Josué 1-6
Palabra de Dios para Todos
Dios nombra a Josué como líder
1 Moisés, siervo del SEÑOR, tenía como ayudante a Josué hijo de Nun. Después de la muerte de Moisés, el SEÑOR le dijo a Josué:
2 «Puesto que mi siervo Moisés ha muerto, prepárate tú para cruzar el río Jordán con toda esta gente y llegar a la tierra que les voy a dar a los israelitas. 3 Le prometí a Moisés que les daría a ustedes todo lugar por donde pasen. 4 Les voy a dar todo el territorio comprendido desde el desierto, al sur, hasta el Líbano, al norte; y desde el río Éufrates, territorio de los hititas, al oriente, hasta el mar Grande, al occidente. 5 Yo estaré contigo así como estuve con Moisés. Nadie podrá derrotarte mientras vivas porque yo nunca te abandonaré ni te dejaré.
6 »Sé fuerte y valiente porque tú guiarás a este pueblo para que pueda tomar la tierra que yo prometí a sus antepasados. 7 Pero tienes que ser fuerte y valiente, obedeciendo los mandamientos que te dio mi siervo Moisés. Si te mantienes fiel a ellos triunfarás donde quiera que vayas. 8 Repite siempre al pueblo las palabras del libro de la ley de Moisés. Práctica día y noche leyéndolo en voz baja, de manera que puedas obrar de acuerdo a lo escrito en él, para que te vaya bien y tengas éxito. 9 Te repito: sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes porque el SEÑOR tu Dios estará contigo donde quiera que vayas».
Josué toma el mando
10 Entonces Josué les ordenó a los jefes del pueblo de Israel: 11 «Vayan por el campamento y díganles a todos que alisten provisiones para llevar con ellos porque en tres días cruzarán el Jordán, para entrar y ocupar la tierra que el SEÑOR su Dios les da en posesión».
12 Entonces Josué les dijo a los rubenitas, a los gaditas y a una mitad de la tribu de Manasés:
13 —Recuerden la orden que les dio Moisés, siervo del SEÑOR, cuando les dijo que el SEÑOR su Dios les daría un lugar de descanso, la tierra donde estamos. 14 En realidad Moisés ya les entregó este territorio, así que sus esposas, sus hijos y su ganado se pueden quedar aquí, al oriente del río Jordán. Pero todos los hombres aptos para la guerra pasarán armados delante de sus hermanos para ayudarlos. 15 El SEÑOR ya les dio a ustedes un territorio para habitar, así que ustedes ayudarán a sus hermanos hasta que ellos puedan tener su lugar de descanso, la tierra que el SEÑOR les da. Después de eso ustedes podrán volver a su propia tierra, vivirán al oriente del río Jordán, la tierra que les dio Moisés, el siervo del SEÑOR.
16 Ellos le respondieron a Josué:
—Cumpliremos tus órdenes, e iremos a donde tú nos mandes. 17 Te obedeceremos siempre tal y como le obedecimos a Moisés. Lo único que pedimos es que el SEÑOR tu Dios esté contigo como lo estuvo con Moisés. 18 ¡Muerte a todo el que se rebele contra tus órdenes y no obedezca tus órdenes, sea quien sea!
Se envían espías a Jericó
2 Entonces Josué hijo de Nun mandó secretamente a dos espías desde Acacias[a] y les dijo: «Vayan y exploren el territorio, especialmente la ciudad de Jericó». Entonces ellos fueron y entraron a la casa de una prostituta llamada Rajab, y pasaron allí la noche. 2 Pero alguien le dio este aviso al rey de Jericó: «Unos israelitas han venido esta noche a espiar la tierra». 3 Entonces el rey de Jericó le envió este mensaje a Rajab: «Saca a los hombres que llegaron a tu casa porque son espías».
4 Sin embargo, ella los escondió y le contestó al rey: «Es cierto que unos hombres llegaron a mi casa pero yo no sabía de dónde eran. 5 Se fueron al anochecer, antes de cerrarse las puertas de la ciudad. No sé a dónde fueron, pero vayan rápido a buscarlos que todavía los pueden alcanzar». 6 En realidad, ella los había llevado al techo de la casa, y los había escondido en unos bultos de lino que tenía allí. 7 Entonces los hombres del rey salieron en persecución de los espías y de inmediato cerraron las puertas de la ciudad. Ellos buscaron a los espías hasta el lugar donde el camino atraviesa el río Jordán. 8 Entonces, antes de que los espías se acostaran, Rajab subió al techo 9 y les dijo:
—Yo sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra a ustedes. Aquí todo el mundo está muerto de miedo por causa de ustedes. 10 Hemos oído que el SEÑOR secó el agua del mar Rojo ante ustedes cuando salieron de Egipto y lo que ustedes les hicieron a los dos reyes amorreos Sijón y Og, del otro lado del Jordán. Ustedes los destruyeron. 11 Cuando nos enteramos de todo eso, nosotros nos atemorizamos porque el SEÑOR su Dios es el verdadero Dios del cielo y de la tierra. 12 Yo fui buena con ustedes y les ayudé, ahora júrenme por el SEÑOR que serán buenos con mi familia. También denme una garantía 13 de que salvarán a mi papá, a mi mamá, a mis hermanos y hermanas y a sus familias. Prométanme que les respetarán la vida a ellos.
14 Los espías le respondieron:
—Si no nos denuncias responderemos con nuestras vidas por las vidas de ustedes. Cuando el SEÑOR nos dé esta tierra, te trataremos bien y cumpliremos nuestra promesa.
15 Entonces ella, utilizando una cuerda, los bajó por la ventana porque la muralla formaba parte de su casa. Ella vivía dentro de la muralla. 16 Rajab les dijo:
—Vayan hacia las montañas para que los que fueron a buscarlos no los encuentren. Escóndanse allí por tres días hasta que los que los persiguen regresen a la ciudad. Después podrán seguir su camino.
17 Los hombres le dijeron:
—Cumpliremos la promesa que te hicimos, 18 pero cuando volvamos a este lugar, tienes que atar esta cuerda roja a la ventana por la que nos has descolgado. Tendrás que reunir a toda tu familia en tu casa: a tus padres, a tus hermanos y a todos los demás. 19 Todo el que salga de tu casa a la calle será responsable de su propia muerte, no será culpa nuestra; pero si matan a alguno de los que estén contigo dentro tu casa, nosotros responderemos por su muerte. 20 Eso sí, si tú nos denuncias, ya no estaremos obligados a cumplir nuestro juramento.
21 Entonces ella dijo:
—Será como ustedes dicen.
Así ella los dejó ir y ellos partieron. Entonces ella ató a su ventana la cuerda roja.
22 Ellos se fueron a las montañas y permanecieron allí tres días, hasta que los que los buscaban volvieron a Jericó. Los buscaron a lo largo de todo el camino, pero no los encontraron. 23 Entonces los espías bajaron de las montañas, cruzaron el Jordán y se presentaron ante Josué hijo de Nun para informarle todo lo que les había pasado. 24 Le dijeron: «Es verdad que el SEÑOR nos ha dado la tierra porque todos los que viven en esa región tienen mucho miedo de nosotros».
Milagro en el río Jordán
3 A la mañana siguiente Josué y todos los israelitas se levantaron temprano, trasladaron el campamento desde Acacias hasta la orilla del río Jordán y acamparon allí sin cruzar el río. 2 Después de tres días, los jefes pasaron por el campamento, 3 dándole a la gente la siguiente orden: «Levántense y marchen detrás del cofre del pacto del SEÑOR su Dios cuando lo vean cargado por los sacerdotes levitas. 4 Pero no se acerquen a menos de un kilómetro[b] de distancia del cofre, aunque sin perderlo de vista para que así sepan qué camino seguir, ya que ustedes nunca antes han pasado por aquí».
5 Entonces Josué le dijo al pueblo: «Purifíquense[c] porque mañana el SEÑOR hará un gran milagro entre ustedes». 6 Luego les dijo a los sacerdotes: «Levanten el cofre del pacto y colóquense delante del pueblo». Así que ellos levantaron el cofre del pacto y caminaron delante de la gente.
7 Entonces el SEÑOR le dijo a Josué: «Hoy empezaré a darte más importancia ante los israelitas, así sabrán que estaré contigo como lo estuve con Moisés. 8 Diles a los sacerdotes que llevan el cofre del pacto: “Al llegar a la orilla del Jordán entren al río y quédense ahí parados en medio del río”».
9 Entonces Josué les dijo a los israelitas: «Vengan y escuchen las palabras del SEÑOR su Dios». 10 Luego Josué dijo: «Por esto sabrán que el Dios viviente está entre ustedes, y que él hará huir ante ustedes a los cananeos, hititas, heveos, ferezeos, gergeseos, amorreos y jebuseos: 11 Ahora mismo el cofre del pacto del Señor de toda la tierra está a punto de cruzar el Jordán delante de ustedes. 12 Elijan ya a doce hombres de cada una de las tribus de Israel. 13 Los sacerdotes que cargan el cofre del SEÑOR entrarán al agua y en cuanto sus pies toquen el agua, el río se detendrá y el agua se amontonará formando un muro».
14 Cuando la gente salió del campamento para cruzar el Jordán, los sacerdotes que cargaban el cofre del pacto iban al frente de todo el pueblo. 15 Era época de cosecha y el río estaba crecido. Tan pronto como los sacerdotes pisaron el agua, 16 el río se detuvo. El agua se amontonó formando un embalse que quedaba lejos de allí, cerca de Saretán. También el agua que baja hasta el mar Muerto se detuvo completamente. La gente pudo cruzar el río frente a la ciudad de Jericó. 17 El pueblo cruzaba pisando tierra seca, en tanto que los sacerdotes que cargaban el cofre del pacto del SEÑOR se detuvieron ahí mismo en tierra seca, en medio del Jordán, hasta que toda la gente cruzó el río.
Las doce piedras conmemorativas
4 Cuando toda la nación terminó de cruzar el Jordán, el SEÑOR le dijo a Josué: 2 «Elige doce hombres del pueblo, uno de cada tribu 3 y ordénales esto: “Tomen de en medio del Jordán, donde están los sacerdotes, doce piedras, cárguenlas a través del Jordán y pónganlas en el lugar donde acampen esta noche”».
4 Entonces Josué llamó a los doce hombres que había escogido de entre los israelitas, uno de cada tribu 5 y les dijo: «Vayan hasta el medio del río, frente al cofre del pacto del SEÑOR su Dios, y cada uno traiga una piedra sobre sus hombros. Así habrá doce piedras en total, una piedra por cada una de las tribus de Israel. Llévenlas al campamento y pónganlas ahí 6 para que les sirvan a ustedes como recordatorio de lo que aquí sucedió. Cuando en el futuro sus hijos les pregunten: “¿Qué significan estas piedras para ustedes?”, 7 ustedes les responderán que las aguas del Jordán se detuvieron cuando el cofre del pacto del SEÑOR cruzó el río. Estas piedras les recordarán siempre a los israelitas lo que sucedió aquí».
8 Los israelitas hicieron tal como Josué les ordenó. Sacaron del río Jordán doce piedras; cada uno de los doce hombres escogidos de entre las doce tribus de Israel cargó una piedra. Las llevaron hasta el campamento y las dejaron allí, tal como el SEÑOR había dicho. 9 Josué también hizo colocar doce piedras adicionales en medio del Jordán, en el lugar donde se habían detenido los sacerdotes que cargaban el cofre del pacto. Aun hoy las piedras siguen ahí.
10 Mientras el pueblo cruzaba apresuradamente el río Jordán, los sacerdotes que cargaban el cofre del pacto permanecían en medio del río. Se hizo todo lo que el SEÑOR le había ordenado a Josué, tal como Moisés le había dicho. 11 Cuando terminaron de cruzar el río, los sacerdotes que cargaban el cofre del pacto del SEÑOR pasaron otra vez adelante de todos. 12 Los hombres de los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, listos para la batalla, se colocaron al frente de todos los demás israelitas, tal como Moisés les había ordenado. 13 El SEÑOR reunió en los llanos de Jericó un ejército de 40 000 hombres, listos para la batalla. 14 Ese día el SEÑOR hizo que todo Israel admirara a Josué. Lo empezaron a respetar así como respetaron a Moisés.
15 El SEÑOR le dijo a Josué: 16 «Diles a los sacerdotes que cargan el cofre del pacto que salgan del río Jordán». 17 Así que Josué les ordenó a los sacerdotes: «Salgan del Jordán». 18 Entonces cuando los sacerdotes que cargaban el cofre del pacto del SEÑOR salieron del Jordán, y sus pies tocaron tierra seca, las aguas del Jordán retornaron a su cauce normal, y el río siguió desbordado como antes.
19 El pueblo salió del Jordán el décimo día del primer mes, acamparon en Guilgal al oriente de Jericó 20 y Josué levantó un monumento con las doce piedras que ellos habían sacado del río Jordán. 21 Él les dijo a los israelitas: «En el futuro cuando los hijos les pregunten a sus padres: “¿Que significan estas piedras?”, 22 ustedes les responderán: “Israel cruzó el río Jordán sobre tierra seca”. 23 Porque el SEÑOR su Dios secó las aguas del Jordán ante ustedes, hasta que lo cruzaron, como el SEÑOR su Dios hizo con el mar Rojo el cual él secó ante nosotros hasta que lo cruzamos. 24 Eso lo hizo para que todo el mundo sepa lo grande que es el poder del SEÑOR y para que ustedes siempre respeten al SEÑOR su Dios».
5 Así fue que el SEÑOR secó las aguas del Jordán para que los israelitas lo cruzaran. Al enterarse de esto los reyes amorreos que estaban al occidente del Jordán perdieron toda esperanza. También se atemorizaron los reyes cananeos que habitaban a lo largo de la costa del mar. Todos ellos perdieron el ánimo de luchar contra los israelitas.
Circuncisión de los israelitas
2 Entonces el SEÑOR le dijo a Josué: «Yo ordené a todos los varones israelitas que fueran circuncidados antes de que salieran de Egipto. Ahora, haz unos cuchillos de piedra y circuncida a los israelitas que nacieron desde que saliste de Egipto». 3 Entonces Josué mandó hacer cuchillos de piedra y circuncidó a los israelitas en el monte Aralot[d]. 4 Josué tuvo que circuncidarlos porque ya habían muerto en el desierto todos los hombres en edad militar que habían salido de Egipto. 5 Aunque todos los que salieron de Egipto estaban circuncidados, ninguno de los que había nacido en el desierto estaba circuncidado. 6 Puesto que los israelitas anduvieron por el desierto durante 40 años, ya habían muerto todos los hombres israelitas en edad militar que habían salido de Egipto. Esos hombres no habían obedecido al SEÑOR y por tal razón el SEÑOR les juró que no los dejaría ver la tierra que el SEÑOR les había prometido a sus antepasados que nos daría a nosotros, una tierra que rebosa de leche y de miel. 7 Él hizo que los hijos de esos hombres los reemplazaran a ellos. Josué circuncidó a los hijos de esos hombres porque no habían sido circuncidados durante el viaje. 8 Cuando todos fueron circuncidados, se quedaron en el campamento hasta que se recuperaron.
La primera Pascua en Canaán
9 Luego el SEÑOR le dijo a Josué: «Era vergonzoso que ustedes fueran esclavos de Egipto y siguieran prácticas egipcias. Hoy he quitado de ustedes esa vergüenza». Es por eso que ese lugar se llama Guilgal[e] hasta el día de hoy.
10 Mientras acampaban en Guilgal, en los llanos de Jericó, los israelitas celebraron la Pascua, en la noche del día 14 del mes. 11 El día después de la Pascua, empezaron a alimentarse de los productos de la tierra, pan sin levadura y grano tostado. 12 Desde ese mismo día, el maná dejó de aparecer y durante todo ese año los israelitas se alimentaron de lo que producía la tierra de Canaán.
El jefe del ejército del Señor
13 En una ocasión, Josué se acercó a Jericó y vio a un hombre frente a él, con una espada en la mano. Josué se le acercó y le dijo:
—¿Eres de los nuestros o eres enemigo?
14 Él respondió:
—No soy enemigo, acabo de llegar. Soy el comandante del ejército del SEÑOR.
Entonces Josué se postró rostro en tierra ante él y lo adoró. Luego le dijo:
—Yo soy su siervo, Señor, ¿tiene algo que ordenarme?
15 El comandante del ejército del SEÑOR le dijo a Josué:
—Quítate las sandalias, porque el lugar donde estás es sagrado.
Y Josué obedeció.
La toma de Jericó
6 Las puertas de Jericó estaban cerradas y fortificadas a causa de los israelitas. Nadie podía entrar ni salir.
2 El SEÑOR le dijo a Josué: «Voy a entregar en tus manos a Jericó, a su rey y a sus soldados. 3 Una vez al día, marcha alrededor de la ciudad con todos los soldados. Haz esto por seis días. 4 Siete sacerdotes marcharán delante del cofre, cada uno llevando una trompeta hecha de cuernos de carnero. El séptimo día darán siete vueltas alrededor de la ciudad, mientras los sacerdotes tocan las trompetas. 5 Cuando se oiga que el cuerno de carnero da un toque prolongado, todo el pueblo gritará muy fuerte, y la muralla de la ciudad se derrumbará. Entonces desde la posición donde esté, cada soldado podrá subir directamente contra la ciudad».
6 Josué hijo de Nun reunió a los sacerdotes y les dijo: «Levanten el cofre del pacto, y que siete sacerdotes marchen delante del cofre del SEÑOR llevando cada uno una trompeta hecha de cuerno de carnero». 7 Y le dijo al pueblo: «Den una vuelta alrededor de la ciudad, y que el ejército vaya delante del cofre del SEÑOR».
8 Cuando Josué terminó de hablarle a la gente, los siete sacerdotes que llevaban ante el SEÑOR las trompetas hechas de cuernos de carnero salieron tocándolas, adelante del cofre. El cofre del pacto del SEÑOR iba detrás de ellos. 9 El ejército iba adelante de los siete sacerdotes que tocaban las trompetas. Los demás hombres de guerra marchaban detrás del cofre. Mientras todos marchaban sonaban las trompetas continuamente. 10 Josué le ordenó al pueblo: «No griten ni dejen que se escuche su voz, no dejen salir ni una sola palabra de su boca, hasta el día que les diga: “¡Griten!”, sólo entonces deberán gritar».
11 Josué ordenó llevar el cofre del SEÑOR alrededor de la ciudad una sola vez. Después regresaron al campamento para pasar la noche.
12 Josué se levantó temprano y los sacerdotes levantaron nuevamente el cofre del SEÑOR. 13 Todos marcharon alrededor de la ciudad como lo hicieron el día anterior: primero, el ejército, luego los siete sacerdotes tocando continuamente las trompetas ante el cofre del SEÑOR, después los sacerdotes que llevaban el cofre del SEÑOR y por último, los demás hombres. 14 Dieron una vuelta alrededor de la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento. Hicieron esto por seis días.
15 El séptimo día ellos se levantaron al amanecer y marcharon alrededor de la ciudad como habían hecho antes, pero ese día dieron siete vueltas a la ciudad. 16 La séptima vez, cuando los sacerdotes tocaron las trompetas, Josué le dijo a la gente: «¡Griten! Porque el SEÑOR les ha dado la ciudad. 17 La ciudad y todo lo que hay en ella debe ser consagrado al SEÑOR para la destrucción. Sólo quedarán vivos Rajab, la prostituta, y todos los que están con ella en la casa, porque ella escondió a los mensajeros que enviamos. 18 Pero cuídense de no tocar ni llevarse nada de lo que ha sido consagrado a la destrucción, porque entonces por culpa de ustedes Dios consagrará a la destrucción al campamento de Israel y lo castigará. 19 También pertenecen únicamente al SEÑOR toda la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro, e irán a la tesorería del SEÑOR».
20 Entonces la gente gritó, y los sacerdotes tocaron las trompetas. Tan pronto como el pueblo escuchó el toque de trompeta prolongado, todos dieron un fuerte grito, y la muralla se derrumbó. Entonces, desde donde se encontraba, cada soldado subió directamente contra la ciudad, y la capturaron. 21 Mataron a espada a todos en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, ganado, rebaños y burros.
22 Josué les dijo a los dos hombres que habían espiado la tierra: «Entren a la casa de la prostituta y saquen a la mujer y a toda su familia, tal como lo juraron». 23 Así que los dos hombres que habían sido espías fueron y sacaron a Rajab, al papá, a la mamá, a los hermanos y a todos los parientes de ella y los pusieron afuera del campamento de Israel. 24 Luego, los israelitas quemaron la ciudad y todo lo que había en ella. Sólo la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro los guardaron en la tesorería de la casa del SEÑOR[f]. 25 Pero Josué les perdonó la vida a Rajab, la prostituta, y a todos sus parientes. Sus descendientes han vivido en Israel hasta hoy porque escondió a los mensajeros que Josué había enviado a espiar en Jericó.
26 En ese momento Josué hizo este juramento:
«Que el SEÑOR maldiga
al que intente reconstruir la ciudad de Jericó.
Que a costa de la vida de su hijo mayor
eche los cimientos,
y a costa de la vida de su hijo menor[g]
restaure sus puertas».
27 Así el SEÑOR estaba con Josué, y su reputación se difundió por toda la tierra.
Footnotes
- 2:1 Acacias o Sitín, un pueblo al oriente del río Jordán. Igual en 3:1.
- 3:4 un kilómetro Textualmente 2000 codos. Ver tabla de pesas y medidas.
- 3:5 Purifíquense Dios les pidió que se prepararan para poder entender el gran milagro que iba a realizar. Ver Éx 19:10, 15.
- 5:3 monte Aralot Significa monte de la circuncisión.
- 5:9 Guilgal En hebreo esta palabra suena como la palabra quitar.
- 6:24 la casa del SEÑOR Se refiere a una construcción más sólida que una carpa. Una vez los hebreos llegaron a Canaán parece que pusieron la carpa dentro de una «casa» o «templo», de manera que se hace referencia al santuario como carpa, casa y templo (Jue 18:31; 1 S 1:7-9).
- 6:26 Que a costa […] hijo menor Ver 1 R 16:34.
Josué 23-24
Palabra de Dios para Todos
Josué anima al pueblo
23 Pasó mucho tiempo y el SEÑOR le dio paz y seguridad a Israel, ya no tenían que luchar con los enemigos que los rodeaban. Así pasaron los años, y Josué ya estaba muy anciano. 2 Entonces reunió a todo Israel, a sus ancianos, líderes, jueces y oficiales, y les dijo: «Yo ya estoy muy viejo. 3 Ustedes mismos han visto lo que el SEÑOR su Dios hizo con estas naciones; saben cómo él actuó por ustedes y que el SEÑOR su Dios es quien pelea por ustedes. 4 Miren, yo repartí la tierra de las naciones que aun quedan para que ustedes puedan ocuparla. También les di la tierra de las naciones que destruí desde el Jordán hasta el mar Grande, al occidente. 5 El SEÑOR su Dios, él mismo, los echará a ellos de sus tierras, los expulsará delante de ustedes. Y ustedes tomarán posesión de su tierra, como el SEÑOR les prometió.
6 »Sean fuertes y cuiden muy bien de hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin desviarse de él a izquierda ni a derecha. 7 No tengan nada que ver con estas naciones que quedan con ustedes, ni mencionen el nombre de sus dioses, ni juren por ellos, ni les sirvan, ni les hagan reverencia. 8 Ustedes continúen siguiendo al SEÑOR su Dios, como lo han hecho hasta hoy. 9 El SEÑOR ha expulsado grandes y poderosas naciones delante de ustedes, y nadie se les ha podido oponer a ustedes hasta hoy. 10 Uno de ustedes puede vencer a 1000, porque el SEÑOR su Dios es el que está peleando por ustedes, como lo prometió. 11 Así que pongan mucho empeño en amar al SEÑOR su Dios.
12 »No se alejen de Dios y no se unan a los sobrevivientes de estas naciones que quedan. No se casen con ellos, ni se junten con ellos ni dejen que ellos se junten con ustedes. 13 Porque si lo hacen, tengan la plena seguridad de que el SEÑOR su Dios no seguirá expulsando a estas naciones del territorio. Ellos se convertirán en una trampa y en un lazo para ustedes. Serán un látigo golpeando sus espaldas y espinas en sus ojos, hasta que no quede ninguno de ustedes en esta buena tierra que el SEÑOR su Dios les ha dado.
14 »Ahora estoy a punto de morir. Y ustedes saben con todo su ser, que no ha fallado ninguna de las buenas promesas que el SEÑOR su Dios les hizo. Todas ellas se hicieron realidad para ustedes. Ni una de ellas ha fallado. 15 Todo lo que el SEÑOR su Dios les prometió se ha cumplido, pero así también el SEÑOR cumplirá todo castigo con que él los tiene amenazados si le desobedecen. Al final terminará destruyéndolos y no quedará ni uno de ustedes en esta buena tierra que el SEÑOR su Dios les ha dado. 16 Si ustedes violan el pacto con el SEÑOR su Dios, que él les ordenó, y van y sirven a otros dioses y se inclinan ante ellos, entonces el SEÑOR se enojará con ustedes. Pronto no quedará ninguno de ustedes en esta buena tierra que él les ha dado».
Josué se despide
24 Luego Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquén. Convocó a todos los ancianos líderes de Israel, a los jefes, a los jueces y a los oficiales. Ellos se presentaron ante Dios.
2 Luego Josué le dijo a todo el pueblo:
—Esto es lo que el SEÑOR, el Dios de Israel dice: Hace mucho tiempo sus antepasados, incluido Téraj, el padre de Abraham y de Najor, vivían al otro lado del río Éufrates y servían a otros dioses. 3 Luego, yo traje a su antepasado Abraham desde el otro lado del río Éufrates y lo guié a través de toda la tierra de Canaán, le di muchos descendientes. Le di a Isaac 4 y a Isaac le di a Jacob y a Esaú. A Esaú le di las montañas de Seír como posesión, pero Jacob y sus hijos se fueron a Egipto. 5 Luego envié a Moisés y a Aarón, y con lo que hice allí metí en graves dificultades a los egipcios, y después de eso yo los saqué a ustedes. 6 Cuando saqué de Egipto a sus antepasados, ustedes llegaron al mar, y los egipcios persiguieron a sus antepasados con carros de combate y caballería hasta el mar Rojo. 7 Sus antepasados me pidieron ayuda a gritos. Entonces yo, el SEÑOR, puse oscuridad entre ustedes y los egipcios, eché el mar sobre ellos y los cubrí. Ustedes vieron con sus propios ojos lo que le hice a Egipto.
»Luego ustedes vivieron en el desierto por largo tiempo. 8 Después yo los llevé a la tierra de los amorreos que vivían al otro lado del río Jordán. Ellos pelearon contra ustedes, pero yo hice que ustedes los derrotaran y tomaran posesión de su tierra; yo los destruí a ellos ante ustedes. 9 Luego Balac, hijo de Zipor y rey de Moab, se preparó para luchar contra Israel. Mandó a traer a Balán hijo de Beor, para que los maldijera, 10 pero yo no le hice caso a Balán. Así que él tuvo que bendecirlos y yo los protegí a ustedes de su poder. 11 Cuando ustedes cruzaron el río Jordán y vinieron a Jericó, los habitantes de Jericó lucharon contra ustedes, así como lo hicieron también los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos y los jebuseos, pero yo hice que ustedes los vencieran. 12 Envié avispas[a] delante de ustedes, y ellas expulsaron a los dos reyes amorreos ante ustedes. No fue por sus espadas ni por sus arcos. 13 Yo les di a ustedes una tierra que no habían trabajado y ciudades que no habían construido, en las cuales viven ahora. Comen la fruta de viñedos y de olivos que ustedes no plantaron.
14 Entonces Josué le dijo a la gente:
—Así que ahora respeten al SEÑOR y sírvanle total y fielmente. Quiten de entre ustedes los dioses que sus antepasados adoraban al otro lado del río Éufrates y en Egipto, y sirvan al SEÑOR. 15 Si no desean servir al SEÑOR, decidan hoy a quien servirán, ya sea a los dioses a los que sus antepasados servían al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra viven. Pero yo y mi familia serviremos al SEÑOR.
16 Entonces la gente contestó:
—Nosotros nunca dejaremos al SEÑOR para servir a otros dioses. 17 Pues el SEÑOR nuestro Dios es el que nos trajo a nosotros y a nuestros antepasados de la tierra de Egipto donde éramos esclavos, y él es quien hizo esos grandes milagros ante nuestros ojos. Él nos protegió por todo nuestro viaje y a través de todas las naciones por cuyas tierras atravesamos. 18 El SEÑOR expulsó ante nuestros ojos a todos los pueblos y a los amorreos que vivían en la tierra. También serviremos al SEÑOR, porque él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué le dijo a la gente:
—Ustedes no podrán servir al SEÑOR, pues él es un Dios santo. Él es un Dios celoso. Él no perdonará sus rebeliones y sus pecados. 20 Si ustedes abandonan al SEÑOR y sirven a dioses distintos, entonces él se volverá contra ustedes y les traerá desastres y los destruirá, aun cuando ya los ha hecho prósperos.
21 Entonces el pueblo le dijo a Josué:
—¡No! ¡Nosotros serviremos al SEÑOR!
22 Entonces Josué dijo al pueblo:
—Observen a toda esta gente y obsérvense ustedes mismos. Todos ustedes ya saben y están de acuerdo que han decidido servir al SEÑOR, ¿cierto? Ustedes mismos son sus propios testigos, ¿verdad?
Y ellos dijeron:
—Somos testigos.
23 Así que Josué dijo:
—Ahora quiten los otros dioses de entre ustedes y vuélvanse de todo corazón al SEÑOR, el Dios de Israel.
24 Entonces la gente le dijo a Josué:
—Serviremos al SEÑOR nuestro Dios y lo obedeceremos.
25 Así que ese día Josué hizo un pacto con el pueblo. Le hizo estatutos y leyes en Siquén. 26 Josué escribió esas leyes en el libro de las enseñanzas de Dios. Luego tomó una roca grande y la puso debajo de la encina que estaba en el santuario del SEÑOR. 27 Entonces Josué le dijo a la gente:
—Miren, esta piedra será testigo ante nosotros, porque ha escuchado todas las palabras que el SEÑOR nos ha dicho. Así que será testigo ante ustedes, para que no mientan a su Dios.
28 Entonces Josué despidió a la gente, cada uno a su propia tierra.
Muerte de Josué
(Jue 2:6-10)
29 Después de esto murió Josué hijo de Nun, el siervo del SEÑOR. Tenía 110 años de edad. 30 Fue enterrado en su propia tierra, en Timnat Sera, que está en las montañas de Efraín, al norte del monte Gaas.
31 Israel sirvió al SEÑOR durante la vida de Josué y la de los ancianos que vivieron después de su muerte, quienes conocían toda la obra que el SEÑOR hizo por Israel.
Entierro de los restos de José
32 Los huesos de José, que los israelitas trajeron de Egipto, fueron enterrados en Siquén en el terreno que Jacob había comprado por 100 monedas de plata[b] a los hijos de Jamor, el padre de Siquén. Esta tierra se convirtió en la herencia de los descendientes de José.
33 Eleazar hijo de Aarón murió, y lo enterraron en Guibeá, el pueblo de su hijo Finés, que le había sido dado en las montañas de Efraín.
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