Add parallel Print Page Options

El Señor omnipotente me ha concedido
    tener una lengua instruida,
    para sostener con mi palabra al fatigado.
Todas las mañanas me despierta,
    y también me despierta el oído,
    para que escuche como los discípulos.
El Señor omnipotente me ha abierto los oídos,
    y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás.
Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban,
    mis mejillas a los que me arrancaban la barba;
ante las burlas y los escupitajos
    no escondí mi rostro.

Read full chapter