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18 Todos tenían su espada sujeta a la cintura mientras trabajaban. El que tocaba la trompeta estaba al lado mío, 19 pues yo les había dicho a los jefes y a los asistentes, y a todos los demás:

«El trabajo es demasiado y falta mucho por reconstruir; además, estamos repartidos por todo el muro y lejos unos de otros. 20 Por eso, si nos atacan, oirán sonar la trompeta. Si así sucede, corran a ayudarnos. Nuestro Dios luchará por nosotros».

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