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Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: “Así ha dicho el SEÑOR: ‘Así haré que se pudra la soberbia de Judá y la mucha soberbia de Jerusalén. 10 Este pueblo malo, que rehúsa escuchar mis palabras, que anda en la porfía de su corazón y va tras otros dioses para rendirles culto y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto que no sirve para nada.

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