquearán tus riquezas y robarán tus mercancías. Derribarán tus muros, demolerán tus suntuosos palacios, y arrojarán al mar tus piedras, vigas y escombros. 13 Así pondré fin al ruido de tus canciones, y no se volverá a escuchar la melodía de tus arpas. 14 Te convertiré en una roca desnuda, en un tendedero de redes, y no volverás a ser edificada. Yo, el Señor, lo he dicho. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo.
15 »Así le dice el Señor omnipotente a Tiro: Las naciones costeras temblarán ante el estruendo de tu caída, el gemido de tus heridos y la masacre de tus habitantes. 16 Todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, se quitarán los mantos y se despojarán de las vestiduras bordadas. Llenos de pánico se sentarán en el suelo; espantados por tu condición temblarán sin cesar, 17 y sobre ti entonarán este lamento:
»“¡Cómo has sido destruida, ciudad famosa,
habitada por gente del mar!
¡Tú en el mar eras poderosa!
¡Con tus habitantes infundías
terror a todo el continente!
18 Ahora, en el día de tu caída,
tiemblan los pueblos costeros,
y las islas que están en el mar
se aterrorizan ante tu desastre”.
19 »Así dice el Señor omnipotente: Te convertiré en lugar de ruinas, como toda ciudad deshabitada. Haré que te cubran las aguas caudalosas del océano. 20 Te haré descender con los que descienden a la fosa; te haré habitar en lo más profundo de la tierra, en el país de eternas ruinas, con los que descienden a la fosa. No volverás a ser habitada ni reconstruida[b] en la tierra de los vivientes. 21 Te convertiré en objeto de espanto, y ya no volverás a existir. Te buscarán, pero jamás podrán encontrarte. Lo afirma el Señor omnipotente».
Lamento por la caída de Tiro
27 El Señor me habló diciendo: 2 «Hijo de hombre, dedícale este canto fúnebre a Tiro, 3 ciudad asentada junto al mar y que trafica con pueblos de muchas costas lejanas:
»Así dice el Señor omnipotente:
»“Tú, ciudad de Tiro,
pretendes ser hermosa y perfecta.
4 Tu dominio está en alta mar,
tus constructores resaltaron tu hermosura.
5 Con pinos del monte Senir
hicieron todos tus entablados.
Con cedros del Líbano
armaron tu mástil.
6 Con encinas de Basán
construyeron tus remos,
y con cipreses de Chipre
ensamblaron tu cubierta,
la cual fue decorada
con incrustaciones de marfil.
7 Con lino bordado de Egipto
hicieron tus velas,
y estas te sirvieron de bandera.
De las costas de Elisá trajeron
telas moradas y rojas para tu toldo.
8 Oh Tiro, tus remeros vinieron de Sidón y de Arvad.
A bordo iban tus propios timoneles,
los más expertos hombres de mar.
9 Los hábiles veteranos de Guebal[c]
repararon los daños en la nave.
Los marineros de todas las naves del mar
negociaron con tus mercancías.
10 Hombres de Persia, Lidia y Fut
militaron en tu ejército.
Te adornaron con escudos y cascos;
¡sacaron a relucir tu esplendor!
11 »”Los de Arvad, junto con tu ejército, defendían los muros que te rodean, y los de Gamad estaban apostados en tus torres. A lo largo de tus muros colgaban sus escudos, haciendo resaltar tu hermosura. 12 Era tal tu riqueza que Tarsis comerciaba contigo. A cambio de tu mercadería, ella te ofrecía plata, hierro, estaño y plomo. 13 También Grecia, Tubal y Mésec negociaban contigo, y a cambio de tus mercancías te ofrecían esclavos y objetos de bronce. 14 La gente de Bet Togarma te pagaba con caballos, corceles y mulos. 15 Los habitantes de Rodas[d] también comerciaban contigo. Concretabas negocios con muchas islas del mar, las cuales te pagaban con ébano y colmillos de marfil. 16 Por los muchos productos que tenías, Siria comerciaba contigo y a cambio te entregaba topacio, telas teñidas de púrpura, telas bordadas, lino fino, corales y rubíes. 17 Judá e Israel también comerciaban contigo. Te ofrecían trigo de Minit, pasteles,[e] miel, aceite y bálsamo. 18 Por la gran cantidad de tus productos, y por la abundancia de tu riqueza, también Damasco comerciaba contigo. Te pagaba con vino de Jelbón y lana de Sajar. 19 A cambio de tus mercancías, los danitas y los griegos te traían de Uzal hierro forjado, canela y caña aromática. 20 Dedán te vendía aparejos para montar. 21 Tus clientes eran Arabia y todos los príncipes de Cedar, quienes te pagaban con corderos, carneros y chivos. 22 También eran tus clientes los comerciantes de Sabá y Ragama. A cambio de mercancías, te entregaban oro, piedras preciosas y los mejores perfumes. 23 Jarán, Cané, Edén y los comerciantes de Sabá, Asiria y Quilmad negociaban contigo. 24 Para abastecer tus mercados te vendían hermosas telas, mantos de color púrpura, bordados, tapices de muchos colores y cuerdas muy bien trenzadas. 25 Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías.
»”Cargada de riquezas,
navegabas en alta mar.
26 Tus remeros te llevaron por los mares inmensos,
en alta mar el viento del este te hizo pedazos.
27 El día de tu naufragio
se hundirán en el fondo del mar
tu riqueza, tu mercancía y tus productos,
tus marineros y tus timoneles,
los que reparan tus naves y tus comerciantes,
tus soldados y toda tu tripulación.
28 Al grito de tus timoneles
temblarán las costas.
29 Todos los remeros abandonarán las naves;
marineros y timoneles bajarán a tierra.
30 Por ti levantarán la voz
y llorarán con amargura;
se echarán ceniza sobre la cabeza,
y se revolcarán en ella.
31 Por tu culpa se raparán la cabeza,
y se vestirán de luto.
Llorarán por ti con gran amargura
y con angustiosos gemidos.
32 Entonarán sentidos lamentos,
y en tono de amarga queja dirán:
‘¿Quién en medio de los mares
podía compararse a Tiro?’
33 Cuando desembarcaban tus productos
muchas naciones quedaban satisfechas.
Con tus muchas riquezas y mercancías,
enriquecías a los reyes de la tierra.
34 Pero ahora el mar te ha hecho pedazos,
¡yaces en lo profundo de las aguas!
Tus mercancías y toda tu tripulación
se hundieron contigo.
35 Por ti están horrorizados
todos los habitantes de las costas;
sus reyes tiemblan de miedo,
y en su rostro se dibuja el terror.
36 Atónitos se han quedado
los comerciantes de otros países;
¡tu fin ha llegado!,
¡nunca más volverás a existir!”»
Profecía contra el rey de Tiro
28 El Señor me habló diciendo: 2 «Hijo de hombre, adviértele al rey de Tiro que así dice el Señor omnipotente:
»“En la intimidad de tu arrogancia dijiste:
‘Yo soy un dios.
Me encuentro en alta mar
sentado en un trono de dioses’.
¡Pero tú no eres un dios,
aunque te creas que lo eres!
¡Tú eres un simple mortal!
3 ¿Acaso eres más sabio que Daniel?[f]
¿Acaso conoces todos los secretos?
4 Con tu sabiduría y tu inteligencia
has acumulado muchas riquezas,
y en tus cofres has amontonado
mucho oro y mucha plata.
5 Eres muy hábil para el comercio;
por eso te has hecho muy rico.
A causa de tus grandes riquezas
te has vuelto muy arrogante.
6 Por eso, así dice el Señor omnipotente:
»”Ya que pretendes ser
tan sabio como un dios,
7 haré que vengan extranjeros contra ti,
los más feroces de las naciones:
desenvainarán la espada
contra tu hermosura y sabiduría,
y profanarán tu esplendor.
8 Te hundirán en la fosa,
y en alta mar sufrirás una muerte violenta.
9 Y aun así, en presencia de tus verdugos,
¿te atreverás a decir: ¡Soy un dios!?
¡Pues en manos de tus asesinos
no serás un dios, sino un simple mortal!
10 Sufrirás a manos de extranjeros
la muerte de los incircuncisos,
porque yo lo he dicho.
Lo afirma el Señor omnipotente”».
11 El Señor me habló diciendo: 12 «Hijo de hombre, entona una elegía al rey de Tiro y adviértele que así dice el Señor omnipotente:
»“Eras un modelo de perfección,
lleno de sabiduría y de hermosura perfecta.
13 Estabas en Edén, en el jardín de Dios,
adornado con toda clase de piedras preciosas:
rubí, crisólito, jade,
topacio, cornalina, jaspe,
zafiro, granate y esmeralda.
Tus joyas y encajes estaban cubiertos de oro,
y especialmente preparados para ti
desde el día en que fuiste creado.
14 Fuiste elegido querubín protector,
porque yo así lo dispuse.[g]
Estabas en el santo monte de Dios,
y caminabas sobre piedras de fuego.
15 Desde el día en que fuiste creado
tu conducta fue irreprochable,
hasta que la maldad halló cabida en ti.
16 Por la abundancia de tu comercio,
te llenaste de violencia, y pecaste.
Por eso te expulsé del monte de Dios,
como a un objeto profano.
A ti, querubín protector,
te borré de entre las piedras de fuego.
17 A causa de tu hermosura
te llenaste de orgullo.
A causa de tu esplendor,
corrompiste tu sabiduría.
Por eso te arrojé por tierra,
y delante de los reyes
te expuse al ridículo.
18 Has profanado tus santuarios,
por la gran cantidad de tus pecados,
¡por tu comercio corrupto!
Por eso hice salir de ti
un fuego que te devorara.
A la vista de todos los que te admiran
te eché por tierra y te reduje a cenizas.
19 Al verte, han quedado espantadas
todas las naciones que te conocen.
Has llegado a un final terrible,
y ya no volverás a existir”».
Footnotes
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