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Balaam volvió a donde estaba Balac, y lo encontró junto a su holocausto, junto con todos los príncipes de Moab. Entonces Balaam pronunció estas palabras proféticas:

«Balac, el rey de Moab, me trajo de Aram;
me hizo venir de los montes del oriente.
Me pidió venir y maldecir a Jacob;
me ordenó desearle el mal a Israel.
¿Y cómo maldecir a quien Dios no maldijo?
¿Cómo condenar a quien el Señor no ha condenado?

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