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Y tú, Aquior, mercenario de Amón, que has dicho estas palabras con intenciones perversas, de hoy en adelante no volverás a presentarte delante de mí, hasta que yo haya tomado venganza de esa gente escapada de Egipto. Cuando yo vuelva, mis soldados y todos mis servidores te atravesarán el cuerpo con sus lanzas, y morirás como los israelitas. Y ahora, mis servidores te llevarán a la montaña y te dejarán en una de las ciudades de la cuesta.

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