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29 Y Balaam respondió al asna: «Porque te has burlado de mí. Ojalá tuviera una espada en mi mano, que ahora mismo te mataría(A)». 30 Y el asna dijo a Balaam: «¿No soy yo tu asna, y sobre mí has cabalgado toda tu vida hasta hoy? ¿He tenido la costumbre de portarme así contigo?». «No», respondió Balaam.

31 Entonces el Señor abrió los ojos de Balaam, y él vio al ángel del Señor de pie en el camino, con la espada desenvainada en su mano, e inclinándose, se postró rostro en tierra(B);

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