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18 Pero el ángel del Señor respondió:

«¿Por qué me preguntas cómo me llamo? ¿No sabes que mi nombre es inefable?»

19 Entonces Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció al Señor sobre una peña; el ángel, por su parte, realizó un milagro frente a Manoa y su mujer. 20 Y sucedió que, al elevarse al cielo la llama que ardía sobre el altar, el ángel se elevó junto con la llama. Entonces ellos se postraron en tierra,

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