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24 Les aseguro que ninguno de los primeros invitados disfrutará de mi cena”».

El precio del discipulado

25 Mucha gente seguía a Jesús, entonces él se volvió y les dijo:

26 «El que quiera seguirme tiene que amarme más que a su padre, a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso más que a su propia vida. De lo contrario, no podrá ser mi discípulo. 27 El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

28 »Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Qué tendría que hacer primero? Tendría que sentarse a calcular el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla, 29 porque si echa los cimientos y después no puede terminarla, todos los que la vean se burlarán de él. 30 Entonces dirán: “Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar su torre”.

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