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Pero la paloma no encontró suelo donde descansar, así que volvió al barco de Noé al ver que el agua aun cubría la tierra. Noé estiró su mano, tomó la paloma y la metió al barco. 10 Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, 11 y esta regresó al atardecer ¡llevando una hoja fresca de olivo en el pico! Noé supo entonces que el agua había bajado.

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