Jeremías 26:7-16
La Palabra (Hispanoamérica)
7 Los sacerdotes, los profetas y toda la gente escucharon este discurso de Jeremías en el Templo del Señor. 8 Cuando Jeremías terminó de transmitir todo lo que el Señor le había ordenado decir al pueblo, los sacerdotes y profetas lo detuvieron y le dijeron:
— Eres reo de muerte. 9 ¿Por qué dices profetizar en nombre del Señor y afirmas que este Templo acabará como Siló y que esta ciudad quedará desolada y deshabitada?
Toda la gente se amotinó contra Jeremías en el Templo del Señor. 10 Los dignatarios de Judá se enteraron de todo, se trasladaron del palacio real al Templo del Señor y se sentaron en el tribunal de la Puerta Nueva. 11 Los sacerdotes y los profetas se dirigieron a los dignatarios y a toda la gente en estos términos:
— Este hombre es reo de muerte, pues profetiza contra esta ciudad, como han podido oír.
12 Dijo Jeremías a los dignatarios y a todos los presentes:
— El Señor me ha enviado a profetizar contra este Templo y contra esta ciudad todo lo que han oído. 13 En consecuencia, mejoren su conducta y sus acciones, y hagan caso a lo que dice el Señor, su Dios; sólo así se arrepentirá del mal que había anunciado contra ustedes. 14 En cuanto a mí, en sus manos estoy. Hagan conmigo lo que les parezca bien y justo. 15 Pero han de saber que, si me matan, se harán responsables de una muerte inocente ustedes, esta ciudad y cuantos la habitan, pues es cierto que el Señor me ha enviado a transmitirles todo lo que he dicho.
16 Los dignatarios y la gente presente dijeron a los sacerdotes y a los profetas:
— Este hombre no es reo de muerte, pues nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios.
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