Juan 18:16-27
La Palabra (España)
16 Pedro, en cambio, tuvo que quedarse afuera, a la puerta, hasta que salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera y consiguió que lo dejaran entrar. 17 Pero la criada que hacía de portera se fijó en Pedro y le preguntó:
— ¿No eres tú de los discípulos de ese hombre?
Pedro contestó:
— No, no lo soy.
18 Como hacía frío, los criados y los guardias habían encendido una hoguera y estaban allí de pie, calentándose. También Pedro se quedó de pie junto a ellos, calentándose.
Anás interroga a Jesús
19 El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su enseñanza. 20 Jesús le respondió:
— Yo he hablado siempre en público a todo el mundo. He enseñado en las sinagogas y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos. No he enseñado nada clandestinamente. 21 ¿A qué viene este interrogatorio? Pregunta a mis oyentes; ellos te informarán sobre lo que he dicho.
22 Al oír esta respuesta, uno de los guardias que estaban junto a Jesús le dio una bofetada, al tiempo que lo increpaba:
— ¿Cómo te atreves a contestar así al sumo sacerdote?
23 Jesús le replicó:
— Si he hablado mal, demuéstrame en qué; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?
Jesús llevado ante Caifás y nueva negación de Pedro (Mt 26,57.71-75; Mc 14,53.69-72; Lc 22,54a.58-62)
24 Entonces Anás envió a Jesús atado a Caifás, el sumo sacerdote, 25 mientras Simón Pedro seguía allí de pie, calentándose. Alguien le preguntó:
— ¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?
Pedro lo negó diciendo:
— No, no lo soy.
26 Pero uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro cortó la oreja, le replicó:
— ¿Cómo que no? ¡Yo mismo te vi en el huerto con él!
27 Pedro volvió a negarlo. Y en aquel momento cantó un gallo.
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