Proverbios 1-9
Nueva Biblia Viva
Prólogo: Propósito y tema
1 Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: 2 para adquirir sabiduría y disciplina, para ayudar a comprender las palabras inteligentes; 3 para recibir instrucción, prudencia, justicia y equilibrio; 4 para infundir sagacidad a los inexpertos, conocimiento y madurez a los jóvenes. 5 El que es sabio y los escucha, adquiere mayor sabiduría, y el entendido recibe dirección 6 para entender los proverbios, los dichos de los sabios y sus enigmas. 7 Lo primero que hay que hacer para empezar a ser sabios, es honrar al Señor. Sólo los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.
Exhortaciones a buscar la sabiduría
Advertencia contra el engaño
8 Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no rechaces las enseñanzas de tu madre. 9 Lo que aprendas de ellos adornará tu cabeza como una corona, tu cuello como un collar. 10 Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte, ¡no se los permitas! 11 Ellos te pueden decir: «Ven con nosotros; sólo por gusto atrapemos y matemos algún inocente cuando pase. 12 Nos tragaremos vivo a alguien, como el sepulcro se traga a los hombres que caen en él. 13 Obtendremos toda clase de riquezas; llenaremos nuestras casas con todo lo robado. 14 Ven, comparte tu suerte con nosotros; nos repartiremos todo lo que obtengamos».
15 ¡No les hagas caso, hijo mío! Apártate de sus caminos, 16 porque sus pies se apresuran hacia el mal; ¡tienen prisa por derramar sangre! 17 Cuando el pájaro ve que le ponen una trampa no se acerca, 18 pero estos hombres se meten en la trampa ellos mismos y acaban con su propia vida. 19 Así terminan los ambiciosos; esta ambición acaba con su vida.
Advertencia contra el rechazo a la sabiduría
20 La sabiduría levanta su voz en las calles y lugares públicos. 21 Clama por la calle principal, a la entrada de la ciudad: 22 «Jóvenes inexpertos, ¿hasta cuándo disfrutarán su inexperiencia, sus burlas y despreciarán el conocimiento? 23 Escuchen mis correcciones y yo les abriré mi corazón, para que conozcan mis pensamientos. 24 Repetidamente los he llamado y no quieren venir; les he tendido mi mano pero no me hacen caso. 25 Porque menospreciaron mi consejo y rechazaron mi corrección, 26 algún día van a estar en desgracia, y yo me reiré. Me burlaré de ustedes cuando estén llenos de miedo, 27 cuando el terror caiga sobre ustedes como una tormenta y los problemas y la angustia los arrastren como un torbellino. 28 Entonces ellos me llamarán, pero no les responderé; me buscarán ansiosos, pero no me encontrarán.
29 »Pues despreciaron la sabiduría y no quisieron honrar al Señor; 30 porque menospreciaron mi consejo y rechazaron mi corrección, 31 cosecharán el fruto de su conducta, se hartarán de sus malas intenciones, 32 los matará su desvío e inexperiencia, su despreocupación y necedad los destruirá. 33 Pero los que me escuchen vivirán en paz y seguridad, sin temor».
Ventajas de la sabiduría
2 Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; 2 si prestas oído a la sabiduría y te entregas a la inteligencia; 3 si clamas por inteligencia y discernimiento, 4 si los buscas como si fuera plata o un tesoro escondido, 5 entonces comprenderás lo que es honrar al Señor y encontrarás el conocimiento de Dios.
6 Porque el Señor concede sabiduría; de su boca fluyen conocimiento y ciencia. 7 El Señor ayuda y protege a los que viven con rectitud y justicia. 8 Él cuida el sendero de los justos y protege a aquellos que le son fieles. 9 Entonces comprenderás lo que es recto y justo, y sabrás tomar la decisión correcta cada vez que lo necesites. 10 La sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento te llenará de alegría. 11 La prudencia te cuidará y la inteligencia te mantendrá a salvo. 12 La sabiduría te librará de los malvados, de los que hablan perversidades, 13 de los hombres que se apartan del camino recto para hacer el mal, 14 de los que se gozan en hacer el mal y festejan sus pecados, 15 de los que andan por caminos torcidos y sus sendas no son las correctas. 16 Te librará de la mujer adúltera y de sus palabras seductoras. 17 Esa mujer que ha abandonado al compañero de su juventud y se ha olvidado del compromiso que hizo con Dios. 18 El entrar a su casa te conduce hacia la muerte. Su conducta te lleva hacia el reino de muerte. 19 Todo aquel que se enreda con ella no vuelve jamás ni alcanza los senderos de la vida.
20 Sigue el ejemplo de los justos y compórtate como lo hacen los rectos. 21 Pues sólo los intachables y los que viven honestamente habitarán para siempre la tierra. 22 Pero los malvados serán arrancados y expulsados de la tierra.
Otras ventajas de la sabiduría
3 Hijo mío no olvides nunca mis enseñanzas. Guarda mis mandamientos en tu corazón, 2 porque ellos te darán una larga vida y te traerán felicidad. 3 No te apartes nunca del amor y la verdad; llévalos atados a tu cuello como si fueran un collar y escríbelos en lo profundo de tu corazón. 4 Entonces contarás con la buena opinión de la gente y el favor de Dios. 5 Confía en el Señor con todo tu corazón, y no confíes en tu propia inteligencia. 6 Busca la voluntad del Señor en todo lo que hagas, y él dirigirá tus caminos.
7 No creas que eres tan sabio como para no tenerle miedo al mal. Honra al Señor y huye del mal, 8 así llenarás tu cuerpo con salud y vigor.
9 Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. 10 Así tus graneros se llenarán hasta reventar, y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.
11 Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te enojes cuando te reprenda; 12 pues el Señor corrige al que ama, así como el padre corrige al hijo que es su alegría. 13 Feliz es el que halla sabiduría y adquiere inteligencia. 14 Porque es mejor hallar sabiduría que plata; la sabiduría deja más ganancias que el oro. 15 Es mucho más valiosa que las piedras preciosas. ¡No hay dinero alguno con el que la puedas pagar! 16 Por un lado, la sabiduría te ofrece larga vida y, por el otro, te otorga riquezas y honor. 17 Te llevará por caminos agradables y en sus senderos encontrarás paz.
18 La sabiduría es árbol de vida para quien se sujeta de ella; ¡felices los que no la sueltan! 19 Con sabiduría el Señor fundó la tierra, con inteligencia estableció los cielos. 20 Por su conocimiento se separaron las aguas, las nubes derramaron la lluvia. 21 Hijo mío, sé prudente y no pierdas de vista la discreción, 22 porque ellas te llenarán de vida y te adornarán como un collar. 23 Podrás andar seguro en esta vida, sin problemas ni tropiezos. 24 Al acostarte, no tendrás ningún temor y dormirás tranquilamente. 25 No temerás al desastre que venga de repente, ni a la desgracia que caiga sobre los malvados, 26 porque el Señor estará siempre contigo y evitará que caigas en la trampa.
27 No te niegues a hacer el bien a quien lo necesita, cuando bien sabes que está en tu mano hacerlo. 28 No le digas a alguien que venga mañana por la ayuda, si tienes con qué dársela hoy. 29 No trames nada malo contra el que vive confiado en ti. 30 No te metas en pleitos con nadie, sino te han hecho daño. 31 No envidies a la gente violenta, ni imites su conducta. 32 Porque el Señor detesta a esos malvados, pero le da su amistad a los justos.
33 La maldición del Señor cae sobre la casa de los malvados, pero su bendición está sobre el hogar de los justos. 34 El Señor se burla de los burladores, pero ayuda a los humildes. 35 Los sabios se llenarán de honra, pero los necios se llenarán de vergüenza.
La sabiduría es lo máximo
4 Escuchen hijos la corrección de un padre. Pongan atención para que adquieran inteligencia. 2 Yo digo la verdad; no se aparten. 3 Yo también he sido hijo; cuando era el niño consentido de mi madre, 4 mi padre me enseñaba y me decía: «Guarda en tu corazón mis palabras, obedece mis mandamientos, y vivirás. 5 Adquiere sabiduría e inteligencia, no la olvides ni te apartes de ellas. 6 No abandones la sabiduría, ámala, y ella te protegerá. 7 Lo más importante que debes hacer es adquirir sabiduría, y también buen juicio. 8 Ama la sabiduría, y ella te engrandecerá; aférrate a ella y te honrará; 9 te adornará con diadema de gracia la cabeza; y te obsequiará una hermosa corona». 10 Hijo mío, escucha y obedece mis palabras, y tendrás una larga vida.
11 Yo te llevo por el camino de la sabiduría y te guío por sendas de rectitud. 12 Cuando camines por ellos, nada te estorbará ni tropezarás al correr. 13 Aférrate a mi instrucción, no la olvides; pues ella es tu vida.
14 No hagas lo que hacen los malvados, ni sigas el ejemplo de los malhechores. 15 Mantente lejos de esa gente; sí, aléjate de ellos y sigue adelante. 16 Los malvados no duermen hasta haber hecho lo malo; no pueden descansar hasta hacer que alguien tropiece y caiga. 17 ¡Su comida es la maldad y su bebida la violencia!
18 La senda de los justos se parece a los primeros rayos de luz del amanecer, que brillan cada vez más hasta que es pleno día. 19 Pero la senda de los malvados está en completa oscuridad, los que la siguen ni siquiera saben con qué tropiezan.
20 Hijo mío, toma en cuenta mis consejos, escucha atentamente mis palabras. 21 No pierdas de vista mis palabras, grábalas en lo más profundo de tu corazón. 22 Porque ellas traen vida y salud a quienes las hallan.
23 Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él brota la vida. 24 Evita hablar de cosas perversas; aparta tus labios de decir cosas corruptas. 25 Mira lo que tienes delante; pon tus ojos en lo que tienes frente a ti. 26 Establece bien la conducta de tu vida, mantenla siempre, y estarás seguro. 27 ¡Practica el bien en todo momento! ¡Apártate del mal!
Advertencia contra el adulterio
5 Hijo mío, pon atención a mi sabiduría; escucha atentamente mi sabio consejo. 2 Así aprenderás a ser discreto y te llenarás de conocimiento. 3 Los labios de la mujer infiel son como miel, y sus palabras más suaves que el aceite. 4 Pero al final resulta ser más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. 5 Quien cae en sus redes, va derecho a la tumba; su estilo de vida es un pase directo a la muerte. 6 A ella nada le importa lo que piense la gente de su conducta. Vive la vida sin control alguno, y ni siquiera se da cuenta de eso.
7 Pues bien, hijo mío, escucha atentamente y no te apartes de mis enseñanzas. 8 Huye de la mujer infiel; no te acerques ni siquiera a la puerta de su casa, 9 para que no entregues tus mejores años ni tu fortaleza a quienes sólo quieren hacerte mal; 10 para que los malvados no se queden con tu salario ni con los bienes que posees. 11 Si lo haces así, acabarás quejándote de angustia porque todo tu cuerpo se irá consumiendo. 12 Y dirás: «¡Cómo pude despreciar la corrección! ¡Cómo pudo mi corazón rechazar los consejos! 13 No obedecí las enseñanzas de mis maestros, ni presté atención a mis instructores. 14 Estoy al borde de una ruina total y en vergüenza ante toda mi comunidad».
15 Disfruta del amor, pero sólo con tu esposa. 16 Tu amor y fidelidad le corresponden sólo a ella; ¡jamás se los entregues a otra! 17 Recuerda que el goce del matrimonio solo le pertenece a los dos, y nadie debe inmiscuirse en él. 18 ¡Bendita sea tu esposa, la mujer de tu juventud! 19 Ella es una gacela amorosa y agradable. ¡Que sus pechos te dejen siempre satisfecho! ¡Que su amor siempre te cautive! 20 Hijo mío, ¡no te enredes con la mujer infiel! ¡Aléjate de sus caricias! 21 Recuerda que el Señor mira todo lo que hacemos, no pierde de vista ninguno de nuestros actos. 22 Al malvado lo tienen atrapado sus propios pecados, son cuerdas que lo atan y retienen. 23 Morirá por no querer disciplinarse; se perderá por su gran necedad.
Advertencia contra la insensatez
6 Hijo mío, si te haces fiador de tu amigo, o si te haces responsable de alguien a quien apenas conoces, 2 si tú mismo te comprometiste y has quedado atrapado en tus propias palabras, 3 entonces has caído en las manos de tu amigo. Haz esto que te digo para poder librarte: trágate tu orgullo y suplícale que deshaga el compromiso. 4 No lo dejes para después. Hazlo ahora. No descanses hasta que lo hayas hecho. 5 Libérate, como se libera la gacela del cazador, o como se libera el ave de la trampa.
6 ¡Aprende de las hormigas, perezoso! Fíjate en lo que hacen, y sigue su ejemplo. 7 Aunque no tienen quien las obligue a trabajar, no tienen quien las mande, 8 trabajan mucho todo el verano, recogiendo alimentos durante la cosecha. 9 Perezoso, no haces más que dormir, ¿Cuándo vas a despertar de tu sueño? 10 Duermes un poquito más, te tomas una larga siesta, descansas cruzado de brazos, 11 y así, lo que lograrás es pobreza y más pobreza. Esta te atacará sin piedad.
12 El hombre que es malvado y perverso, siempre cuenta mentiras, 13 guiña los ojos, hace señas con los pies y con los dedos, 14 su corazón es perverso, siempre está planeando el mal y provocando peleas.
15 Por eso será destruido de repente; en un instante quedará arruinado sin esperanza de recuperarse.
16 El Señor está harto, ¡hasta el cansancio! de este tipo de gente:
17 del altanero, el que ama la mentira, del malvado, 18 del que sólo piensa en hacer el mal, 19 del testigo falso y del que causa división entre hermanos.
Advertencia contra el adulterio
20 Hijo mío, obedece siempre los mandamientos y enseñanzas de tu padre y de tu madre. 21 Grábalos en tu corazón, cuélgalos alrededor de tu cuello. 22 Adonde vayas, te servirán de guía; mientras estés dormido, te protegerán; al despertar, te aconsejarán. 23 Porque estos mandamientos y enseñanzas son lámpara que alumbra tu camino delante de ti; su corrección y consejos son el camino de la vida. 24 Te protegerán de la mujer malvada, de las palabras seductoras de la mujer infiel.
25 No la desees en tu corazón por su belleza, no te dejes seducir por sus ojos, 26 porque la prostituta anda tras tu dinero, pero la adúltera anda tras tu misma vida. 27 ¿Podría alguien echarse fuego en el pecho sin quemarse la ropa? 28 ¿Podría alguien andar sobre las brasas sin quemarse los pies? 29 Pues tampoco el que se acuesta con la mujer infiel y se enreda con ella, quedará sin castigo. 30 Nadie desprecia al ladrón que roba para no morir de hambre; 31 pero si lo atrapan, se le cobra siete veces lo robado, aunque para ello tenga que vender todo lo que tiene en su casa.
32 Pero al que se acuesta con la mujer de otro le falta la capacidad de pensar, pues se destruye a sí mismo. 33 Sólo sacará heridas y vergüenza, y su deshonra no se podrá borrar. 34 Porque el esposo estará furioso por los celos, y no perdonará el día de la venganza. 35 No aceptará ningún desagravio, ni perdonará por muchos regalos que se le ofrezca.
Advertencia contra la mujer adúltera
7 Hijo mío, obedece mis palabras y atesora mis mandamientos. 2 Obedece mis mandamientos y vivirás; cuida mis enseñanzas como la niña de tus ojos. 3 Átalos a tus dedos, grábalos en lo profundo de tu corazón. 4 Ama la sabiduría como a una hermana, y a la inteligencia como a un pariente tuyo. 5 Ellas te librarán de la mujer infiel y de la adúltera y de sus palabras seductoras. 6 Miraba yo por la ventana de mi casa, a través de la celosía, 7 a unos jóvenes sin experiencia, y entre ellos me fijé en un joven falto de sentido común. 8 Cruzó la calle al llegar a la esquina, y caminó hacia la casa de esa mujer. 9 Empezaba a oscurecer, el día llegaba a su fin. 10 Entonces la mujer se le acercó, vestida seductoramente y actuando con astucia. 11 Escandalosa y desvergonzada, que no puede quedarse en su casa. 12 Que anda por las calles y por las plazas buscando atrapar a alguien en las esquinas.
13 Lo abrazó por el cuello, lo besó, y con descaro le dijo: 14 «He ofrecido sacrificios de paz, y acabo de cumplir mis votos. 15 Por eso salí a tu encuentro, te busqué, ¡y te he encontrado! 16 Mi cama está tendida con sábanas del mejor lino importado de Egipto, 17 la he perfumado con mirra, áloe y canela. 18 Ven, hagamos el amor hasta que llegue el nuevo día, 19 pues mi esposo no está en casa, anda en un largo viaje; 20 se ha llevado una bolsa llena de dinero, y no regresará hasta el día de la luna llena».
21 Con palabras suaves la mujer infiel convenció a ese jovencito; lo sedujo con halagos y mimos. 22 En un momento él la siguió, como el buey que va camino al matadero, como ciervo que cae en la trampa, 23 en espera de la flecha que le partirá el corazón; como el ave que va directo a la red, sin darse cuenta que ahí perderá la vida. 24 Escúchame, hijo mío, y pon atención a mis palabras. 25 No dejes que tu corazón se desvíe hacia ella; ni te pierdas en sus caminos; 26 porque muchos han muerto por causa suya; muchos hombres han sido sus víctimas. 27 Su casa es la puerta por la que llegas rápido a la muerte.
Llamado de la sabiduría
8 ¿No está llamando la sabiduría? ¿No está alzando la voz la inteligencia? 2 Está parada en lo más alto de las colinas, donde se cruzan los caminos. 3 A un lado de las puertas que llevan a la ciudad, dice a gritos: 4 «A ustedes hombres, les hablo a todos ustedes; dirijo mis palabras a toda la humanidad. 5 Ustedes los necios e inexpertos, ¡adquieran sentido común y aprendan a ser prudentes! 6 Escuchen las cosas importantes que tengo que decirles; mis labios hablarán cosas rectas. 7 Mi boca hablará la verdad, porque mis labios detestan la mentira. 8 Mis palabras son justas; no hay en ellas perversidad o cosa torcida. 9 Mis palabras son claras para el que quiera entender; irreprochables para el que sea sabio. 10 Elijan mi instrucción en lugar de la plata, y el conocimiento en lugar del oro puro».
11 Porque la sabiduría vale mucho más que las piedras preciosas; nada se puede comparar con ella. 12 Yo, la sabiduría, habito con el buen juicio, y sé dónde encontrar discernimiento y conocimiento. 13 El que teme al Señor aborrece el mal; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el hablar perverso.
14 Son míos el consejo y el sentido común; son míos el entendimiento y el poder. 15 Por mí reinan los reyes y los gobernantes dictan leyes justas. 16 Por mí gobiernan los príncipes y los nobles dictan leyes justas. 17 Amo al que me ama, y los que me buscan, sin duda me hallarán. 18 Tengo riquezas, honra, bienes y prosperidad para repartir. 19 Lo que yo doy es mejor que el oro más fino; mi salario es mejor que la plata refinada. 20 Yo voy por el camino de la rectitud, por las sendas de la justicia. 21 A los que me aman los enriquezco y lleno sus arcas de tesoros. 22 El Señor me creó antes que empezara su creación, antes que a ninguna de sus obras. 23 Me formó desde los primeros tiempos, al principio, antes que formara la tierra. 24 Nací antes que fueran creados los grandes mares, antes que surgieran los manantiales de abundantes aguas, 25 antes que los montes y las colinas fueran formados, yo ya había nacido, 26 antes que Dios creara la tierra y sus campos y el polvo con el que hizo el mundo.
27 Yo estaba allí cuando Dios estableció la bóveda celeste y trazó el horizonte sobre las aguas. 28 Yo estaba allí cuando estableció las nubes en los cielos y reforzó las fuentes en las profundidades de los mares. 29 Yo estaba allí cuando Dios puso límite a los mares y les mandó no salirse de sus bordes, 30 yo estaba allí, a su lado. Yo era su continua alegría, disfrutaba estar siempre en su presencia; 31 me alegraba en el mundo que el Señor creó; ¡me gozaba en la humanidad! 32 Y ahora, hijos míos, escúchenme: dichosos los que van por mis caminos.
33 Escuchen mi consejo, y sean sabios; no lo rechacen. 34 ¡Dichoso el hombre que me escucha, que me espera día tras día atentamente a las puertas de mi casa! 35 El que me encuentra, halla la vida y recibe la aprobación del Señor. 36 Pero el que me rechaza, se hace daño a sí mismo; el que me aborrece ama la muerte.
Invitación de la sabiduría y de la necedad
9 La sabiduría ha construido su casa con siete columnas. 2 Ha preparado un banquete, mezcló los vinos y puso la mesa. 3 Ha enviado a sus criadas a lo más alto de la ciudad para que griten: 4 ¡Vengan conmigo los inexpertos! —les dice a los faltos de juicio—. 5 Vengan a mi banquete y beban los vinos que he mezclado. 6 Abandonen su necedad y vivirán; aprendan a ser sabios!
7 Si corriges al burlón sólo conseguirás que te insulte; si corriges al malvado sólo conseguirás que te lastime. 8 No corrijas al burlón pues terminará odiándote; corrige al sabio, y te amará. 9 Enseña al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aprenderá más. 10 Lo primero que hay que hacer para adquirir sabiduría es honrar al Señor; conocer al Santo es tener inteligencia. 11 La sabiduría aumentará tus días y añadirá años a tu vida. 12 Si eres sabio, tu recompensa será la sabiduría; si eres desvergonzado, tú serás el único que sufra.
13 La mujer necia es escandalosa; es ignorante y ni siquiera lo sabe. 14 Se sienta a la puerta de su casa, en lo más alto de la ciudad, 15 llama a los que pasan por allí, a los que andan por el buen camino. 16 ¡Vengan conmigo los inexpertos! —les dice a los faltos de juicio—. 17 El agua robada es más refrescante; y el pan que se come a escondidas sabe mejor! 18 Pero ellos no se dan cuenta que allí está la muerte, y que sus invitados ahora están en el fondo de la fosa.
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