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―¿Conocen a un tal Labán hijo de Najor? —les volvió a preguntar.

―¡Claro que sí lo conocemos! —le contestaron.

Jacob continuó preguntando:

―¿Cómo está?

―Está bien y ha prosperado. Mira, allí viene su hija Raquel con las ovejas —le dijeron los pastores.

―Falta mucho para que se oculte el sol, y todavía es muy temprano para que encierren sus rebaños. ¿Por qué no le dan de beber al ganado para que sigan pastando antes de llevarlos a dormir? —preguntó Jacob.

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