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«Esto dice el SEÑOR: “Párate en el patio del templo del SEÑOR y háblale a la gente que viene de las ciudades de Judá a adorar en el templo del SEÑOR. Diles todo el mensaje que te he ordenado que les digas, sin omitir ni una sola palabra. A lo mejor te hacen caso y abandonan su maldad. Si lo hacen, entonces desistiré de hacerles el mal con el que tenía planeado castigarlos por culpa de su maldad. Les dirás que esto dice el SEÑOR: Si no me obedecen ni viven de acuerdo con las leyes que les he dado, ni hacen caso a las palabras de mis siervos los profetas que he estado enviando una y otra vez, y a quienes ustedes no han obedecido, entonces haré con este templo lo mismo que hice con Siló[a] y convertiré a esta ciudad en un modelo de maldición para todas las naciones de la tierra”».

Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo escucharon a Jeremías decir estas palabras en el templo del SEÑOR. Cuando Jeremías acabó de decirle al pueblo todo lo que el SEÑOR le había ordenado que dijera, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo lo agarraron y le dijeron: «Vas a morir. ¿Por qué profetizas en el nombre del SEÑOR diciendo que a este templo le sucederá como a Siló y que esta ciudad será destruida y quedará deshabitada?» Y todo el pueblo se amontonó alrededor de Jeremías en el templo del SEÑOR.

10 Al oír todo esto, los jefes de Judá se dirigieron desde el palacio del rey a la casa del SEÑOR. Se sentaron en la entrada de la Puerta Nueva del templo del SEÑOR. 11 Los sacerdotes y los profetas les dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Este hombre debe ser sentenciado a muerte porque con nuestros propios oídos hemos escuchado que ha profetizado en contra de esta ciudad».

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Footnotes

  1. 26:6 Siló Este santuario fue probablemente destruido en tiempos del profeta Samuel. Ver Jer 7 y 1 S 4.